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Sakura se encontraba hablando con Madame pomfrey cuando recibió una punzada enorme, un pequeño gemido de dolor brotó de sus labios.

— ¿¡Sakura!? ¿Que tienes? ¿Que sucede? — le pregunto Madame pomfrey un poco asustada, ella la miró mientras su respiración volvía a la normalidad, miró su listón las líneas doradas ya no estaban.

Estoy... — se interrumpió ella misma para poder detener la amenaza de lágrimas — Estoy bien... solo es un pequeño dolor en el pecho... no es nada para preocupar

— ¿Estas segura querida? — Sakura le dio una pequeña sonrisa como pudo y asiojñuu

Estoy segura, gracias

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Yacía bocabajo, escuchando el silencio. Estaba absolutamente solo.
Nadie lo estaba mirando. Nadie más estaba allí. No estaba completamente seguro de que él mismo estuviera allí.  Bastante tiempo después, o quizá en ese mismo instante, le vino el pensamiento de que debía de existir, debía de ser más que un pensamiento incorpóreo, ya que estaba tendido, definitivamente tendido sobre alguna superficie. Por tanto tenía el sentido del tacto, y la cosa contra la que estaba tendido también existía.

Casi en el momento en que llegó a esa conclusión, Harry se dio cuenta de
que estaba desnudo. Convencido como estaba de su total aislamiento, esto no le preocupó, pero sí le intrigó levemente. Si bien podía sentir, se preguntó si también podría ver.

Abriéndolos, descubrió que tenía ojos. Yacía en medio de una brillante neblina, aunque no era como las otras neblinas que siempre había experimentado. Los alrededores no estaban ocultos por vapor nublado; más bien el vapor nublado no se había formado a su alrededor.

El suelo en el que estaba echado parecía ser blanco, ni caliente ni frío, simplemente así, un espacio liso y blanco en el que estar. Se sentó. Su cuerpo parecía indemne. Se tocó la cara. Ya no llevaba las gafas puestas.

Entonces un ruido le llegó a través de la nada uniforme que le rodeaba: los
pequeños y suaves golpeteos de algo que aleteaba, se sacudía y luchaba. Era un sonido lastimoso, pero también ligeramente indecente. Tenía la incómoda sensación de que estaba escuchando algo vergonzoso y furtivo.
Por primera vez, deseó estar vestido.
Casi al instante de formarse el deseo en su mente, unas túnicas aparecieron a corta distancia. Las cogió y se las puso. Eran suaves, limpias, y cálidas. Era extraordinario cómo simplemente habían aparecido así, en el momento en que las quería…

Se puso en pie mirando alrededor. ¿Estaba en alguna gran Sala de los Menesteres? Cuanto más lejos miraba, mas se veía. Un gran techo abovedado de cristal brillaba en lo alto bajo la luz del sol. Tal vez era un palacio. Todo estaba silencioso y quieto, exceptuando esos extraños golpeteos y sonidos gimoteantes que salían de algún lugar cercano, en la neblina…

Harry se giró lentamente, y los alrededores parecieron inventarse a si mismos ante sus ojos. Un gran espacio abierto, brillante y limpio, una grandiosa sala mucho más grande que el Gran Comedor, con ese límpido techo abovedado de cristal. Estaba bastante vacío. Era la única persona allí, excepto por…

Retrocedió. Había localizado la cosa que estaba haciendo los ruidos. Tenía la forma de un niño pequeño desnudo, arrebujado en el suelo, con la piel ajada y áspera, despellejada. Estaba temblando bajo el asiento donde había sido abandonado, no deseado, escondido fuera de vista, luchando por respirar.

Sintió miedo de él. Aunque era pequeño y frágil y estaba herido, no quería acercarse a él. Sin embargo, se fue acercando lentamente, listo para saltar hacia atrás en cualquier momento. Pronto estuvo lo suficientemente cerca para tocarlo, pero no fue capaz de hacerlo. Se sintió como un cobarde. Debería reconfortarlo, pero le causaba repulsión.

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