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Sakura parpadeó varias veces, se encontraba en una habitación que claramente reconocía. Reprimió un chillido se sorpresa, cerró los ojos y  rápidamente hizo sellos con las manos.

Kai — cuando los abrió aún seguia en el cuarto de Ginny. — Que clase de genjutsu es este — recorrió la habitación con la vista, estaba oscuro, aún era de noche y la luz de la luna no ayudaba mucho, sacó su varita de la manga. — Lumus — empezó a recorrer mejor. Vio en el suelo aquel pergamino que le había regalado a Harry. — holy shit... — escaneo mejor el pergamino y sin dudas era el que le había dado a su amigo. Sus ojos se abrieron, en par en par. Busco firmas de chakra en la casa. Lagrimas comenzaron a caer sobre su rostro. — En verdad estoy de vuelta... — Salio de la habitación de Ginny, silenciosamente, intentando hacer el menor ruido posible, ganas de ir corriendo hacia la cuarto de los gemelos no le faltaban. Pero se decidió por otra cosa. Bajo hasta la sala, y vio las decoraciones navideñas, sonrió y luego fue a la cocina, para ver si había todo lo que necesitaba. Miro la hora, recién eran las 2 de la madrugada. Sabia que la señora Weasley recién se levantaría a las 0700hs ya que le gustaba tener todo preparado.

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Harry, — murmuró Hermione. — ¿Te sientes... bien?

— mintió. Estaba en la tienda de campaña, tendido sobre una de
las literas inferiores bajo un montón de mantas. Supo que estaba amaneciendo por la quietud y la calidad fresca y uniforme de la luz más allá del techo de lona. Estaba empapado en sudor, podía sentirlo en las sábanas y mantas. — Escapamos.

— Sí — dijo Hermione

— ¿Cuánto hace que salimos?

— Han pasado horas. Es casi de día.

No deberíamos haber ido al Valle de Godric. Es culpa mía. Todo es culpa mía, Hermione. Lo siento.

No es culpa tuya. Yo también quería ir. Realmente creí que Dumbledore podía haber dejado la espada allí para ti.

Si, pues bueno… nos equivocamos en eso, ¿no?

— ¿Qué sucedió, Harry? ¿Qué sucedió cuándo ella te llevó arriba? ¿Estaba la serpiente escondida en alguna parte?
¿Simplemente apareció y la mató y te atacó?

No — dijo — Ella era la serpiente… o la serpiente era ella — Cerró los ojos. Todavía olía la casa de Bathilda en él. Eso hacía vívido todo ese horror. — Bathilda debe llevar muerta algún tiempo. La serpiente estaba… estaba dentro de ella. Quien-Tu-Ya-Sabes la dejó allí, en el Valle de Godric, a esperar. Tenías razón. Sabía que volvería. Se suponía que no tenía que matarme, sólo mantenerme allí hasta que Quien-tu-ya-sabes llegara. Si al menos hubiera logrado matar a la serpiente, entonces habría valido la pena, todo…— Con el corazón dolorido, se sentó erguido y apartó las mantas.

No Harry. ¡Estoy segura de que debes descansar!

— Tú eres la que necesita dormir. Sin ofender, pero estás horrible. Estoy bien. Me quedaré de guardia un rato.
¿Dónde esta mi varita? — Ella no contestó, simplemente le miraba.
— ¿Dónde está mi varita, Hermione? —Hermione se mordió el labio, y sus ojos se inundaron de lágrimas

Harry...

— ¿Dónde esta mi varita? — La vio extender el brazo hacia abajo por un lado de la cama y se la ofreció. La varita de acebo y fénix estaban casi partida en dos. Una frágil hebra de pluma del fénix mantenía unidos
ambos pedazos.

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