Capítulo 3.

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Madeleine Hannover.

28 de agosto, 2017.

Y aquí estaba otra vez.

Ordenando una vez más mis maletas para simplemente irme de Chicago y regresar a Londres.

No estaba lista, pero creo que nunca lo estaré, así que eso no es de real importancia.

Cierro mis ojos cuando tomo mi antiguo cuaderno de dibujos y lo abro sintiendo mi corazón latir con fuerza cuando se abre en uno de dibujos que tengo de Asher.

Es el segundo que dibujaba de él, también era un regalo para él.

Ya vemos como acabaron las cosas, así que lo conserve.

Nunca lo había visto otra vez, hasta ahora.

Cierro el cuaderno y lo empaco en la ultima maleta que me quedaba por arreglar. Recorro mis ojos por mi habitación para asegurarme de que no he dejado nada.

Me iba hoy en unas horas más para poder llegar al departamento y ordenar todo lo que debía, antes de que papá, Maggie y Joe llegaran a Londres para pasar tiempo conmigo antes de que comiencen mis clases.

Alguien toca mi puerta.

–Adelante – murmuro.

–Solo quería asegurarme de que todo este en orden – dice Maggie entrando.

Me volteo a darle una pequeña sonrisa.

–Bueno... mis maletas si están en orden y sabemos que deje muchas cosas en Londres, así que solo hay ropa en mis maletas – me encojo de hombros.

Maggie se sienta en mi cama y comienza a doblar ropa para colocarla en mi maleta.

–Sabes que ninguno de nosotros te esta obligando a ir a Londres – susurra mirándome. –Por mucho que tu padre diga que esta feliz e incluso esa extraña emoción que tiene, él no quiere que te vayas, te va a extrañar demasiado.

Aprieto mis labios.

–Lo sé, pero quiero ir – aseguro. –No volvería si realmente no lo deseara – susurro. –Es solo que... tengo miedo, Maggie – me siento junto a ella.

Maggie suspira y toma mis manos.

–Necesito que seas sincera conmigo y si creo lo que estoy pensando, lamento no haber hecho algo antes – murmura.

La miro confundida.

–¿Él... te hizo algo? – pregunta.

Niego con rapidez y siento que Maggie se siente algo aliviada por mi respuesta.

–No... Asher no me hizo nada – susurro. –Yo fui quien le rompió el corazón – mis ojos se llenan de lágrimas.

–¿Por qué? ¿Qué paso? ¿Qué nos estás ocultando? – pregunta.

–Ya sabes porque, Maggie – aclaro mi garganta. –No quería que lo dejara todo por mí y luego se arrepintiera de hacerlo – suspiro.

–¿Lo hablaste con él o solo tomaste una decisión por ambos?

Aprieto mis labios y ella suspira entendiendo mi respuesta.

–No debes de temer – me sonríe y aprieta mi hombro. –Todo estará bien, nadie importa más que tu – arregla mi cabello.

Sorbo mi nariz y la abrazo enrollando mis brazos alrededor de su cuello.

–Gracias por ser una madre para mí – susurro.

Ella suelta un jadeo, es la primera vez que le digo que la considero una madre.

Que la considero mi madre.

La reconquista del príncipe [#2] NUEVA EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora