Capítulo 20.

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21 de enero, 2018.

–¿Qué es lo que quieres hacer exactamente? – pregunta el abogado frente a mí.

Me encojo de hombros.

–Quiero ayudarlas... que tengan una buena vida, esa niña saldrá cuando tengo 18 años y no sabrá que hacer con su vida ¿Quién me asegura que no tomara malos pasos? Tiene una hermana a la que quiere, pero no sabe cómo ayudar... y yo quiero ayudarlas – murmuro.

Él asiente.

–Puedes hablar con ella y volverte su tutora o algo así, no es necesario que las lleves a vivir contigo, las podrás sacar a pasear contigo... cuando ella cumpla sus 18 años puedes ofrecerle tu ayuda, pero eso ya queda solo como un acuerdo entre ustedes... con la niña es más difícil – responde.

–¿Por qué?

–Porque su hermana no podrá sacarla de ese orfanato hasta que servicios sociales se asegure que tiene una vida estable y limpia... o alguien la adopte.

Yo asiento.

–Hablare con ella, muchas gracias – le digo al abogado.

Él asiente y yo me volteo a para salir de su oficina.

–Seyfried está enfermo – suelta.

Mi mano queda suspendida en el aire hacia la puerta.

¿Qué...?

Lentamente me volteo con la confusión y curiosidad recorriendo cada lugar de mi cuerpo.

–¿Qué?

–Está enfermo... él va a morir – murmura mirándome fijamente.

–¿Por qué me estás diciendo esto? – pregunto confundida.

–Porque su esposa está pidiendo una petición para que lo dejen con arresto domiciliario – suelta después de un rato.

Puedo sentir mi cuerpo tensarse por completo, mis manos se cierran en puños y mi respiración se agita un poco.

No... no quiero que salga.

–Ese malnacido debe quedarse tras las rejas... ¿Cómo es posible que después de todo su esposa aun lo quiera? – musito enfadada.

–Debes calmarte, es muy difícil que la petición sea aceptada... pero en caso de que suceda trabajare en una orden de alejamiento dependiendo las condiciones. Existe la posibilidad de que ni siquiera pueda levantarse de una cama – dice.

Yo asiento y aprieto mis manos en puños.

–Espero que así sea – alego saliendo de la oficina.

Afuera me está esperando Jaden y Asher. Aprieto fuertemente mis labios, con las lágrimas picando mis ojos.

Asher y Jaden se miran confundidos antes de acercarse a mí. Rápidamente me tiro a los brazos de Asher inhalando su aroma para poder tranquilizarme.

–¿No puedes ayudarlas? – pregunta en un susurro.

Niego con mi cabeza.

–Si puedo... es solo que... están haciendo una petición para sacar a Seyfried de la cárcel – murmuro.

Los brazos de Asher se tensan.

–¿Qué? ¿Estás segura? – pregunta Jaden.

Me separo de Asher y vuelvo a asentir.

–Si, está enfermo... y su esposa pide que lo condenen a arresto domiciliario – murmuro.

–No pueden hacer eso ¿Qué ocurre si quiere volver a atacarte? – pregunta Jaden.

La reconquista del príncipe [#2] NUEVA EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora