Aidan.
No sé cómo contarle lo que sucedió en Ibiza. Si empiezo diciéndole que me metí con una chica sin conocer su edad y, encima, porque quería olvidarme de lo que pasó entre nosotros, se enojará conmigo. Bueno, no sólo hará eso, me odiará, repudiará, o, peor, dejará de ser mi amiga. Me ignorará otra vez, y se alejará de mí para siempre.
Conozco a Zoé, mejor de lo que ella se conoce, y algo en mí me dice que la estoy agotando. Siento que si hago una cosa más, que la irrite o la moleste, dejará de ser mi Zoé y formará parte del mundo.
Así como Sophia dejó de serlo cuando me acosté con Miranda, sabiendo muy bien que le gustaba a mi amiga, que se había enamorado de mí.
Sabía que le gustaba, que me quería. Me mandaba indirectas a cada rato, todos los días de hecho; por eso, se me hizo más sencillo tirarme a Miranda en lugar de a Sophia. Era más fácil estar con alguien que no me soportara, que con alguien que me gustara; porque, así estaba asegurada mi despedida sin la clásica lágrima estándar.
Y ahora estaba pasando otra vez, sólo que, esta vez, era yo quien había caído antes en el amor. Y no podría estar más asustado.
– ¿Qué pasa? –me pregunta.
– Es que... –tartamudeo. Carajo, estoy nervioso–. Te tengo que contar algo.
– ¿Sí? ¿Qué pasa? –dijo, al dejar su celular de lado, y brindarme toda su atención.
Otras chicas no se apartarían del aparato como ella, es más, ni lo apagarían para iniciar una conversación. Pero debo de recordarme que Zoé es distinta, es la única mujer que deja de lado todo lo que quiere para estar conmigo; y eso, en cierto punto, no me gusta. No debería estar al pendiente de mí, no tanto como para hacerse a un lado. Y ese era el problema con Zoé, se preocupaba más por lo que pensaban los demás, que por lo que pensara ella misma. Y no es así como debería ser.
A propósito, ¿con quién se estaba mensajeando? Tenía una sonrisa de oreja a oreja cuando la interrumpí.
– ¿Aidan? ¿Qué pasa? –vuelve a preguntar. Ella, a diferencia de mí, sí tiene paciencia para aguardar una respuesta.
– ¿Quién te escribió?
Se le hinchan los ojos.
– ¿Cómo?
– Es que antes estabas recibiendo muchos WhatsApp. ¿Con quién texteabas? –le pregunto.
Mira el celular con escrutinio, y a mí, con una ceja en lo alto.
– ¿Eso era lo que me querías decir? –se ríe.
– No... Bueno, sí y no.
Mierda. No quiero admitir que temo su reacción, porque si dejo que se me suba a la cabeza, estaré perdido.
– Entonces, ¿qué es?
Y justo cuando voy a confesarle todo, absolutamente todo, el molesto tono que tengo reservado para llamadas no deseadas, se manifiesta en el aire.
La cara que pone Zoé, hace que valga la pena soportar a medio mundo.
– ¿Esa es Miley?
– Ah... Sí.
– ¿Qué canción es?, suena destructivo.
De eso se trata.
Me rio, porque en efecto, suena destructivo. Pero he de admitir que me gusta que esté loca. Me recuerda a alguien que conocí en primer grado.
– Déjame ver quién es.
La última persona que me molestó fue mi padre. Me pregunto si habrá pensando en una respuesta, para el peyorativo comentario que le lancé cuando discutimos.
– Claro, y después me cuentas por qué estás tan raro.
– Ajá –le pongo los ojos en blanco con aire bromista, y ella se ríe.
Miro el nombre en la pantalla, y la sonrisa no tarda en desaparecer.
– Carajo –mascullo.
– ¿Quién te marca? ¿Alguna ex chica furiosa?
Le muestro el dedo del corazón, y ella no duda en responderme.
Ay, Zoé, ni te imaginas.
– Ahora vuelvo –digo, antes de que pueda hacer o decir cualquier cosa que me impida moverme.
Me levanto del sofá, y camino hasta detenerme en el pasillo, en donde estoy seguro de que no podrá oírme.
La verdad tendrá que esperar. Ahora no es seguro decirle a Zoé lo que pasó.
Quiero ser sincero con ella, contarle lo de Miranda, Sophia y Maddy, en especial, lo de Maddy. Decirle en dónde estuve el primer mes de las vacaciones, y el por qué de mi desaparición durante dos meses en Ibiza. Pero, también sobre los sueños que tuve, y las cosas que dije mientras imaginaba que ella estaba a mi lado en lugar de Maddy.
Sé que me ganaré una buena pelea. Porque así es ella, no me dejará con la última palabra en la boca. Pero, aun así, voy a arriesgarme. Claro, antes tengo que atender esta llamada y esperar que la zorra al otro lado de la línea no desespere mi cólera.
– ¿Qué quieres Maddy?
ESTÁS LEYENDO
Equivocada Decisión ✔️ [Parte 1]
Teen FictionAidan y Zoé son mejores amigos desde el primer grado. Hacen todo juntos: estudian juntos, bailan juntos, comen juntos, lloran, discuten, se acuestan... ¡UPS! Bueno, sólo pasó una vez, y fue unos meses antes de que Zoé conociera a... Jake; pero no el...