Zoé.
Lo abrazo.
Sí, de acuerdo.
Me rendí.Siento su beso, dulce y cálido en mi mejilla, cuando estoy a nada de soltarle una estupidez.
Te extrañé. Te quiero. Quiero sentirte como aquella noche hace tres meses.
Pero no... No debo, no puedo. No es correcto echarnos a perder por una decisión que no fortalecería nada, ni a nadie. Ni un poquito.
Tengo que ser fuerte.
Pero una vez más..., no puedo.
No sé qué me pasa últimamente, pero no soy capaz de pensar correctamente cuando estoy a su lado.
Yo también lo beso, pero no en la mejilla. Le doy un beso, un sólido y fortalecedor beso en los labios cargado de deseo y cosas..., sin sentido o razón que tengan que ver con el momento o las palabras. Hablando de palabras, no nos hemos dirigido la palabra, no hemos tenido una conversación decente desde que llegó, pero no me importa. Y no importa porque a veces un abrazo, o un beso, es más valioso que las mismas palabras.
Las palabras no valen un centavo si no transmiten un sentimiento.
Y quizás... estemos descubriendo eso que, escasas y afortunadas personas conocen demasiado tarde. Quizás esto sea más que un simple: <<te quiero>> o <<te extraño>>. Éstas son más que palabras; puede que esto sea lo que necesitábamos.
Cuando nuestros labios dejan de tocarse, le tomo la cara entre las manos, y éste, me sonríe con pereza y algo de angustia. Se encoge de hombros, y se ríe con un nudo en la garganta. No me había dado cuenta de que yo también estaba riendo en llantos.
Aidan es muy sensible. Se comporta como un bonachón simétrico con aires de superioridad, y parece que tiene todo bajo control, pero no es de esa forma. En el fondo, muy en él, es más de lo que él cree. Por eso lo amo. Porque quiera o no, Aidan es la parte pequeñísima de mí que me hace ser quien soy. No lo había descubierto hasta ese día, el día en que le entregué más que mi cuerpo, más que sentimientos.
Es mi mejor amigo. Lo conozco mejor de lo que él llegará a conocerse. Es el único hombre que consigue cuestionar todo lo que creo sólo con ponerse de frente.
Le sonrío. Lo beso en la mejilla, en la frente, en la nariz, en los costados de su cara y mentón. Dejo un rastro de tiernos y afectuosos besos en toda su cara; incluidos sus ojos, cerrados y liberando esas lágrimas que, me provocan mariposas en el estómago.
– Lo siento –dice. Hay algo en su voz, algo que me gusta, pero al mismo tiempo, me conmueve.
– Lo sé...
Derrama más de esas preciadas lágrimas cargadas de verdadera belleza.
– No quería hacerte daño –se le rompe la voz.
– Lo sé...
– Y no estuvo nada bien lo que dije –llora–. Lo lamento...
No digo nada.
Asiento.
Lo atraigo hacia mí, y entierro la cabeza en su pecho. Me da un beso en la cabeza, y otro más en la frente. Lo veo. Es muy alto. Le guiño un ojo, y él sonríe. Levanto las cejas, coqueta, pero sin sobrepasar ninguna línea, y, vuelve a sonreír, pero con más felicidad que la de antes. Juego con mis labios, al poner boquita de pescado, frunzo la boca, y la muevo de un lado a otro mientras le hago mil caras. Y Aidan estalla en risas. Pega su frente con la mía, y me acaricia las mejillas con las yemas de sus pulgares.
Suspiro.
Y... así de fácil... Volvemos a ser los de antes.
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Equivocada Decisión ✔️ [Parte 1]
Fiksi RemajaAidan y Zoé son mejores amigos desde el primer grado. Hacen todo juntos: estudian juntos, bailan juntos, comen juntos, lloran, discuten, se acuestan... ¡UPS! Bueno, sólo pasó una vez, y fue unos meses antes de que Zoé conociera a... Jake; pero no el...