Zoé.
No sé por qué las miradas aminoran al verme bajo el brazo de Aidan; debe ser por su presencia en la escuela, vuelve a ser el centro de atención.
O sea: el universo.Como dije: Aidan es el sol; y vaya que se puso como un adonis en su estadía en Ibiza. Bueno, ya era un adonis; pero todos esos rasgos latentes para el resto de esta escuela, estaban remarcados y subidos de tono con ayuda de su altura y bronceado. Benditas sean las Islas de Ibiza, hasta me están entrando ganas de ir. Me recuerdo a mí misma, que debo preguntarle cómo estuvo y por qué decidió regresar antes de lo previsto. Según él, estaría por tiempo indefinido.
– Aidan. –Nos saludan unas cuantas chicas de bufandas rosas, cuando pasan por nuestro lado. Tienen casi la misma complexión que Carol.
– Aidan, mi amigo –dicen los chicos del club Zeta. (Surf de primera), como me gusta llamarlos.Corresponde a sus sonrisas y saludos con otros. Algunos de los chicos Zeta me inspeccionan de arriba abajo, sin creerse que sea Zoé Mendoza: la chica de suéteres lanudos; y al igual que el resto, también quedan suspensivos por el color de mis ojos. Nos alejamos de ellos.
Más bien: Aidan me aleja de ellos. Sigo estando bajo su brazo.– Vaya, parece que vuelves a ser Don popular –bromeo con él. Sé que le molesta ser llamado así, y más, si la persona que lo hace sea yo.
Tal vez, por eso no obtengo la reacción que pretendo de su parte. Lo único que me dedica es un intento de sonrisa, y una mirada seca; ésta no es la primera impresión que buscaba. Ahora que lo pienso, Aidan no me ha dirigido la palabra desde que me vio. Tuvimos una conversación telepática, pero sin ninguna sílaba intercambiada. ¿Qué le pasa?, ¿es por su estadía en Ibiza? Temo preguntarle lo qué le ocurre.
– Aidan... –musito su nombre.
Me mira.Y justo cuando estoy a punto de preguntarle qué le está pasando, recordarle que acordamos no portarnos como extraños cuando se fue... Una muchacha, más alta que yo (y rubia), de bonitas facciones, y estilo hipnótico se nos acerca.
Bueno, más bien, a él.– Aidan James Hugh –dijo Sophia, una antigua amiga de él.
– Hola.
– Oh, carajo, qué alto te has puesto –dice, con ese acento británico que tanto les gusta a los chicos del fútbol.
– Y tú, qué guapa.Y se sonríen. Y ella se ríe, bueno, su risa no es chillona o cacareadora como la de Heather o Allison; es más, diría que su risa es suave y sin segundas intenciones.
– No has cambiado en nada, Aidan.
Los ojos grises de Sophia, se posan en mí. Sus cejas perfectas y depiladas, me dan la impresión de que no esperaba verme metida en estos shorts.
– Y, Zoé Mendoza ¿en verdad eres tú?
– Así es.
– ¡Oh, por Dios! –chilla, como si fuese la noticia del siglo–. ¡Qué sexi!
– Gracias –respondo, en un tono que jamás pensé que ocuparía.Aidan nos mira como si estuviéramos hablando idioma extraterrestre.
Lo siento, galán, pero sólo chicas.Me agrada Sophia, siempre se ha portado bien conmigo. Antes de mí, Aidan y Sophia iban a todas partes, y solían hacerlo todo juntos (como nosotros lo hacemos ahora). Pero dejaron de reunirse o hablarse como confidentes. Y cuando terminé de mudarme, Aidan sólo tenía tiempo para mí.
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Equivocada Decisión ✔️ [Parte 1]
Teen FictionAidan y Zoé son mejores amigos desde el primer grado. Hacen todo juntos: estudian juntos, bailan juntos, comen juntos, lloran, discuten, se acuestan... ¡UPS! Bueno, sólo pasó una vez, y fue unos meses antes de que Zoé conociera a... Jake; pero no el...