Capítulo 38

16 2 0
                                    

Zoé.

Apesto a algo, estoy segura de ello. No sé qué es, pero el aroma persiste sin importar con cuánta efusividad talle mis brazos y pecho con el jabón que vierten en los dispensadores del baño. Me alegra haber traído mi perfume. He pasado la última media hora bañándome con mi perfume de vainilla. Nunca pensé que sería una de esas chicas que lleva desodorante o perfumes en su bolso de mano..., pero aquí estamos.

Me quité la blusa y la chaqueta para lavarme sin problema. Juro que ese maldito imberbe me pegó la peste. Todavía huelo a él. Qué puto asco. Obvio no podía ir así a Física, sino tremendo ridículo haría hecho apestando a nicotina y... ¿marihuana? No sé qué diablos es lo que huele mi vida ahora. Hasta el lápiz labial me tuve que quitar. Mis labios no se sentían míos, no después de que ese idiota haya fijado sus ojos en ellos.

Salgo del baño, y noto algunas miradas extrañas en mí; espero que no sea porque me veo como la bruja del 71 con este aspecto. Aunque sé que todos me miran, no voy con la cabeza baja, sino con los ojos fijos hacia adelante.

Entro a Física.

Desgracia número 2 del día de hoy: Aidan está sentado en nuestra metálica mesa de Laboratorio.

Me lleva el...

– Hola, Zoey –me llama un tipo que no conozco–. ¿Te sientas con nosotros?

Okey, 2 strike del día: ¿Qué rayos pasa con este sujeto?

Y lo que es peor, ni lo conozco, o a los otros dos que me están saludando. ¿Por qué la gente actúa como si me conociera? Es raro.

Y lo que es aún peor, dijo mal mi nombre. Okey, pero eso decido ignorarlo porque no voy a ponerme a discutir con alguien a quien de seguro no le importa mi opinión.

Pongo mi mejor cara, esa que Aidan me enseñó a poner cuando me están colmando la paciencia, y le respondo al sujeto.

– No, gracias... Daniel. –Creo que ese es su nombre–. Ya tengo un compañero.

– Avísame si cambias de opinión.

Hago un avistamiento con la mano, pero sin condescender un amable "claro", como una colegiala tonta.

La mala noticia: Aidan percata mi presencia en el salón –al igual que todos los hombres con hormonas a flor de piel–.

Nuestros ojos se encuentran. Sostiene esa mirada de príncipe de ensueño que tanto me gusta..., pero la retira al cabo de cinco segundos, sustituyéndola por una cara de hastío y desprecio.

Auch.

Hace lo que menos esperé que hiciera mi ex mejor amigo y ferviente enamorado: le pide a una chica que ni conozco –y de seguro él tampoco– que se siente con él, y justo enfrente de mis narices.

Muy bien, eso podría calificarse como el 3 strike de mi día.

Pero... lo que rompe la condenada campana de la feria, es lo que hace después con esta copia de Barbie.

Oh, no... No, por favor. Debí imaginar que esto pasaría en cuanto le diese la espalda, y le confesara que siempre estuve enamorada de él.

Equivocada Decisión ✔️ [Parte 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora