Max
Acomodé el cuello de mi camisa antes de descender del vehículo, siendo un sábado a la noche, el centro de la ciudad se encontraba repleto, y con suerte pude encontrar estacionamiento.
Caminé hasta la entrada del bar, donde una mujer de delantal y camisa blanca esperaba sonrientemente.
-Buenas noches, señor Van Hannover, y bienvenido a Santos. El señor Fernsby lo está esperando en las butacas de la barra, ¿desea que lo guie? – pregunta la mesera que esta en el recibidor.
-No hace falta, gracias. – le sonrío amablemente antes de echarme a caminar al mismo sitio donde Cort se sienta cada vez que vamos a ese bar.
Ya desde hace algunos meses atrás, cuando el bar se puso de moda, Cort había proclamado a las altas butacas individuales como nuestras. Estas están posicionadas junto a la larga y circular barra de tragos, donde un barman los hace del otro lado.
-Si tardas tanto tiempo al menos espero que te vengas con brillos o maquillado.
Sonrío y extiendo mi brazo para hacer el mismo saludo que mi amigo y yo realizamos hace añares.
-¿Qué me cuentas? – pregunto mientras tomo asiento en el taburete a su lado.
-Nada muy interesante, bastante deprimente para ser un sábado. – bromea - ¿Qué hay de ti? ¿ya estas que caminas por los techos sin Annita?
Ruedo los ojos antes de indicarle al mesero la orden.
-No estoy por enloquecerme porque ella no esté un par de días. Estoy y estaré absolutamente bien sin ella. – me encojo de hombros.
-¿Ah sí? – vuelvo a mirar a mi amigo - ¿también la dejaste ir sin berrinches?
-Así es - aseguro – no soy un niño necesitado. Es un viaje importante para ella, no es como que iba a retenerla o pedirle que se quedará conmigo.
-¿Seguro? – Cort me estaba escaneando con la jodida mirada verde que poseia.
-Como nunca. – le doy un sorbo a mi copa de vino, el cual ya había pedido Cort con anterioridad – además, nosotros no somos nada. Puedo ir y tirarme a la que quiera, si así lo deseo.
-¿O sea que son amigos? – levanta una ceja y yo asiento de mala gana – Y como son amigos, yo puedo invitarla a salir en su regreso, ¿verdad?
-Haz lo que quieras.
-Está bien. – murmura antes de sacar su teléfono de uno de sus bolsillos.
Los siguientes segundos lo observo desbloquearlo, y cuando veo que busca el contacto de Anna en sus mensajes, pierdo los estribos.
Le quito el celular de las manos y con poca delicadeza lo estrello contra la barra, dejando la pantalla hacia abajo.
Mi humor cambio automáticamente, y Cort solo rompe a reír.
-Así que amigos, ¿eh? – y continúa riendo.
-Dudo de que quieras estar entre sus piernas, ya que yo ya estuve allí y ese lugar me pertenece.
-Posesivo. – se mofa y yo me encojo de hombros. – solo bromeaba para provocarte, Anna no es mi tipo.
-¿Entonces quien si es tu tipo?
Cort se remueve en su lugar, y al darse cuenta de que lo noto tensa los hombros.
-Pues Anna no. – sonríe – Entonces, ¿ella solo se va, tu te quedas, y ambos pueden estar con otras personas?
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Efímeros // COMPLETA.
Teen Fiction#E.I.1 Mas de cuarenta millones de latinoamericanos migran a países del primer mundo. Pero ¿quiénes son estos migrantes? Son viajeros, nómades, valientes, errantes y ambulantes. Su lugar en el mundo está en todos y en ningún lado al mismo tiempo...