Capítulo 54

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Max

Acomodé el cuello de mi camisa antes de descender del vehículo, siendo un sábado a la noche, el centro de la ciudad se encontraba repleto, y con suerte pude encontrar estacionamiento.

Caminé hasta la entrada del bar, donde una mujer de delantal y camisa blanca esperaba sonrientemente.

-Buenas noches, señor Van Hannover, y bienvenido a Santos. El señor Fernsby lo está esperando en las butacas de la barra, ¿desea que lo guie? – pregunta la mesera que esta en el recibidor.

-No hace falta, gracias. – le sonrío amablemente antes de echarme a caminar al mismo sitio donde Cort se sienta cada vez que vamos a ese bar.

Ya desde hace algunos meses atrás, cuando el bar se puso de moda, Cort había proclamado a las altas butacas individuales como nuestras. Estas están posicionadas junto a la larga y circular barra de tragos, donde un barman los hace del otro lado.

-Si tardas tanto tiempo al menos espero que te vengas con brillos o maquillado.

Sonrío y extiendo mi brazo para hacer el mismo saludo que mi amigo y yo realizamos hace añares.

-¿Qué me cuentas? – pregunto mientras tomo asiento en el taburete a su lado.

-Nada muy interesante, bastante deprimente para ser un sábado. – bromea - ¿Qué hay de ti? ¿ya estas que caminas por los techos sin Annita?

Ruedo los ojos antes de indicarle al mesero la orden.

-No estoy por enloquecerme porque ella no esté un par de días. Estoy y estaré absolutamente bien sin ella. – me encojo de hombros.

-¿Ah sí? – vuelvo a mirar a mi amigo - ¿también la dejaste ir sin berrinches?

-Así es - aseguro – no soy un niño necesitado. Es un viaje importante para ella, no es como que iba a retenerla o pedirle que se quedará conmigo.

-¿Seguro? – Cort me estaba escaneando con la jodida mirada verde que poseia.

-Como nunca. – le doy un sorbo a mi copa de vino, el cual ya había pedido Cort con anterioridad – además, nosotros no somos nada. Puedo ir y tirarme a la que quiera, si así lo deseo.

-¿O sea que son amigos? – levanta una ceja y yo asiento de mala gana – Y como son amigos, yo puedo invitarla a salir en su regreso, ¿verdad?

-Haz lo que quieras.

-Está bien. – murmura antes de sacar su teléfono de uno de sus bolsillos.

Los siguientes segundos lo observo desbloquearlo, y cuando veo que busca el contacto de Anna en sus mensajes, pierdo los estribos.

Le quito el celular de las manos y con poca delicadeza lo estrello contra la barra, dejando la pantalla hacia abajo.

Mi humor cambio automáticamente, y Cort solo rompe a reír.

-Así que amigos, ¿eh? – y continúa riendo.

-Dudo de que quieras estar entre sus piernas, ya que yo ya estuve allí y ese lugar me pertenece.

-Posesivo. – se mofa y yo me encojo de hombros. – solo bromeaba para provocarte, Anna no es mi tipo.

-¿Entonces quien si es tu tipo?

Cort se remueve en su lugar, y al darse cuenta de que lo noto tensa los hombros.

-Pues Anna no. – sonríe – Entonces, ¿ella solo se va, tu te quedas, y ambos pueden estar con otras personas?

Efímeros // COMPLETA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora