Capítulo 23

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Anna

La noche del domingo fue intensa e incómoda. Raisa y Jayden eran dos polos apuestos, y como una vez me habían llamado, yo era el pegamento.

Solo que anoche el pegamento estaba físicamente allí pero su mente divagaba en otros universos.

Esta mañana en el desayuno Raisa se disculpó conmigo, y luego siguió maldiciendo a Jayden.

También, cuando estaba en el bus camino al trabajo recibí un mensaje de mi amigo. Decía:

"lo 100to"

Hola, Jayden, buenos días. ¿Cómo estás? Oh yo estoy mejor, aunque todavía me siento una estúpida increíble pero mejor, gracias. Que tengas buena mañana, nos vemos en el bar luego.

Por supuesto eso no paso, en su lugar textee un:

"no hay problema"

¿Quieren saber cómo sigue mi mañana?

Pues estoy a punto de bajarme del autobús, de hecho, este ya esta estacionado y con las puertas abiertas. Y afuera, donde es la parada de transporte público, se ve a un muy arreglado Max, esperando pacientemente.

¿Aun quieren saber?

Cuando me vió sonrió.

Y por Jesús que estaba segura de que mi cara de perros era muy notoria.

-Buenos días. – Max me recibió con dos besos en las mejillas.

-Hey

-¿Cómo estás?

-Bien, bien. ¿tu?

-Genial. – le di una leve sonrisa mientras comenzábamos a caminar en dirección al hotel.

Se preguntarán, ¿Por qué no lo trata mal, o porque no le dice lo que le pasa?

Aquí la respuesta, no sabría decir si estoy enojada, dolida, decepcionada o que rayos. Pero cual sea el sentimiento o estado de ánimo, no tenia derecho a estar allí.

¿Cómo podría reclamarle algo cuando nosotros no somos nada?

Así que intente ser mi mejor versión, olvidando momentáneamente aquel artículo.

La mejor versión de alguien que no durmió mas de cuatro horas, que cuando se entero de algo que no quería sus amigos comenzaron a pelearse, con ella como tema central, que ahora se dirige a un trabajo que no le gusta, con un jefe que quiere pasarse de la raya todo el tiempo, y sin poder hablar de lo que le estaba ocurriendo con nadie, porque todos tenían sus propias cosas o inconvenientes, y su única mejor amiga incondicional era un ser de cuatro patas que no hablaba.

Todo más que genial.

-¿Has dormido bien? Te ves agotada.

-Uhmm, mis amigos tuvieron una pequeña pelea hasta tarde, eso fue todo.

-Oh, pero estarán bien, ¿verdad? – preguntó. Sabia que me estaba mirando, pero yo mantenía la vista fija en el camino.

-Si, eso creo. Han tenido peores. – me encogí de hombros.

Gracias a dios y todos los santos de arriba, ya comenzaba a visualizar el hotel. Nos quedaba menos de una cuadra para terminar esta incomoda conversación y no verlo mas por el resto del día.

-Oye, ¿hacemos algo cuando termines tu turno?

-No creo poder, mi turno en el bar comienza a las siete y debo estar un rato antes.

Max no hizo ningún comentario, capaz lo tomo como que no quería verlo. Realmente no le di mucha importancia, estaba cansada y sin ganas de nada.

Efímeros // COMPLETA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora