Anna
-No bajes la defensa, los brazos arriba.
-Ya no aguanto. – chillo dejándome caer sobre el piso.
-Jamás vi a alguien con tan pésimo estado físico. – se mofa.
-Hay otras actividades con las que podemos mejorar mi rendimiento. – bailo las cejas y Max ríe.
Se ve interrumpido cuando su teléfono comienza a sonar. Extiende la mano a la mesa auxiliar y lo toma, apoyando su brazo en el saco de boxeo antes de atender la llamada.
-¿Qué hay Luke? – silencio – no lo sé, ahora estamos ocupados, pero no planeamos nada para el resto de la tarde. – silencio – genial, se lo diré. Hasta luego.
Intente hacerme la distraída, como si no hubiera escuchado la conversación, aunque para ser francos, estábamos en una sala los dos solos.
-Llamo Luke – informa – quieren ir esta tarde al Polk. – frunzo el ceño – es un club de playa, nada del otro mundo. Y como estamos en invierno quieren ir a las piscinas climatizadas, claro.
-¿Tú quieres ir?
-En realidad quiero pasar tiempo contigo, así que si tu quieres sí.
Viene a donde ahora estoy sentada, se acuclilla frente a mi y me planta un beso en los labios. Pensé mis opciones, me ponía algo nerviosa salir con sus amigos, per tampoco tenia algo mejor que hacer. Raisa tenía ánimos de peluquera, así que tomo a Isis como su juguete, y Natalie las recibió en su departamento, así que no había nadie en el mío.
-Pues... podríamos ir.
Max sonríe y me planta otro beso en los labios antes de levantarse de su lugar, tendiéndome la mano para que yo haga lo mismo.
-Genial, me cambio y te llevo a tu departamento para que hagas lo mismo.
-Claro.
En los siguientes minutos, mientras Max se cambiaba yo aproveche para darme una ducha rápida y quitarme el sudor de encima gracias a la clase de boxeo que tuvimos hace unos momentos. Aprovecho los últimos momentos antes de que Max este listo para recorrer el hermoso comedor, ahora decorado con un inmenso árbol verde, decorado de pies a cabeza por bolas de cristal, blancas y plateadas, además de las luces navideñas, claro.
Luego de la fiesta dormimos muchas horas, nos despertamos cerca del mediodía, donde un equipo de limpieza se adentraba al departamento para restaurarlo, almorzamos, nos ejercitamos y ahora estábamos terminando de tomar las ultimas cosas antes de irnos.
El trayecto en su auto fue cómodo, como siempre, escuchábamos la playlist que armamos juntos meses antes y Max tarareaba las letras de las canciones. Pero algo seguía flotando por el aire, algo que antes no estaba allí.
Supongo que tenía que ver con la confesión nocturna del chico a mi lado, o a mi falta de respuesta.
Afortunadamente, Max es todo un caballero y no volvió a tocar el tema, al menos no por ahora.
-Toma lo que quieras, estaré lista en unos minutos. – le aviso mientras abro la puerta, dejándonos pasar.
Max se deja caer en el sofá, con su teléfono en la mano, y yo aprovecho para ir a mi habitación.
Por suerte me había depilado hace un par de días, así que seguía intacta. Tome mi bikini favorita, de un estampado similar al mármol blanco, y con sostén en forma de pequeños triángulos, los cuales me dejan unas bubis perfectas.
Me asomo por el umbral de la puerta para que Max me mire, y en una mano formo un puño con el pulgar para abajo, y en la otra lo mismo, pero con el pulgar para arriba.
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Efímeros // COMPLETA.
Roman pour Adolescents#E.I.1 Mas de cuarenta millones de latinoamericanos migran a países del primer mundo. Pero ¿quiénes son estos migrantes? Son viajeros, nómades, valientes, errantes y ambulantes. Su lugar en el mundo está en todos y en ningún lado al mismo tiempo...