Anna
-¡Tú! Maldita niña insolente, ¿conseguiste lo que querías?
Eleonora, la madre de Max, se encontraba chillándome en aquel momento mientras me arrojaba un par de revistas.
El chismerío del día era claro, solo había pasado un día desde Halloween, y todos sabemos lo que sucedió esa madrugada.
*Flashback*
La música resonaba por los inmensos parlantes, haciendo que los vidrios de las ventanas temblasen.
La noche casi llegaba a su fin, y con ella todo lo vivido. Desde la foto grupal en un comienzo, los pasos de baile, los chupitos, las historias de Instagram, hasta el momento en el que conocí a un chico vestido de dálmata.
Fue bastante gracioso, ambos nos vimos al mismo tiempo y nos señalamos. Reímos y nos tomamos fotos, mientras que las personas que pasaban cerca reían.
Esa era la magia de Halloween, una noche en la que puedes ser quien quieras ser libremente, sin prejuicios ni miedos. Una noche para divertirte, reír y disfrutar sin preocupaciones, como si volviéramos a ser niños.
Actualmente Max me llevaba de la mano hasta el exterior de la casa, llevando la delantera, mientras mi cerebro borracho seguía bailando en el interior de mi cráneo.
Lo escuhé hablar con Raisa unos segundos, mientras me abría la puerta de su auto. Minutos luego, todos nos encontrábamos en la playa, viendo el amanecer.
Josh y Jayden se habían desaparecido en algún momento de la noche, Raisa y Natalie estaban a nuestro lado, pero a la vez alejadas, susurrándose cosas y riendo, Max se encontraba sentado en una especie de barandal que rodeaba la playa, elevándolo un poco por encima del resto. Yo me encontraba parada entre sus piernas, ya que este me rodeaba con los brazos, y Cort estaba frente a nosotros, riendo de una estupidez que dije hace cinco segundos.
-Entonces, ¿acabo al minuto? – Cort volvió a partirse de la risa.
Asentí rápidamente mientras me cubría el rostro con ambas manos. No sé cómo, pero terminamos hablando de nuestras peores experiencias sexuales.
La ronca risa de Max resonó en mi oreja derecha, mientras que él apoyaba su mentón en el hueco de mi cuello, quitando las manos de mi rostro.
-¿Cómo haces para tener un orgasmo con alguien que dura un minuto en la cama?
-Pues no lo haces, lo finges. – me encogí de hombros.
-¿Y el chico no se dió cuenta? – insistió y yo negué con la cabeza.
-Comienza a preocuparme que sepas fingir orgasmos tan bien. – bromeo Max, haciendo que Cort vuelva a reír. - No lo hiciste conmigo, ¿cierto?
¿Fingir? Sus orgasmos me dejan más cerca de San Pedro que de la mismísima tierra. Creo que están sobrevalorando mis habilidades actorales, si cree que los finjo.
Estaba a punto de responder cuando un flash nos cegó momentáneamente.
Los tres volteamos a ver, pero ya era tarde, porque la menuda chica estaba a bastantes metros, corriendo de nosotros.
Max suspiro sonoramente y dejo caer su cabeza hacia atrás, y Cort tenía una extraña mueca en su rostro.
*Fin del flashback*
Tomé una de las revistas que me golpearon y las abrí en los primeros artículos. Lo primero que se veía eran tres fotos a color, pero desde la distancia.
En la primera se veía a Max sentado en el barandal, conmigo entre sus piernas, en aquel momento me estaba besando, así que mi rostro no se veía.
En la segunda foto tanto Max como Cort reían, y yo tenía las manos puestas sobre el rostro.
La tercer y ultima foto, estaba tomada desde un punto distinto. Nuevamente Max estaba sentado, yo recostada sobre su pecho, y Cort extrañamente cerca, con una mano levantada, casi llegando a mi muslo desnudo.
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Efímeros // COMPLETA.
Ficção Adolescente#E.I.1 Mas de cuarenta millones de latinoamericanos migran a países del primer mundo. Pero ¿quiénes son estos migrantes? Son viajeros, nómades, valientes, errantes y ambulantes. Su lugar en el mundo está en todos y en ningún lado al mismo tiempo...