Anna
-¿Tu madre siempre ha sido así? – pregunto mientras le doy una lamida a mi paleta.
-¿Así como?
Las manos de Max acariciaban mi cabello, aunque su vista seguía en la pantalla plana frente a nosotros.
Estábamos en su departamento, era miércoles y mi turno en el hotel ya había terminado, por lo tanto, tenía un par de horas antes que el turno en el bar comenzara.Estábamos en su enorme sofá, el sentado mirando la televisión, y yo recostada en su regazo mientras comía una paleta dulce.
-Sincericida – levante los ojos de mi paleta para observarlo, él había abandonado su programa para observarme con el ceño fruncido – es una mezcla entre sincera y homicida, se les dice así a las personas que no tienen filtro para decir las cosas.
Max sonrió.
-Pensé que dirías "una perra". Y si, desde que tengo memoria es así. No sé cómo lo hace, pero todo lo que se le viene a la cabeza, lo dice en voz alta, sin importar quien escuche.
-Oh sí, me he dado cuenta de ello. – bromee.
-Lo siento, nuevamente. De todas formas, piensa que pudo haber sido peor. – rio.
-¿Como que peor?
-Si entraba cinco minutos después, hubiera sido mil veces peor. – continúo riendo.
-Oh dios – murmure mientras me cubría rápidamente la cara con las manos.
-Tu solo piensa en que no ocurrió. – me quito las manos de la cara.
-La próxima vez recuerda que debemos poner pestillo, por favor.
-¿La próxima vez? – alzo una ceja.
-Si, tú eres el señor "tuve un mal día, follemos" – lo imité con voz grave.
-Y tú eres la que le prende follar en una oficina. – reiteró.
-Touché. – sonreí mientras volvía a chupar mi deliciosa paleta.
-¿Enserio estas bien con lo que paso con mi madre el otro día?
Sopese mis respuestas unos segundos, cuando la tuve retire de mis labios la paleta haciendo un pequeño sonido.
-Si, fue algo inevitable. No diré que tu mamá es mi persona favorita, pero que mas da. Le guste o no, la que se come a su hijo soy yo.
Max rompió en carcajadas y yo me le uní.
La verdad es que en un comienzo si estaba furiosa, pero luego me di cuenta de que no tenía sentido estarlo. Si la mujer era una perra conmigo, encontraría la forma de evitarla.
-Me parece una respuesta valida, sí. – Max me observaba fijamente, aunque sus ojos caían repetidamente en mis labios. – Creo que debemos reconsiderar esto de que comas paletas, al menos cuando estas en mi regazo.
Quizás lo iba a torturar un poco. Solo un poquito.
Estiré el cuello para poder observarlo mejor, le di un par de vueltas a la paleta en mi boca antes de retirarla con suma lentitud de mi boca.
-¿Como?
Max inclino su cabeza hacia atrás y dejo escapar un largo suspiro.
-Joder, - murmuro – eres malvada.
-Lo sé, me gusta tener un poquito de control sobre ti. – sonreí mientras guardaba la paleta en su envoltorio, para luego dejarla en el piso.
-Todo eso en la cama cambia, lo sabes, ¿no? – volvió a mirarme.
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Efímeros // COMPLETA.
Novela Juvenil#E.I.1 Mas de cuarenta millones de latinoamericanos migran a países del primer mundo. Pero ¿quiénes son estos migrantes? Son viajeros, nómades, valientes, errantes y ambulantes. Su lugar en el mundo está en todos y en ningún lado al mismo tiempo...