Capítulo N° 19 | Uno más. (MIDOTAKA)

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Kazunari se despertó al sentir la brisa que corría en su habitación desde la ventana. Con pereza se levantó de la cama y se colocó una remera de su esposo.
El olor a café y tostadas recién hechas le hicieron correr al baño más cercano de su nueva casa.
Vació su estómago y se dedicó a asearse muy bien para luego bajar al comedor, donde seguro se encontraba su peliverde.

Unos delgados brazos lo abrazaron con pereza. Una pequeña sonrisa se dibujo en su rostro. La calidez, el perfume, el tacto del menor hicieron a Midorima estremecerse. Lentamente dejó lo que estaba haciendo, y procurando no dejar nada en el fuego se volteó para quedar de frente a su esposo.
Los labios del menor formaron un tierno pico y el no dudo en posar con suavidad los suyos sobre los contrarios.
Sus manos rodearon al doncel por la cintura y sintió como el chico se ponía de puntitas para intensificar el contacto.
-Mami, quiero té verde por favor.- dijo Kou tirando suavemente de la camiseta que llevaba puesta Takao, la cual le quedaba como vestido al ser del más alto.
-¿Otra vez robando mi ropa?- dijo fingiendo reproche.
-Si, y te encanta que te la dejé con mi olor.- dijo sonriendo el más bajo.
Takao dejó un beso en los labios de Midorima y buscó la taza de su hijo para prepararle un té verde. Midorima pasó a un pequeño plato una tostada con queso y fruta picada para Kou.

El niño esperaba pacientemente su desayuno en la mesa, a la vez que un libro estaba en sus manos.
Midorima apoyó el plato en frente al pequeño y luego dejó un beso en la frente del niño para que éste pusiera atención a lo que tenía en la mesa. -Gracias papis.- sonrió el niño y aun mirando el libro, comenzó a desayunar.

Midorima y Takao hablaban de como debían acomodar la siguiente habitación, agradecían que su casa tuviese tres habitaciones.
Aun era pronto, pero ambos estaban ansiosos por preparar la habitación del nuevo bebé.

Kou miraba con mucha ilusión el libro entre sus manos y entonces miró a sus dos padres, quienes discutían tranquilamente que si era mejor pintarla de un color pastel o solo blanco.
-¿Dormirá conmigo, mami?- Ambos adultos voltearon a ver a su pequeño.
-¿Quién, amor?- preguntó Kazunari mientras comenzaba a limpiar lo que habían ensuciado para el desayuno.
-Mi hermanito.- respondió Kou, mostrando una reluciente sonrisa.
Midorima y Takao se miraron, aquello no era mala idea, al menos les serviría para vigilar a ambos niños.

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Takao vio como todos sus amigos regañaban a sus parejas. Sabía que no estaba bien lo que habían hecho y el no los iba a felicitar, pero tampoco podía quejarse. Todos solían ser así, unos impulsivos e imprudentes, a pesar de ser todos mayores de edad y todos estar casados y con hijos, seguían siendo unos inmaduros en muchas cosas.
Escuchó la voz grave y preocupada de su esposo diciendo su nombre. -Takao...-
Takao miró hacia su esposo y sonrió con tranquilidad.
-Shin-chan, eso fue grave. Creó que el único que menos estaba enterado de esto, era Mura-chan, así que, supongo que tendremos que hablar de esto luego, quiero un porqué de tus actos.- dijo el moreno y su esposo asintió, sabía que se había equivocado y mal.

Al llegar a su nuevo hogar, Kou corrió a su habitación a jugar con un nuevo juego que Midorima le compró.
Kazunari se cruzó de brazos, con tranquilidad se sentó en el sillón de una sola pieza y cruzó una pierna por sobre la otra.
Midorima sabía que estaba esperando su esposo, y era una buena explicación.
-Akashi me pidió de favor un poco de anestesia, se que es delito y que si el tipo quiere puede mandarnos a la cárcel a todos, pero...- Midorima se quedó callado al ver el semblante serio de su esposo. -Shintarou, solo espero que ese idiota no se le ocurra usar esto para su beneficio, nada más.- dijo el azabache y se paró listo para seguir con las mil y un cosas que tenía que hacer.
Paso por al lado de Midorima y sintió como fue jalado hacia el cuerpo contrario.
-Estuve muy mal y me di cuenta después. Sin embargo no podía simplemente no ayudar a nuestros amigos.- Kazunari chasqueo la lengua. Su estúpido Shin-chan solía ser más responsable antes. Iba a regañarlo otra vez, pero Shintarou volvió a hablar.
-Si lo pensé Kazunari, no sabes cuanto. Se que no estuvo bien y se que esto puede servirle a Ogiwara, pero en ese momento no vi una mejor opción.- Takao suspiró pesadamente y separándose a penas del cuerpo del más alto, llevó una de sus manos a la mejilla ajena y la acarició con dulzura. -No quiero pasar mi embarazo sin mi esposo, eso es todo.- dijo el doncel con tranquilidad falsa.
Midorima abrió los ojos lentamente, a su  mente llegó el pensamiento que tal vez podría estar teniendo Kazunari y eso seguramente había asustado y estresado a su pareja.
Sus brazos se enrollaron más fuerte al rededor de la cintura del más bajo, mientras sus labios se pegaron a lo del más bajo, intentando transmitirle tranquilidad.
Kazunari se puso de puntitas y sus brazos se pasaron por el cuello del peliverde, obligandolo a bajar más hacia el para intensificar el contacto.
Los ojos de ambos permanecieron cerrados mientras sus lenguas danzaban a la par de la contraria.
Takao creía que cada beso nuevo era mejor que el anterior pero nunca perdían la esencia del primer beso. Amor puro.

Las bendiciones de los milagros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora