Capítulo N°9 |Mi Bakao. (MIDOTAKA)

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Habían pasado ya unas buenas semanas del incidente con el padre de Midorima.
Ya había llegado una demanda contra Shintarou, la cual, gracias a Akashi fue removida inmediatamente.
Era una demanda sin pruebas ni buena argumentación por parte de Midorima mayor, padre de Shintarou. La demanda era por abandono de persona a la señorita Sakura Takashi.
El hombre lo hizo sin saber que Shintarou y Sakura se habían divorciado aquella tarde que lo encontró besandose con Kazunari en la oficina del peliverde.
Al ser llamada a declarar por ser señalada como "victima" principal de engaño y abandonó de persona, solo dijo que ella había pedido el divorcio con el peliverde, ya que ninguno se amaba y ambos conocían a los amantes del contrario.
Akashi no perdía sus juicios, mucho menos perdía contra demandas mediocres.
El padre de Shintarou se volvío loco, amenazo a Shintarou diciendole que aprovechara el tiempo que le quedaba con el pelinegro y Kou, porque pronto los perderia.
El peliverde menor se enfurecio pero se calmo cuando Takao lo abrazo diciendole que no le siguiera la corriente ya que seria peor.
Kazunari calmaba a su prometido, pero el seguía teniendo miedo de que lograran volver a separarlos, o peor, que le hicieran algo a su preciado Kou. Aquel niño de bellos ojos verdes, piel pálida y cabellos negros que siempre lograba iluminar su camino. Si algo le pasaba a su pequeño sabía que jamás podría perdonarselo a su Shin-chan, pero menos a el mismo si permitia que algo le pasara.
Con los días Shintarou logro calmar un poco a Kazunari. Aunque no era solo eso lo que preocupaba a Kazunari, también estaba la situación de Tatsuya y la de Ryouta. Todos aquellos sucesos tenía a los cinco donceles muy fuera de si, asustados, más sobreprotectores que nunca, y listos para atacar a quién fuese si tocaban a cualquiera de su familia.
Su pelinegro no era la excepción.

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Midorima suspiro y lentamente abrío la puerta de la habitación que compartía con Kazunari.
Ahí vio al pelinegro dormido con su niño en brazos, al cual el pelinegro apretujaba protectoramente contra su pecho.
A penas sintío un peso extra en la cama dejo salir un gruñido y abrío inmediatamente sus ojos azules grisaceos. Al ver a su Shin-chan se relajo y soltó un poco el agarre fuerte con el que tenía a un Kou dormido profundamente.
-Hice el desayuno, Kazu. ¿Tenés hambre?- interrogó preocupado.
-Hace tres días que no comes nada.- agregó el peliverde.
El pelinegro miro al peliverde.
-No tengo hambre Shin...- su estomago no pensaba lo mismo. Estaba más que hambriento, su estomago lo gritaba, el color de piel que caracterizaba al pelinegro había sido sustituido por un amarillo casi blanco que mostraba como estaba siendo afectado aquel pelinegro, las ojeras y bolsas por llorar y no dormir tampoco ayudaban.
Shintarou bajo la mirada algo frustrado y triste, por su culpa su Kazunari estaba en aquel estado.
La mano fría de Takao tomando la suya hizo que volviera de sus pensamientos de culpa.
-¿Shin-chan, que sucede?- el peliverde miro a su pelinegro y lágrimas comenzaron a caer sin previo aviso. -Perdón Kazu... No quería que herirte, y volví a hacerlo.- Takao se sorprendío, solto suavemente a su pequeño, lo recosto, acomodo y tapo con mantas. Se acerco al peliverde y lo abrazo con todo la fuerza que tenía en ese momento, que claramente, no era mucha.
-Perdón Shin-chan, comere. Tengo hambre, mucha. Lamento haberte preocupado. No me heriste Shin-chan, es solo que parece que a nuestra familia entera decidieron tirarle todas las desgracias juntas.- puchereo para calmar a su Shin-chan.
-Te amo Shin-chan, lamento estar así, volvere a ser yo, volvere a ser positivo porque todos lo necesitamos.- dijo soltando sus lágrimas. El peliverde seguía abrazando muy fuerte al pelinegro para poder darle el apoyo que necesitaba y también recibirlo. Pasaron unos minutos y Takao volvío a hablar, pero esta vez ya calmado.
-Shin-chan- dijo el pelinegro con un pequeño sonrojo y mostrando una leve sonrisa.
-Mmmh- hizo a penas un sonido para que el pelinegro siguiera hablando.
-¿Y-ya estas divorciado de Sakura?- El peliverde se separo un poco para que sus rostros quedaran frente a frente, sin romper el abrazo, claro esta.
Había olvidado que Kazu no estuvo presente cuando descisieron la causa, llego justo cuando su padre lo había amenazado y el se había olvidado de contarlo con todos los problemas que habían.
-Afirmativo, soldado.- dijo el peliverde en tono de broma, algo que solo hacia frente a Takao. Aparte era malisimo haciendolo.
-Moo~ Shin-chan, hablo en serio.- se quejo puchereando como un niño pequeño.
-En fin, entonces casate conmigo Shin-chan.- el peliverde abrío los ojos sorprendido y rápidamente besó a Takao. Allí estaban en su hermosa burbuja de amor, junto a su pequeño hijo que estaba dormido, o eso creían.
-¿Papi, Mami?- dijo el niño. Los adultos miraron a su pequeño. Juntos se abalanzaron a abrazarlo y llenarlo de besos, mientras que el menor imitaba a sus muy amorosos padres.
Quién lo diria, Midorima Shintarou podía ser un tsundere, pero cuando se trataba de aquellos dos pelinegros, era inevitable no ser más cariñoso.

Las bendiciones de los milagros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora