Capítulo N° 20.5 | Simplemente vos.

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Hyuuga se volteó sobre su propia espalda. Sus ojos aún se mantenían cerrados. Su cuerpo se encontraba completamente exhausto y su cabeza no tardó en punzar horriblemente.

Sin abrir sus ojos se reincorporó, un suspiro pesado fue soltado por el chico de lentes.Una horrible punzada en su espalda baja lo hizo entrar en pánico, pero todo empeoró al sentir como una sustancia algo pegajosa y caliente era expulsada por su interior. Aun podía sentir como su cavidad anal palpitaba.
Los ojos grises del chico se abrieron con rapidez y su mano derecha fue tanteando con velocidad aquella zona. Su ceño se frunció como muchas veces pero ésta vez más pronunciado que nunca.

Su pie se estampó contra el trasero desnudo de su acompañante, tirandolo así de la cama y logrando despertarlo.
-¿Qué te pasa?- preguntó con confusión. Se levantó del suelo y enfocando su vista logrando ver como el azabache buscaba algo desesperadamente. "Sus lentes" pensó el otro chico. -Acá.- dijo extendiendo los anteojos del menor. Hyuuga los manoteo y se los colocó con rápidez.
Su vista viajó por toda la habitación buscando sus prendas. En ese transcurso de segundos pudo apreciar la habitación perfectamente, parecía ser un lugar decente dentro de todo.
Intentó ignorar por completo a su compañero, ya demasiados problemas tenía para andar lidiando con uno más. Cuando divisó su vestimenta rápidamente se dirigió hasta ella y comenzó a cambiarse, ignorando por completo las palabras que su acompañante decía. -¿Por qué el apuro?- preguntó divertido, viendo el sonrojo que se había formado en el rostro del más bajo al ser observado por sus lujuriosos ojos. -¿No vas a desayunar conmigo?- volvió a preguntar con un tono divertido al ver como era ignorado.
Hyuuga suspiró y se terminó de vestir refunfuñando. -Primero que nada, no te conozco.- respondió. -Yo creo que ya nos conocemos muy bien~~- dijo en tono juguetón y sugerente. -Tch... Cállate idiota.- escupió. -Como decía, no nos conocemos, ni siquiera recuerdo que pasó y tercero, tengo algo más importante de lo que ocuparme.- saludó con la mano y agarró su billetera que estaba tirada en el suelo. Su mano agarró el picaporte de la puerta, pero no logró abrirla. Bajo y subió el bendito picaporte una y otra vez, uso fuerza, tironeo, insultó, pero nada. Sus ojos miraron hacia atrás cuando al fin se rindió.

-Creo que te faltaba la llave.- dijo el otro desde la cama, mientras en su mano tenía la llave de la puerta. Hyuuga chasqueo la lengua y entrecerro los ojos comenzando una discusión de solo miradas con el desconocido. -Ya, abrime la puerta y rápido.- espetó. -Mmm, no quiero.- respondió el otro. -Vení a buscarla.- dijo el chico más alto, tirando la llave adentro de sus bóxers. -¿Ésto es en serio?- dijo incrédulo Hyuuga. Su rostro mostraba el enojo que sentía.
-Que cliché.- susurró y rápidamente llegó hasta donde estaba el otro sentado.

Bien, su mano ya estaba navegando entre el miembro y los testículos del contrario. ¿Qué podía ser peor? Al fin encontró la llave, sacó su mano rápidamente de la ropa interior del contrario. Camino hasta la puerta e ingresó la llave en la cerradura. La llave ni siquiera entraba, había sido engañado. Sus puños se apretaron y con odio caminó hasta el otro chico. Su mano se alzó y fue con velocidad hasta la cara del más alto, aunque fue detenida. -Déjemos éste juego y mejor déjame recordarte que pasó anoche.- Los labios finos y cálidos del contrario se estamparon contra los rosados del azabache, sus manos empujaron con toda la fuerza que pudieron el pecho del contrario, pero nada lograron, su atacante no cedía ni un poco, y lentamente comenzó a dejarse llevar mientras los recuerdos de la noche anterior llovían.

Recuerdos fugaces.

Hyuuga bufó, Reo como siempre se había conseguido un chongo (Una persona de por ahí con la que las relaciones solo suelen ser físicas y no emocionales.) con el que ya estaban dandose besos.

Vio como aquel hombre le comenzó a meter mano a su lindo amigo y eso molestó al más bajito. -Oye idiot- sus palabras fueron cortadas al ser tironeado hacia el cuerpo de quien sabe.
-Hueles muy bien.- dijo el tipo mientras la nariz recorría todo su cuello. Un escalofrío le recorrió todo el cuerpo y sus musculos se tensaron en una fracción de segundo.
Rápidamente su puño se estampó en el rostro de el sujeto. -¡No me toques!- gritó escandalizado Junpei. -Ya escuchaste, no lo toques.- dijo una voz autoritaria mientras que el azabache fue jalado por su cintura hacia el cuerpo de otro tipo. -Gra-Gracias, supongo.- dijo Hyuuga con nerviosismo. -No hay de qué, luego me cobro el favor.- dijo sonriendo. Junpei bufó, esa actitud tan, tan. Le recordaba a alguien, pero a quien. -Debo encontrar a mi amigo así que me ire.- El chico tomó su brazo haciendo que su caminar cese.
-¿Mibuchi?- Hyuuga asintió y tragó duró. -Él ya se fue con alguien.- el azabache bufó. -Ese idiota, cuando lo vea lo golperé.- El otro chico rio. -Bueno, mientras tanto ¿Por qué no nos tomamos unos tragos? Yo invito.- Junpei iba a negarse, pero, uno solo y luego se iba. Tal vez de esa manera lograba olvidarse por un rato de el estúpido de Kiyoshi.

Las bendiciones de los milagros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora