[Preferencia 7| Kaeya]

17.6K 1K 586
                                    

[¿Cómo sería celebrar tu cumpleaños con Kaeya?]

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

[¿Cómo sería celebrar tu cumpleaños con Kaeya?]

—Los cumpleaños... Una celebración en que, por un día al año, te conviertes en el centro de atención de todos tus amigos, familiares y conocidos. 

—Este año, tristemente, iba a ser una excepción. Los meses habían pasado, las estaciones habían cambiado y, tarde o temprano, iba a llegar el día de tu cumpleaños. Finalmente cumplirías un año más, y no tenías plan alguno de realizar una fiesta, ya que tus deberes como miembro de los Caballeros de Favonius no te lo permitirían.

—O, por lo menos, eso es lo que habías pensado en un principio.

—Mientras caminabas hacia tu lugar habitual de patrulla, la familiar silueta masculina de Kaeya te llamó la atención. ¿Qué estaba haciendo ahí?

—Kaeya y tú teníais una relación bastante peculiar.  Desde que te uniste a la orden, él había mantenido una faceta bastante coqueta contigo, ayudándote en todo lo que necesitabas y cuidándote de mucho de los peligros de Mondstadt. Quizás, como de costumbre, habría venido a darte algún que otro consejo para realizar tus tareas aquel día.

—Pero, cuando llegaste a tu puesto y él te observó, al instante supiste que no solo había venido a saludar y a comprobar que todo estuviese bien. 

—No solo lo supiste por su sonrisa entretenida, sino porque en sus manos llevaba una pequeña caja envuelta en papel de regalo. Hasta ahora, nadie en la ciudad se había acordado de tu cumpleaños. ¿Acaso Kaeya se había acordado antes que los demás?

—Nada más llegaste a su lado, el hombre ensanchó su sonrisa y te observó de lado. "¿Acaso creías que ibas a trabajar en un día tan especial como este?", preguntó soltando una risa suave, y tú sentiste tus mejillas sonrosarse por la vergüenza. 

—"No creí que escaquearme del trabajo sería justo", respondiste, y él suavizó su expresión. Probablemente debería comprender tus preocupaciones. Después de todo, él también estaba bastante entregado a su trabajo, por más despreocupado que se viera.

—"Feliz cumpleaños", completó entonces, entregándote la pequeña caja.

—Obviamente, quisiste abrir el regalo cuanto antes mejor, pero él te detuvo en seco y, antes de darte cuenta, comenzó a arrastrarte hacia la taberna Obsequio del Ángel, diciendo que un día así merecía celebrarse a lo grande.

—Una vez llegasteis a la taberna, te diste cuenta que no solo Diluc estaba en la barra -con una expresión bastante seria, especialmente cuando vio a Kaeya entrar al local-, sino que también estaban ahí algunos aventureros del gremio con los que habías trabajado un par de veces, Amber, Barbara y Venti, que ya había comenzado a emborracharse hacía rato.

—Tras verte, todos gritaron el '¡Feliz cumpleaños!' más sincronizado que habías oído jamás, y viste que en una esquina de la barra había una pila de regalos, cada uno con una pequeña etiqueta en él.

—Sin saber qué hacer o qué decir, dejaste que Kaeya continuase arrastrándote hasta una de las sillas y tomaste asiento a su lado, sujetando firmemente el regalo del hombre frente a ti.

—"¿Tú has organizado esto?", preguntaste, todavía sin entender qué estaba sucediendo. Te habías convencido de que aquel día deberías trabajar como de costumbre, y ahora estabas en medio de una taberna con un montón de personas que, por algún motivo, también sabían que era tu cumpleaños.

—Tristemente, la única respuesta que obtuviste por parte de Kaeya fue una risa juguetona y un vaso de jugo de gancho de lobo que te ofreció amablemente, pero era obvio que todo eso era idea del caballero de Favonius con quien tan bien te llevabas. Y... ¿para qué engañarte? También era obvio que había llamado tu atención más que como un simple amigo.

—Tomando un trago de aquel delicioso jugo de gancho de lobo, viste cómo Kaeya se levantaba y regresaba a la mesa con todos los regalos apilados, ofreciéndotelos. "Deja el mío para el final, ¿sí?".

—Asintiendo, decidiste abrir cada uno de los regalos con el corazón encogido. Sí, querías regalos. Pero... ¿esa pila enorme no era hasta cierto punto excesiva?

—Sin darle mayor importancia al asunto, desenvolviste el regalo de Amber, que resultó ser una guía de patrullaje para caballeros novatos. Luego, abriste el regalo de Barbara, y te encontraste con un pequeño medallón en forma de visión hydro. Por último, el regalo de Venti resultó ser una espada ligera reluciente con la que podrías reemplazar tu arma actual. 

—Dejando el papel de regalo a un lado, sonreíste y te pusiste el medallón, observando el pequeño regalo que Kaeya te había preparado. ¿Ya podrías abrirlo?

—Antes de que tus manos quitaran el lazo que decoraba la caja, el hombre frente puso una de sus manos sobre la tuya.

—"¿Te importaría acompañarme al balcón?", preguntó con voz serena. Había bebido algo de vino, cosa que se notaba en su voz, pero continuaba manteniendo su compostura.

—Sin motivo alguno para rechazar su petición, tomaste todos tus regalos y te levantaste, siguiendo al caballero por la taberna hasta llegar al pequeño balcón que ésta tenía.

—Una vez ahí, te diste cuenta de que, entre los regalos, una pequeña tonada que un Venti bastante borracho cantó para ti y las felicitaciones de todos los aventureros, ya se había hecho de noche. ¿Tan rápido había pasado el día? Al menos aquella noche el cielo estaba hermoso, plagado de estrellas y una tenue luz lunar que se reflejó en el rostro de Kaeya.

—"Espero que te lo hayas pasado bien", dijo Kaeya mientras se apoyaba en la barandilla del balcón. Su ojo celeste parecía brillar por cuenta propia, y su rostro ladino se veía más atractivo que de lo habitual. "Te esfuerzas demasiado. Tú también mereces un día de descanso, ¿sabes?"

—Asintiendo con la cabeza, te pusiste a su lado y comenzaste a desenvolver, finalmente, el regalo de Kaeya. Él, silenciosamente, observaba cada uno de tus movimientos hasta que en tus manos tuviste una pequeña caja de terciopelo.

—En su interior se encontraba lo que parecía ser un pequeño anillo con la visión cryo grabada en él, similar a la de Kaeya. Tus ojos se reflejaron levemente sobre su superficie, y tu corazón se aceleró cuando el caballero dijo tu nombre con seriedad.

—"Sé que no parece un regalo tan original, pero quería darte algo sencillo", dijo él, regresando su mirada al cielo, y tu negaste con la cabeza. El regalo era precioso, y que viniese de las manos de Kaeya lo volvía aún más especial.

—Entonces, mientras te apresurabas y colocabas el anillo en tu dedo índice, el hombre se dio la vuelta y te miró a los ojos. Hasta ahora, jamás le habías visto tan serio. Era una visión inusual, pero tampoco te disgustaba, en lo absoluto.

—"Me gustas".

—La repentina confesión fue suficiente para sobresaltarte, y tu boca se abrió por completo. ¿Acaso era una broma? ¿Estabas alucinando por culpa del jugo de gancho de lobo? No, definitivamente eso no era posible. 

—Kaeya definitivamente no estaba bromeando, y parecía bastante nervioso, expectante. Estaba esperando una respuesta, y aunque tú sabías exactamente qué decir, no sabías cómo hacerlo.

—Así que, agarrando toda tu confianza y tu valentía, tragaste saliva. "¿Podrías agacharte, por favor?".

—Él, dubitativo, te hizo caso, y sin dudar, uniste sus labios con los suyos, esperando que aquel simple pero afectivo gesto fuese suficiente para hacerle comprender que correspondías sus sentimientos.

—Y... ¿Quién sabe? Quizás aquella confesión había sido su verdadero regalo de cumpleaños, porque jamás habías recibido algo que hubiese acelerado tanto tu corazón tanto como lo hicieron esas palabras.

One-Shots [Genshin Impact x lector/a]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora