One-Shots [Genshin Impact x lector/a]

[One-Shot 1| Childe/Tartaglia]

LAS CONSECUENCIAS DE LAS PELEAS

Personaje: Childe/Nobile x lector/a

Advertencias: Muy ligeros spoilers de la historia principal, menciones de sangre

Categoría: Hurt/Comfort

Childe adora pelear. Meterse en batallas es su pan de cada día, y ya está acostumbrado a que el resto de los Fatui le manden a misiones lejos de Snezhnaya, y su personalidad bélica le suele mantener en el centro de la mayoría de los problemas y de los conflictos.

Así pues, fue gracias a tu pelea contra Childe que ambos acabaron estrechando sus lazos. Quizás, en un principio, no debiste llamar por completo la atención del Undécimo de los Fatui, pero, tras pelear y demostrar tu poder y valía, estaba más que claro que el joven terminaría posando sus ojos en ti, ya fuera para bien o para mal.

Lo que no esperabas es que, de un día para otro, se ofreciera a acompañarte en tu viaje. Su excusa, una simple y perezosa, se basó en decir que deseaba conocer mejor tus técnicas de combate para poder vencerte tarde o temprano.

Claro que, a medida que tu viaje fue completándose y tu amistad con Childe fue estrechándose cada vez más, te convenciste de que esa excusa era falsa. Aquel Fatui tenía un motivo oculto por el cual acompañarte, y no estaba dispuesto a revelártelo pronto. Pero bueno, ¿qué se le iba a hacer? Parte del encanto de Childe se debía a aquella aura misteriosa que giraba en torno a él en cuanto a asuntos de los Fatui se trataba.

Y, con el tiempo y una sólida amistad ya establecida, Childe se convenció de que eras tan fuerte como él. Pelear constantemente se había convertido en un hobby compartido entre ambos, disfrutar de una buena comida en alguno que otro restaurante de Liyue era un pasatiempo más que frecuente y sus charlas bajo la luz de las estrellas cada vez eran más seguidas. Te habías convertido en su compañía ideal, y él deseaba convertirse en la tuya, ayudándote y apoyándote en cada combate.

Tristemente, esas mismas ansias de pelea terminaron por provocar unos cuantos problemas en vuestra amistad. Estaba ya claro que, tarde o temprano, uno de los dos terminaría herido por algún combate. Ya fuese una pequeña herida o algo realmente grave, ya había sido destinado que alguno acabaría malparado después de una batalla.

—¿Estás listo? —preguntaste un día frente a la entrada de uno de los dominios más complicados de todo Teyvat.

En un principio, no creíste que fuera buena idea meterte ahí junto a Childe sin la preparación necesaria, pero... Childe era bastante bueno para convencer a los demás, y tras más de una semana insistiendo, logró convencerte a ti para ir ahí. Quería descubrir si ese dominio era tan complicado como lo describían los viajeros, y no podía esperar a unir su fuerza con la tuya para terminar con cualquier peligro que se les cruzara por el camino.

Tenía la completa certeza de que todo iría tal y como esperaba, y su rostro, adornado con una sonrisa resplandeciente, era lo suficientemente optimista como para contagiarte sus ánimos.