Parte 4

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Narrador.

- ¿en serio debo usar zapatos? - decía el albino quejándose mientras trataba de meter sus pies en esos botines que encontró en la maleta, pero deseaba que fueran cómodos.

- todos usan zapatos. - dijo una castaña soportando las quejas del chico mientras trataba de pintar sus uñas con la tercera capa de pintura negra, ya que quizás ese color podía ocultar su peculiaridad.

Al terminar miró al albino y notó que lo único diferente era que ahora usaba zapatos.


gisel

- puede que pases con la sudadera azul, pero se nota a leguas que esos pantalones tienen 300 años de edad. - le aseguré mientras llegaba a sus maletas, las cuales aun no había desempacado.

abrí y comencé a buscar unos pantalones decente pero me encontré con otra cosa - ¡¿qué hace un sujetador en tu maleta?! - grité mientras sentía mi cara roja de la sorpresa que me llevé y cerré la maleta de golpe.

- obviamente no fui yo quien lo metió ahí. - aseguró elevando sus manos en señal de inocencia. Yo cubrí mi cabeza con mis manos ya cansada de esto. Aun no habíamos salido a ver clases y ya veía que esto saldría mal. El desastre era inevitable.

- tus uñas están celestes. -

miré mis uñas y era verdad. El color negro ya no estaba, ahora era un hermoso celeste claro que dejaba ver mi preocupación - voy a enloquecer. - dije rascando mi nuca con ambas manos frustrada.

- ya lo veo. - dijo jack acercándose a la maleta y mandando a volar el sujetador. - has un favor y deshazte de eso antes de que termine traumado. - pidió y yo asentí. - ¿Cuál me queda mejor? - preguntó sosteniendo dos pantalones.

- si vas a usar esa polera, creo que se vería mejor el jeans claro algo rasgados - aseguré - va más contigo. -.

él se fue flotando al baño y cerró la puerta de este. Y fui a deshacerme del sujetador, antes de que el pobre niño pierda su inocencia.

Jack

Salí del baño y no me veía nada mal, o eso quiero creer. Gisel estaba aún acomodando su armario mientras pensaba que hacer con sus uñas. Ella volteó a mirarme y sus uñas se tornaron amarillas oscuras, eso significaba algo bueno, creo.

- ¿que tal? - pregunté desordenando mi cabello. Ella parpadeo un par de veces como si tratara de despertar de un trance, me pareció muy adorable. Luego de unos segundos respondio.

- te ves... Diferente, pero bien. - dijo ahora sonriendo mientras sus uñas volvían a su rosa pastel. - la ropa de este siglo se te ve bien. -

Unos botines beis cómodos, un Jeans y mi sudadera. Claro que mi cabello desordenado no faltaba.

Gisel en cambio tenía un leggins negro, un jersey blanco y uno botines marrones. Y su cabello suelto como de costumbre.

En eso un portal apareció y sentí como un paquete me golpeó produciendo que terminara en el piso, otra vez.

- deben dejar de hacer eso. - dije tomando la caja en mis manos y la abrí. Adentro vi un frasco con un líquido azúl brillante y unos guantes negros. Y una nota que decía: los guantes para gisel, la pócima para tu cayado.

- ¿esto servirá? - dijo gisel tomando los guantes mientras yo colocaba mi cayado en el suelo y rociaba la pócima sobre él. El cayado brilló para luego disminuir su tamaño hasta terminar abarcando tan solo la palma de mi mano. - debe ser una broma. - dije tratando de no gritar ¿Cómo esperan que use mi cayado así?

el origen de los guardianes II: quien soy en realidad?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora