Parte 33*

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Ana

Los relojes eran hermosos, vi uno que me pareció muy curioso. Me acerqué y me di cuenta que parecía hecho de marmol. Lo giré y me di cuenta que tenía la escritura antigua que significa "amor" en griego antiguo. Tomé el reloj en mis manos y me pareció interesante.

quien me venía a la mente al verlo era cupido. Sonreí al pensar en el encargado de esparcir amor en el mundo.

Me di vuelta para seguir observando pero no pude dar ni un paso porque me encontré con un reloj de madera. Tenía diseño florales, a la vista clásico y femenino. curiosamente Sentí el deseo de tocarlo y fue que supuse que debía ser el mío. Me sentía conectada a este reloj.

sonreí con ironía - ¿por qué nuestros relojes están tan cerca? - me pregunté con una sonrisa nerviosa mientras mis mejillas se sonrojaban ante la posible respuesta de mi pregunta.

Lía.

Caminaba y caminaba y no había señales de mi reloj.

*en realidad ni siquiera sabía cómo era. Supongo que sabré que es el mío cuando lo vea*

vi un reloj que me pareció curioso. De verdad me parecía muy interesante. Me acerqué, parecía un medallón y tenía una forma que me recordaba a una hoja de árbol. estaba hecho de bronce. Lo abrí y aprecié el hermoso reloj que por dentro era de metal muy bien cuidado. Me preguntaba de que materiales estaba hecho.

- Iridio - me volteé y me encontré con Dalio, quien parecía tener algo en su mano - uno de los metales más resistentes en su estado puro, y difíciles de corromper. - aseguró.

- claro, sábelo-todo. - le respondí.

él me mostró lo que tenía en su mano y me di cuenta que era un reloj dorado de forma redonda. Me sorprendí al ver que parecía hecho de oro.

- esta bañado en Oro. - aseguró Dalio. - y esta hecho de acero. Por fuera brillante, por dentro fuerte. -

- ¿es el mío, verdad? - dije entendiendo por qué decía aquello. Soy explosiva por fuera como el color oro que llama mucho la atención, y decidida en lo que hago.

- si. - respondió tomando mi mano y colocándolo en ella.

sonreí melancólicamente al ver ambos relojes juntos, el dorado y el de bronce. Dalio me observaba, sin duda esperando a que continuara hablando, ya que me conocía tan bien que sabía que no podía aguantar mi lengua por mucho tiempo. - que dura es nuestra realidad, destinados a no ser cercanos. - dije secamente mientras colocaba su reloj donde debía estar y el mío junto a él. Estos flotaban uno al lado del otro.

se veían lindos juntos, pero como siempre el asiático no pensaba igual que yo.

- porque el universo así lo quiso. - dijo Dalio alejándose como si no le diera mucha cabeza a lo que dije.

Yo gruñí ante el hecho de que siempre viera todo de manera lógica. De verdad odio eso de él.

volé y rápidamente aterricé frente a él produciendo que se detuviera. - entonces... - dije alzando una ceja - si eres tan maduro por qué no me permitiste tener una relación con el hijo de Ades? -

- ¿olvidas lo que hizo su padre con su madre? - dijo de forma retórica. - no sabía que te agradara la idea de vivir en la tierra de los muertos por siempre. - aseguró intentando alejarse, pero lo tomé del pecho de su ropa con rudeza y lo obligué a quedarse.

- si insistes, entonces espero que no te moleste el hecho de que salga con Escorpio. -

- no me molestaría si tuvieras mejores gustos con tus parejas. - respondió de forma tan serena que no cualquiera entendería que me estaba ofendiendo, pero lo conocía tan bien que sabía que así era.

el origen de los guardianes II: quien soy en realidad?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora