8° Revelación

2.4K 317 100
                                    

Una mano se ajustó a su muñeca y lo detuvo antes de que atravesara las puertas principales del salón. Husk al fin encontró a Angel luego de que se apartara del grupo y eso lo alivió por unos momentos. Sabía que la experiencia en general en ese baile había sido pésima y, por eso, él y las chicas estaban preocupados. Jamás pensaron que toda la multitud de la fiesta se comportaría de una forma tan asquerosa, desalmada y repudiable con Angel.

Y esa tan solo era la primera reunión de demonios poderosos de las muchas que se avecinaban.

¿A dónde vas?

Cuestionó Husk al momento de detenerlo. La araña se giró hacia él con un semblante indiferente, su mente estaba cargada entre estrés y malos pensamientos. Necesitaba aire, el salón entero lo estaba sofocando. El felino lo miraba sinceramente preocupado por él, ya que la noche había sido terrible. Sin embargo, Angel ya no quería estar ahí y tampoco quería hablar de lo frustrado que se sentía por no poder hacer nada al respecto.

A fumar afuera.

No quiso ser brusco, pero en serio necesitaba un respiro. Se soltó del agarre de Husk, quien solo estaba mostrando inquietud sincera por primera vez, y se alejó atravesando la compuerta principal.

No era la culpa de nadie. En realidad, ¿Quién hubiera sabido que la situación se volvería así de desagradable? Aún tenía las risas de burla grabadas en su cabeza y las miradas brillantes y asquerosas de cada miembro de la realeza. Era inmundo, todos ellos eran peores que él y lo sabía. Todos eran unos hipócritas, Angel sabía que consumían su porno en la intimidad y que solo lo criticaban en las afueras para quedar bien con sus pares. Odiaba entender tan bien el juego, odiaba que ese fuera el legado que le dejó Valentino por el resto de su vida. Probablemente, nadie lo vería más allá del sexo, nunca más.

Caminó y se alejó a varios metros de la puerta de entrada. Por suerte, la zona estaba despejada y no había rastro de demonios cerca. Pudo apreciar los automóviles y limusinas de lujo aparcadas cerca de la entrada a una distancia algo lejana y también el cielo rojizo que cubría el fresco anochecer.

A pesar de todo, el clima era agradable, quizá fumar un cigarro realmente calmaría un poco la tensión sobre sus hombros.

Se llevó un cigarro a sus labios, el cual sacó de la cajetilla que llevaba entre el bulto de su pecho, y lo prendió en cuestión de segundos. Cruzó sus brazos inferiores y exhaló los hilos de humo rojo hacia el cielo. Aún podía ver ese color claro en su nicotina... Todavía una parte de su alma no se recuperaba e inconscientemente le pertenecía a otro demonio. Así sería hasta que dejara de ser preso de sus recuerdos y de su angustia, de todo el legado que aún llevaba en su cuerpo y en las manchas negras que se impregnaban sobre su espíritu.

Décadas enteras tuvo un dueño y su corazón seguía creyendo que Valentino estaba ahí para él. Su cuerpo no quería pertenecerle, él no quería sufrir de nuevo todas esas desdichas y sufrimiento. Pero parte de su alma seguía con él. Y era algo que odiaba ver, que repudiaba y que trataba de ocultar.

Era imposible olvidarlo de cualquier forma. Mucho más si todos lo seguían mirando como a una puta y murmuraban que no era nadie sin alguien a su lado, sin un hombre poderoso, sin un daddy.

Angel se abrazó a sí mismo con debilidad, bajó su cabeza mientras que sus cabellos cubrieron su rostro y se llenó de una eterna melancolía. Tal vez todos ellos... tenían razón. Tal vez solo era una basura dependiente y tal vez no era nada sin esa clase de persona que podía brindarle todo. Y era una unión tan tóxica, tal irreal, que hasta su propio corazón lo traicionaba. Y odiaba a Valentino con todas sus fuerzas, pero no podía negar o simplemente estar ciego ante esa realidad. Parte de su alma aún le pertenecía por la enorme huella que dejó en él.

Queen of Disaster ⋆° RadioDust ◌*̥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora