17° Presión

2K 246 182
                                    

Sumergió sus pies sobre la arena.

La playa era húmeda y soleada debido a ese pequeño sol que poseía el infierno, el sonido de las olas era reconfortante al igual que el chillido de algunos pajarracos extraños mitad gaviota mitad murciélago pasando por los cielos de la costa. Aquella playa era propia del infierno. Sin embargo, su cielo era verdoso, casi azulado, y eso se debía a que estaban muy lejos del centro dónde el cielo siempre era rojo fuerte.

Alastor sintió las olas del mar tocar sus pies. Entrecerró los ojos y sonrió ante lo templada y agradable que se sentía el agua salada. Estaba solo en ese lugar, no había nadie a su alrededor a kilómetros. Se sintió bastante afortunado ya que el hotel donde se hospedaban en esa ocasión estaba así de cerca de la costa. Y era una playa que no era turística para los demonios, por eso podía gozar de algo de silencio y reflexión por si solo. Tal vez el hotel no era la gran cosa, pero lo valía por esa proximidad al mar.

Vendría con Angel más tarde. Imaginó su tierna sonrisa y todo lo que disfrutaría ese lugar si estaban juntos. Quiso dejarlo dormir en su cuarto y mientras tanto llegar allí para escuchar las pacíficas olas. Sin duda, era lo más relajante que había escuchado en mucho tiempo. Sonrió sin dejar de observar el mar y sin dejar de pensar en la araña, en como jugaría con la arena y lo arrastraría hasta mojarse y volverse un descontrol. Esa naturaleza tan espontánea, salvaje y hermosa era lo que más amaba de él.

Un aleteo se escuchó a su lado. Husk aterrizó a un par de metros de él. Cuando caminó hacia Alastor, acomodó sus alas y las bajó. Luego, llegó a su costado y lo codeó como si fueran amigos muy cercanos. Le ofreció una lata de cerveza ya que traía el par.

¿Cómo te ha ido? Casi no te reconozco.

Husker le sonrió con complicidad al codearlo. Era el único que tenía el derecho y privilegio de molestarlo sin ser reprendido. Alastor cruzó una mirada juguetona con su amigo y aceptó la cerveza. No era algo habitual en él beber de esa forma y esa clase de bebidas, pero se sentía seguro con Husk porque eran amigos cercanos de toda la vida, grandes camaradas de batallas y guerras.

Estoy muy feliz. Jamás me había sentido tan completo. Amar y ser correspondido es algo inimaginable.

Alastor jamás pensó que llegaría a ese punto. Al principio, no sabía muy bien cómo lidiar con sus sentimientos y cómo hacer para que le llegaran de forma adecuada a Angel. Pero pudo lograrlo al construir lo que tenían poco a poco. En ese momento, estaba tan enamorado y compenetrado con él. Sonrió con nostalgia al solo traerlo a sus memorias. Era imposible borrar la encantadora sonrisa de Angel de su mente.

No te he visto así desde hace años.

Husk le sonrió de lado y volvió a codearlo mientras reía. El ciervo tuvo relaciones muy, muy cortas en todas esas décadas, tanto en la vida como en el infierno. Verlo sinceramente atraído por alguien era algo casi inconcebible. Ambos se rieron al verse, era increíble para los dos. Hasta que Alastor se enderezó y presionó la lata de cerveza en su mano y la destapó con cuidado para no derramar nada.

No he sido así de feliz en mucho tiempo... Es la primera vez que necesito proteger a alguien con tanta fuerza. Y se siente fascinante.

Sus ojos nostálgicos y luminosos se enfocaron nuevamente en las olas del mar... Los dos dirigieron su vista a esa enorme extensión de agua salada y disfrutaron del silencio cómodo que se establecía cuando estaban juntos. Alastor, con aquella mirada errante y prometedora, sonrió con alegría al sentirse afortunado por estar allí y poder disfrutar de su vida luego de tanto tiempo de soledad.

-----

Angel marcó el número en su celular. Se cruzó de piernas y tomó asiento en el marco del ventanal de la habitación de hotel, que en realidad era el cuarto privado y lujoso de Alastor. Se quedó dormido allí como en cada noche, se podría decir que compartían todo su tiempo junto desde hace semanas.

Queen of Disaster ⋆° RadioDust ◌*̥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora