Alastor bebía una taza de café, estaba sentado en medio de una de las mesas de la cafetería de esa peculiar ciudad. Una de las tantas que estaban de paso. Concentró sus pensamientos pesimistas luego de unos días y volvió a lo mismo. Era un laberinto de predicamentos sin salida. Lo peor de todo era que no había hablado de eso con Angel y seguir ocultando lo que sucedía le estaba resultando ser una carga de consciencia muy pesada.
Mimzy llegó a la cafetería, tomó asiento frente a Alastor en la misma mesa y se acomodó correctamente. Ella lo había citado allí antes de que abandonara la ciudad y volviera a ciudad Pentagrama.
—Me alegra que tengas tiempo para mí, Alastor. Pronto ya no lo tendrás.
Le sonrió con toda la amabilidad posible. Pero al instante, notó que el ciervo no estaba muy de ánimos. Su mirada triste se podía reflejar a kilómetros. Él miró a la rubia y luego colocó su mano sobre su frente como si estuviera reflexionando toda la mala situación con pesar. El problema se estaba volviendo estresante.
—El protocolo de Lucifer es algo que no puede abandonar mi mente por más que me esfuerce.
Alastor consideraba a Mimzy una vieja y leal amiga y tenía la idea de que podía confiarle cada gran conflicto que estuviera atravesando. Y ella estaba segura que era así. Tomó una de las manos de Alastor, la cual aún seguía en la mesa, y se volvió seria de un momento a otro.
Mimzy tenía que hacerlo despertar y guiarlo para que tomara las mejores decisiones con respecto a su nueva vida. No permitiría que se perdiera en tristeza, por eso se convertiría en su guía.
—Alastor. Te pido que seriamente consideres contraer casamiento con Madame Rosie. De esa forma, asumir tu cargo será un procedimiento muy sencillo para ti.
El ciervo mostró su rostro afligido y preocupado hacia la rubia, apartó su mano y le desvió la mirada con toda esa horrible distorsión de radio emergiendo desde lo más profundo de su ser. Era tan terrible escucharlo de su propia boca. Se suponía que ella debía entenderlo, pero ya no sabía si podía confiar en alguien que le proponía tomar esa clase de caminos.
—Sabes que amo a otra persona... ¿Cómo puedes pedirme algo así?
—De verdad consideralo, Al. Te lo suplico como tu amiga y como una habitante del infierno.
En realidad, ella no estaba basando esa petición en un deseo egoísta. Estaba pensando en todas las personas que él podría ayudar si estaba a cargo como la mano derecha del rey. Alastor sabía de la magnitud de poder que manejaría con el cargo y también era consciente de los cambios positivos que podría llegar a aplicar en la sociedad para su gente. Se lo quería rogar desde el fondo de su alma y por eso era tan insistente para que pudiera ser un líder y causar un gran impacto para el bien de la gente.
—Sabes que eres el único que puede realizar un cambio excepcional aquí. Podrías mejorar la vida de las almas del Inframundo, podrías lograr cosas muy buenas para la comunidad. No serías corrupto y el poder no se te subiría a la cabeza. ¡De verdad eres el único que puede mejorar el infierno! Serías increíble, nadie podría detenerte. Y sobre todas las cosas, serías un líder honesto.
Verdaderamente quería que volviera a ser consciente de aquello. Alastor no solo tenía la ambición de contraer el cargo para estar lleno de poder e influencias. Él podía lograr cosas que ningún otro noble o superior había hecho antes. Y eso era debido a que era un alma humana que contaba con una fuerza comparable a los demonios de pura sangre. Y parte de esa humanidad aún tenía principios humildes y códigos éticos que servirían para reparar una comunidad que fue plagada por pecados y corrupción.
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Queen of Disaster ⋆° RadioDust ◌*̥
FanfictionLo que me hiciste es indescriptible, me tienes brillando como una esmeralda. Le prendes fuego a mi alma, me vuelves salvaje. Ningún otro hombre me hizo sentir hermoso, cuando estoy en tus brazos siento que lo tengo todo. ¿Será tu preciosa sonrisa lo...