6° Arrepentimientos

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Angel tomó la fuerza suficiente como para ponerse de pie y caminar hacia su cama. Se sentó en el borde, Husk no dejó de seguir sus movimientos paso a paso con una mirada ciertamente consternada. Porque nunca pensó que su pasado hubiera estado tan entrelazado con el de Alastor, jamás imaginó que le compartiría ese tipo de recuerdos y de secretos tan profundos y dolorosos.

Angel mostraba siempre una sonrisa cruel y soberbia frente a todos, nadie conocía su verdadera persona. Tal vez Husk era el primero que escuchaba esa clase de historia de su niñez.

Esa era su canción favorita. Y él es tan inconfundible. Guardé esos recuerdos por mucho tiempo, ni siquiera lo he podido olvidar. Él fue el primer hombre... que me gustó en serio.

Lo que sentía Angel en ese momento era difícil de explicar. Frunció su rostro con enojo, amargura y una mezcla de esas emociones que eran maniobradas por la angustia de su corazón insano. Se abrazó a si mismo, no dejó que ni una sola lágrima más corriera por sus mejillas. Se fijó el objetivo de dejar de llorar por un hombre como Alastor... Había pasado tanto tiempo que no lo valía.

Lo que sucedía no era algo habitual. No sentía rabia por ser abandonado o por las cosas inevitables que sucedieron. Se odiaba a si mismo por ser tan ingenuo y estúpido, por haber creído en alguien, por haber tenido inocencia. Angel se odiaba porque alguna vez, fue frágil y humano y esos sentimientos solo le trajeron miseria a lo largo de su vida como hombre en la tierra.

¿Tienes idea de lo humillante que fue? ¿De toda la vergüenza que me hizo pasar?

Levantó su rostro y apretó su mandíbula con todas sus fuerzas. Poseía una rabia y un dolor que eran incomparables. Husk solo tomó asiento en su cama que estaba frente la de Angel, lo observó más confundido y preocupado de lo que alguna vez mostró por él. Pero antes de poder abrir la boca, el semblante del arácnido se llenó de nerviosismo y un repentino pánico.

Mierda. Él no puede enterarse de que soy yo. ¡Jamás se lo digas a nadie!

Le suplicó mientras aferraba sus cuatro manos sobre sus muslos. Apretó sus puños y le dirigió una mirada aterrada porque no sabía que clase de reacción podría tener Alastor si se enteraba de ese episodio pasado. Podría ser indiferente o podría ser incómodo, pero de cualquier manera, ni siquiera quería imaginar lo aberrante y bochornosa que podría volverse su relación si conocía la verdad.

Angel sufriría en silencio y se guardaría ese secreto. Además, sabía que Alastor no lo recordaría si no se lo decía. No creía que su existencia hubiera sido trascendental para él... Dolía pensar en eso, pero debía ser la verdad. Husk, por su parte, se sintió presionado por su desesperación y quiso calmarlo de alguna manera.

Angel, pasó hace mucho tiempo y eras un niño. No creo que él...

—¡De cualquier forma nunca se lo digas! No puede saberlo, ¡Nadie puede! Es tan vergonzoso. Tan patético. Fui... muy patético.

Ocultó su rostro entre sus manos, volvió a inclinarse hacia adelante para acurrucarse y a flaquear. Esa clase de recuerdos lo volvía débil, lo conectaban con toda esa humanidad perdida que odiaba poseer y que necesitaba desechar para hacerse más fuerte. No podía creer que los acontecimientos hubieran tomado esa dirección. Alastor... Su nombre. Reprimió ese nombre por décadas. Y ese era el hombre que lo salvó de Valentino de forma desinteresada, el sujeto que aceptaba sus abrazos y le sonreía con dulzura bajo los mantos de la oscuridad de la noche.

Jadeó entre sus manos. El conflicto que sentía en su corazón comenzó a hacerse palpable, porque odiaba que ese demonio fuera el mismo de su pasado. Que Alastor hubiera presenciado y vivido lo más puro de él, que hubiera conocido a ese niño que aún creía que podía hacer las cosas bien en un mundo tan oscuro e injusto. Que él supiera como era su verdadera naturaleza... Era agobiante. Que conociera esa parte de él, era mucho más que vergonzoso.

Queen of Disaster ⋆° RadioDust ◌*̥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora