Queen of Disaster ⋆° RadioDust ◌*̥

24° Esperanza

Desde el interior de un concurrido bar de los suburbios, Cherri bebía una jarra de cerveza con un humor terrible. Sentada en la barra, estampó la bebida contra la madera y causó que todo su alrededor saltara asustado. Sin embargo, a ella no le importó. Observó con su gran ojo anaranjado la transmisión en vivo de la TV que estaba colgada por arriba del bartender de ese establecimiento y gruñó ofendida al solo ver lo que estaba sucediendo en la televisión.

—Y finamente está asumiendo el cargo. Puto bastardo de mierda.

Susurró aquello acompañado de más maldiciones. Y no era para menos según ella. Se llevó la jarra de alcohol a los labios y bebió de un gran sorbo el resto de la helada cerveza que le quedaba. Ya ni siquiera quería seguir viendo ese estúpido canal, se enojaba al solo mirar el brillo de la pantalla.

La transmisión en vivo enfocaba un gran evento que estaba dando inicio en el escenario principal de ciudad Pentagrama. Una multitud de cientos de demonios estaba concurriendo porque el festejo era único e irrepetible. Alastor asumiría su cargo de la mano de Lucifer y daría algunas palabras de honor frente a toda esa monumental muchedumbre. Su forma de ascender estaba siendo transmitida en todas partes. Muchos de los demonios del bar donde estaba Cherri miraban la televisión con interés ya que se trataba del demonio radio, otros en cambio observaban el evento desde sus celulares.

Cherri dejó la cerveza a un lado y giró hacia su izquierda. Allí estaba Angel, cruzado de brazos sobre la madera y reposando su mentón sobre sus antebrazos. Observaba su vaso de alcohol intacto con una expresión aburrida y vacía. No estaba viendo la transmisión de la TV pero podía oír todo lo que los periodistas estaban comentando desde los celulares de los demonios del bar.

Suspiró pesadamente y se enderezó para mirar a su mejor amiga, quien solo colocó una mano en su hombro y entrecerró su gran ojo preocupado. Ambos habían salido a beber a su bar favorito para despejarse aquel mediodía. No contaban con que se transmitiría la asunción de Alastor hasta en ese asqueroso lugar de mala muerte.

—Él se lo pierde, Angel.

—Estaré bien. Solo necesito tiempo.

Respondió la araña casi en modo automático. Volteó unos segundos hacia la pantalla de televisión por arriba de la barra y suspiró como si ya nada tuviera remedio. Era así después de todo. Seguir adelante, no mirar atrás, no llorar. Seguiría viendo a Alastor en los medios de comunicación, así que esa sería una buena práctica. No podía aislarse del mundo solo para dejar de verlo. Tenía que asumir que sería una gran figura pública desde ese momento.

No había escuchado hablar a Charlie o a Vaggie sobre el asunto, pero era más que obvio que Alastor terminaría dejando el hotel por su nuevo trabajo. Sería difícil mantener ambas aficiones al mismo tiempo. Bueno... Al menos no lo vería de cerca nunca más.

Cerró sus ojos para no volver a hundirse en ese dolor. Tomó su vaso de cerveza y comenzó a beberlo con desesperación. Concentrarse en cosas tristes no lo haría mejorar. Debía ser fuerte como lo fue en toda su vida.

"Nadie recibe lo que merece, no en este lugar. Nosotros solo recibimos lo que más nos duele."

Repentinamente recordó esas turbias palabras. Se las dijo Valentino apenas entró en la industria. Mierda, tal vez tenía razón. Angel terminó su cerveza y, sin pensarlo, volvió a ponerle atención a la televisión. Se mordió los labios con angustia y un fuerte nudo en la garganta creciendo. Dolía verlo, pero al mismo tiempo no quería despegar su vista de Alastor. Definitivamente era un masoquista.

Desde el otro lado de la ciudad, Alastor al fin pasó al frente del escenario y se encontró con ese escandaloso público esperando para que ofreciera unas palabras a su gente. Un par de conductores le ofrecieron un micrófono, pero él les negó con una sonrisa.