Queen of Disaster ⋆° RadioDust ◌*̥

1° Mentiras

Vox se sirvió un poco de champagne, rellenó su larga copa de cristal con la bebida y se cruzó de piernas cómodamente. Estaba hundido en el terciopelo del sofá granate. Del otro lado, Velvet estaba recostada mirando su celular y verificando algunas notificaciones con expresión aburrida. Y finalmente, Valentino se encontraba entre medio de los dos, hundido de la misma forma que sus compañeros y fumando de su largo cigarro, manteniendo un semblante neutral.

La oscuridad del club vacío era borrada por algunas luces de neón. Todavía no era el horario de apertura habitual, por eso mismo no había clientes en el interior. Aún así, los tres siempre descansaban en el área VIP de ese nuevo club y llegaban muy temprano por costumbre.

Aunque esa noche era un poco diferente, Vox y Velvet solo decidieron acompañar a Val porque consideraron que su charla con su zorra principal sería entretenida. Y la especialidad de Valentino era armar dramas innecesarios, sería todo un show.

En efecto, Angel Dust atravesó la zona VIP y cuando llegó hacia ellos tres, se quedó de pie ante la triple unión. Les sonrió con calma, una tranquilidad que rara vez demostraba ante esos overlord.

—Vengo a traerte noticias, jefe.

Esa extraña aura de confianza era inusual. Velvet dejó el celular a su lado cuando lo escuchó, se sentó adecuadamente y miró de reojo a Vox desde la otra punta. Ambos tenían pensamientos que concordaban, ya que era extraño que Angel no mostrara odio o miedo. Eran las únicas reacciones frecuentes que conocían.

—Debe ser algo interesante para que estés interrumpiendo mi valioso tiempo, Angie.

Valentino habló en respuesta, sin dejar de fumar su cigarro en ningún momento. La araña quería anunciarle algo importante, lo citó. Su jefe le mostró una sonrisa despiadada, imaginando mil escenarios o noticias que podían involucrar a Angel y que podían llenar sus bolsillos de billetes.

—Es extraño verlo tan temerario, no es divertido.

Murmuró la mujer demonio hacia Vox, el mencionado la escuchó claramente y se dirigió al empleado de Val para tratar de tantear el terreno.

—¿Qué tramas, araña? Val se pone de mal humor fácilmente. No creo que quieras jugar con eso.

Y nadie quería lidiar con ese humor, mucho menos ellos dos que siempre tenían que soportar su mierda. Angel en respuesta, siguió demostrando su aura orgullosa, gesto que seguía siendo poco común. Los tres lo analizaban con desconfianza, sin embargo, él se cruzó de brazos frente a ellos.

—Es importante, porque será la última vez que le traeré noticias de mi parte. Ahora puedo decir con toda libertad que eres un triste saco de mierda que no puede encontrar verdadera satisfacción en su propia vida y que por eso abusa de los demás. Eres patético y desagradable.

Lo apuntó con sus múltiples brazos. Se rió a carcajadas porque por fin podía decir lo que tanto había anhelado por tantos años. Ya no les tenía miedo, eran unos estúpidos payasos y el dueño del circo era peor que ellos.

Los tres no respondieron de inmediato, se quedaron callados sin poder creer su atrevimiento. Angel nunca había demostrado tal impertinencia directamente, y cuando lo intentaba, era castigado con crudeza. Esa era la razón por la que pensaba dos veces antes de actuar o decir algo estúpido. Y en ese momento, estaba desatado y tan confiado que fue incomprensible para los tres.

No obstante, Valentino lo tomó como un reto. Marcó una sonrisa grande y cruel, se acercó un poco más y largó abundante humo desde sus labios. Luego, apagó el cigarro contra el cenicero de la mesa de bebidas y le dedicó una mirada arrogante y repleta de seguridad. Si tanto quería ser torturado, le daría el gusto. Alzó un poco su mano y materializó el contrato que mantenía con Angel Dust, estampandolo contra la mesa de manera intimidante.