Capítulo 3

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Cuando Liam despertó, se encontró con una habitación completamente a oscuras, salvo por un pequeño orificio que dejaba entrar un poco de luz artificial lo suficientemente grande como para ver que era un cuarto enorme, que sólo había un foco en su campo de visión, que éste estaba justo encima de él y que estaba sobre una cama vieja con un colchón sucio y duro. 

Movió sus piernas y brazos para descubrir que nada lo ataba a ninguna parte, cuando se había decidido a explorar el resto de la habitación con el tacto, un dolor punzante en el abdomen y la espalda lo detuvieron. Se quejó en silencio y volvió a recostarse lentamente. Trataba de recordar lo que había pasado, de recordar algo aparte de esos preciosos ojos tricolor, algo aparte de esos carnosos labios rojos y ese perfecto cabello estilizado. No importaba que hiciera, sus pensamientos siempre regresaban al deseo de ir a buscarlo cuando se iba y su instinto de correr al lado opuesto a donde se encontraba él.

De pronto, el golpe seco de una puerta metálica lo hizo brincar de miedo, lo que le provocó uno de los mayores dolores que había sentido en su vida, obligándolo retorcerse en el colchón, haciendo rechinar todos sus resortes. El foco que se encontraba encima de él se encendió de un segundo a otro, deslumbrando al ojiazul, desde afuera llegaba una luz blanca, más aparte el aturdimiento por los golpes que recibió, no le permitía ver nada aparte de un par de bultos borrosos, uno mucho más alto que el otro.

– ¿Cuánto dinero quieren? Sólo pídanlo, hay suficiente en mis tarjetas– a pesar del miedo y el dolor, la voz del ojiazul sonaba completamente calmada y seria. Al no escuchar ninguna respuesta, insistió– ¿Y bien? ¿Cuánto quieren?

El bulto de la derecha, que estaba claramente más cerca que el otro, soltó una risa fuerte y burlona.

– Queremos el dinero que tu padre le debe a nuestros jefes, ¿tienes ese dinero en tus tarjetas? ¿Tienes treinta y siete millones?

– Mi padre no le debe dinero a nadie. Seguro "tus jefes"– dijo esas dos palabras en tono de burla– Le deben a él y no quieren pagarle.

El bulto de la derecha se acercó agresivamente a la cama donde se encontraba recostado Liam y lo levantó con fuerza. Liam cerró los ojos para evitar que un grito de dolor se escapara de sus labios.

– Aquí no tienes el derecho de ponerte insolente, ¿me escuchaste?– el castaño abrió los ojos y vio que el sujeto que lo agitaba traía puesta una chamarra negra, la capucha de la chamarra y una bufanda que le cubría todo menos los ojos, pero que no se veían con claridad por la sombra. Reconoció la fuerza de sus manos en los golpes que tenía en todo el cuerpo y recordó la escena del coche y el callejón– ¡Contéstame cuando te hablo!

El sujeto acuerpado levantó su mano cerrada en un puño y tomó impulso para golpearlo en la cara. Liam ya estaba preparándose psicológicamente, con los ojos cerrados, para el recibir el golpe, hasta que notó la tardanza del sujeto. Volvió a abrir los ojos y vio al segundo chico, que hasta ahora no había dicho nada, deteniéndole el brazo.

– No empieces, ya sabes lo que pasó la última vez que te sentiste todopoderoso con estas personas– la voz de ésta persona se notaba forzada, él ponía más atención en el cuidado de su identidad– Cálmate.

El otro sujeto se deshizo del agarre y dejó caer a Liam, haciendo que el dolor regresara. El hombre que impidió el golpe negó con la cabeza, dio media vuelta y se dirigió a la salida.

– ¿A dónde crees que vas?

– Afuera, tu puedes con esto perfectamente solo.

La figura del chico que lo protegió, desapareció por completo, desvaneciéndose entre la luz, como un ángel que había venido a cuidarlo.

Estocolmo [THIAM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora