Stiles llegó a su departamento al rededor de las 8:30 de la noche; eran 9:45 y aun no se decidía a abrir la puerta para entrar. Sabía que esa era la decisión correcta, pero no estaba listo para hacerlo, no quería hacerlo. De un momento a otro, la puerta se abrió y lo sacó de sus pensamientos. Era Lydia, quien no lo había visto, se encontraba buscando algo en su bolsa cuando chocó con el castaño, levantó la mirada para disculparse.
– ¡Hola, corazón!– se levantó en las puntas de sus pies y lo besó sin recibir respuesta– ¿Está todo bien?
Se veía realmente confundida, pero sobre todo, preocupada. La actitud de Stiles había sido muy diferente desde que regresó de Francia; su novio no era de los que a veces eran cortantes y a veces no, él siempre era muy atento y cariñoso con ella, eso había cambiado de repente, incluso cuando lo vio el día anterior, ni siquiera se le acercó de manera cariñosa. Después de los viajes largos de Stiles, él siempre parecía desesperado por llevársela a la cama, pero esta vez no, ni siquiera se quedó más de una hora y después se despidió sin avisar cuando volvería. Sabía que las cosas iban mal.
– ¿A dónde ibas?– parecía que no había escuchado ninguna de las palabras que la chica había mencionado, ni se había percatado de sus acciones, era como si recién hubiese llegado y la viera por primera vez en el día.
– Yo...– salió forzadamente de sus pensamientos– Iba por algo de cenar, no he tenido tiempo de hacer las compras esta semana...
– Ya veo...– en esta ocasión tampoco había escuchado ninguna de las palabras que había mencionado, sólo quería acabar con eso, pero si la chica iba de salida tenía que esperar.
– ¿Q-quieres venir conmigo?– eso si lo escuchó– Podríamos comprar pizza como antes, o ir a cenar a algún restaurante...
– Estoy algo corto de dinero, pero ve a comprar algo para ti, estaré aquí esperándote cuando vuelvas– sonrió como pudo, pero eso le bastó a la chica para sentir que las cosas podrían mejorar.
– ¿Prometes que no te irás?– era una obvia pregunta en doble sentido, no le interesaba saber si la esperaría en ese momento, quería saber si no terminaría con ella.
– Aquí estaré, sólo no tardes– quería ser un poco más específico en que sólo se quedaría en el departamento, pero no encontró la manera. Lydia sonrió con más de tranquilidad y caminó por el pasillo, no sin antes despedirse con la mano.
Stiles entró al departamento, lo recorrió una y otra y otra vez, como si la respuesta correcta estuviera escondida detrás de algún mueble, tal vez en el papel tapiz; no sabía como llegar, pero sabía a donde quería llegar. Se recostó en la cama y se cubrió los ojos cuando la luz comenzó a molestarle, y perdido entre sus pensamientos, logró ver una mancha, causada por el deslumbramiento, con la forma de Derek, después dejó de ser una mancha, podía ver al moreno con claridad en su mente. No había notado que tanto lo extrañaba, hasta que comenzó a imaginar varios escenarios en los que se lo encontraba por casualidad en la calle y después de unas cuantas palabras, comenzaba una sesión de besos. En una en especial, imaginó que lo encontraba saliendo del lugar en el que estaba, platicaban un par de minutos y después entraban al departamento, olvidando por completo la existencia de Lydia, y comenzaban a besarse estando recostados en esa misma cama.
El pensamiento era tan real, que podía sentirlo con las manos cuando las estiró hacia arriba. En ningún momento abrió los ojos, no quería perder el momento más real que había pasado con Derek desde hace varios días. Podía sentir como recorría sus piernas de arriba a abajo, mientras sentía unas manos acariciar su cabello con ternura; era extraño, porque el mayor podía parecer duro, pero él lo veía tan frágil, y su ilusión lo comprobaba, sentía unas manos suaves, cuando paseó por su espalda, la pudo sentir realmente delicada, era como estar en un sueño.
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Estocolmo [THIAM]
Novela JuvenilLiam es un chico de 24 años. Es el único hijo de la adinerada familia Dunbar. Su padre era el dueño de casi la mitad de las empresas del país, y su madre era la dueña del 45% de QVC. Theo Raeken, por otra parte, se dedicaba a hacer "negocios", tenie...