– ¿Por qué tardas tanto?– preguntó Liam desde la puerta.
– Estoy recogiendo el desorden que dejaste– escondió la carta entre el resto de los papeles y lo metió al último cajón– Listo, podemos irnos.
El castaño asintió y comenzó a caminar hacia las escaleras, el mayor daba pasos más largos, así que lo pasó de largo con facilidad. El ojiazul no quería irse aún, estaba realmente mejor desde que pisó ese departamento; observaba todo como si fuera un museo que pronto cerraría sus puertas al público cuando se dio cuenta de algo.
Habían pasado ya dos semanas desde la ultima vez que Theo había pisado ese departamento, y estaba extrañamente limpio, ni una partícula de polvo acechaba los muebles, nada.
– Tal vez... Tenía personal de limpieza– pensó en voz alta mientras se detenía a la mitad de las escaleras.
Esa parecía la respuesta más lógica a esta situación, aunque aún era una idea estúpida; ¿Quién le pagaba a la servidumbre? La chica de la recepción estaba consiente de que entre él y Theo había algo, y aún así, no le permitió la entrada tan fácilmente. ¿Por que dejaría entrar a cualquier persona que podría hacer de las suyas en el departamento con tanta facilidad? ¿Por qué alguien tan pesado como Raeken permitiría que una persona al azar husmeara por su departamento si literalmente cualquier cosa podría delatarlo? Derek no podía ser una opción. Conocía el orden de Theo, sabía que todo tenía que estar en una posición exacta, a tales o cuales grados del siguiente objeto, y la manera en que Derek había "ordenado" todo en el estudio, y no tenía punto de comparación con el resto de la casa.
– ¿Qué pasa?– preguntó Derek desde abajo de las escaleras– ¿Te sientes bien?
– Si, yo solo...– suspiró pesado, aún no era momento de acusar a nadie, no hasta que estuviera seguro– Me mareé un poco, tal vez fueron muchos recuerdos en un día– sonrió levemente.
Derek subió corriendo y lo tomó por el brazo.
– ¿Ya comiste?
– Creo que no– respondió honestamente, mientras bajaban por las escaleras con cuidado.
– Honestamente estas siendo estúpido. Theo no habría querido que te deterioraras así. Debes comenzar a tener más cuidado de ti mismo– no obtuvo respuesta. Lo recargó en un sillón y continuó– Voy a hacerte algo de comer.
– ¡No!– gritó desesperado; el mayor lo observó confundido– No toques nada, deja todo como estaba la última vez que él estuvo aquí...
– De acuerdo– rodó los ojos– Ordenaré comida china– se fue hacia el teléfono, lo levanto y marcó el número.
Liam caminó al rededor de la sala, preguntándose cómo podría hacer una pregunta sin que se notara demasiado obvia, debía parecer que no dudaba de nadie. Cuando Derek regresó, se tiró en el sillón y lo miró extrañado.
– ¿Qué me ves?– dijo el ojiazul frunciendo el ceño.
– ¿Por qué no te sientas?
– Oh– miró el sillón– Claro– se acercó lentamente y tomó asiento, mirando al pelinegro con curiosidad.
– ¿Se te perdió algo?– realmente le gustaba que lo observaran.
– ¡Oh! N-no, no, no– agitó la cabeza con velocidad.
– ¿Qué me ves, entonces?– habló con desinterés, mirando su celular.
Él ojiazul suspiró y comenzó a hablar.
– ¿Es difícil ser un... Uh... Sicario?
Derek estalló en carcajadas.
– ¿Qué clase de pregunta es esa?
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Estocolmo [THIAM]
Ficção AdolescenteLiam es un chico de 24 años. Es el único hijo de la adinerada familia Dunbar. Su padre era el dueño de casi la mitad de las empresas del país, y su madre era la dueña del 45% de QVC. Theo Raeken, por otra parte, se dedicaba a hacer "negocios", tenie...