Kara Danvers es una joven inteligente y hermosa, con los pies bien puestos en la tierra y dispuesta a conseguir todo lo que quiere. Lena Luthor, por otro lado, es una mujer adulta que tiene una vida envidiable y que cree que el poder y la fuerza lo...
Kara despertó y sintió un peso junto a ella, así como una mano posesiva que le impedía moverse. Giró la cabeza y vio a Lena, quien descansaba tranquilamente a su lado.
La ojiazul no apartó la vista de ese rostro.
Kara- Eres increíblemente hermosa -dijo en voz apenas audible. En ese momento, sin esperárselo, Lena abrió sus ojos y sus miradas se encontraron- ¿Podrías dejarme ir? Necesito ir al baño. Lena lo hizo sin decir una palabra.
Después de un par de minutos, Kara regresó y encontró a la azabache sentada en la cama.
Lena, al verla, se levantó y, como una leona acorralando a su presa, dejó a Kara cerca de la pared y sin esperarlo, se apoderó de sus labios y la atrajo hacia su cuerpo con fuerza.
La rubia se dejó llevar por el momento, sorprendida y sin saber si detenerlo o continuar.
Kara y Lena eran muy diferentes y para llevarse bien, tendrían que renunciar a lo que las hacía ser ellas mismas. A Kara no le gustaba que jugaran con su tiempo, y mucho menos con ella. Lena, por otro lado, tenía el ego y la vanidad de una reina, y no estaba dispuesta a bajar la cabeza y dejar caer su corona al suelo. Prefería morir antes que hacerlo.
Lena acercó aún más a Kara y enredó sus piernas alrededor de la CEO. Ambas sabían lo que ocurriría cuando estaban en la cama, pero antes de que Lena posara sus labios en el cuello de Kara, esta detuvo todo.
Lena- ¿Qué ocurre? -preguntó con un tono serio y bastante molesto.
Kara- No soy solo una mujer a la que puedes tener a la primera, Luthor.
Lena- Tú eres mía.
Kara- No veo un anillo en mi dedo ni tu nombre en mi cuerpo. No soy una propiedad ni un objeto -Kara Danvers estaba retando a alguien que jamás había sido retada. Al ver el rostro rojo de Lena, supo que sus palabras y su rechazo habían dado en el blanco.
Lena- Me vas a rogar para que te tenga, pensaba la ojiverde. Date un baño y te espero abajo. Hoy saldremos.
Kara- Prefiero salir sola.
Lena- Mira, niña, las cosas son como yo digo y ordeno. Saldrás conmigo, así que ponte algo decente después de bañarte y no tardes. Detesto esperar. Sin esperar una respuesta, Lena salió de la habitación dando un portazo.
Kara miró la puerta con los ojos entre cerrados y pronunció en voz baja: "Idiota". Luego se levantó para ir al baño.
Cat era la esposa de Maxwell Lord, un imponente hombre de negocios, y tenían dos hijos varones juntos. Maxwell había sido el mejor amigo de Lena años atrás, y su relación causaba muchos problemas a los intereses de Lillian.
Samantha era huérfana y no tenía el estatus de la familia Luthor. Cuando Lena conoció a Samantha en la universidad, la consideró la persona más antipática de todas. Lena era popular y todos querían estar con ella, ser sus amigos o, en ocasiones, sus amantes.
Sin embargo, Lena puso sus ojos en Samantha y estaba decidida a tenerla. Aunque tardó un tiempo, logró seducirla y comenzaron una relación. Sin embargo, después de varios meses, Lena se volvió adicta a las fiestas y abandonó a Samantha. Esto dio la oportunidad a su mejor amigo de ocupar su lugar y embarazar a Sam.
Lena sufrió por esta situación, pero se hizo cargo y le dio su apellido a Ruby sin que los Luthor lo supieran. También le prometió a Sam que nunca les faltaría nada a ella ni a su hija.
Por otro lado, Kara era hija de Cat y de un chico con el que tuvo un romance pasajero. Debido a su compromiso matrimonial, Kara decidió dar en adopción a su hija. Aunque su vida parecía buena, con hijos responsables y una exitosa carrera profesional, su esposo le era infiel.
Cuando Lena decidió regresar después de varios años, se enteró de que su hija había desaparecido y había viajado con Lena en su avión privado. Lena había asegurado que a Kara no le pidieran su pasaporte por estar en un país extranjero. Lena sabía quién era Kara y estaba aprovechando la situación.
Lena- Grecia es hermosa, ¿verdad?
Kara- Sí, este lugar ha logrado enamorarme.
Lena- Y aún no has visto lo mejor.
Kara- ¿Y qué es lo mejor?
Lena- El desayuno. Ven -dijo Lena tomando la mano de Kara y tirando de ella para llevarla a una terraza donde les esperaba el desayuno y una vista impresionante.
Kara- ¿Por qué se llama Mar Egeo?
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Lena- Teseo era un rey de Atenas, hijo de Etra y Egeo. Fue un héroe fundador. Cuando regresó, no reveló su verdadera identidad. Sin embargo, cuando olvidó unas instrucciones, su padre vio las velas negras de un barco y creyó que su hijo había sido asesinado. Egeo se subió a una roca y se lanzó al mar, suicidándose.
Kara- ¿Así que el Mar Egeo lleva ese nombre porque un hombre se suicidó en él? -pensó la ojiazul- Interesante.
Lena- Todo en este lugar es fascinante y te intriga, ¿verdad?
Narra Kara
Los días en Grecia con Lena no resultaron ser tan malos. En realidad, ella era agradable, pero cuando no me gustaba su actitud, solo fingía una sonrisa. Después de todo, estaba con ella solo por el dinero.
Sin embargo, me preocupé cuando escuché a Lena hablar con esa mujer sobre tener un hijo. ¿Acaso ella quería eso?
Podrían llamarme insensible, pero ni loca quería tener un hijo, ni ahora ni en el futuro. No tenía ese instinto materno que parecía tener Lena. Durante la cena, cuando me preguntó si alguna vez había considerado ser madre, no quise apagar la luz que brillaba en sus ojos esmeralda.
No tuve más opción que decirle lo que ella quería escuchar. Después de esa noche, llamé a Maggie y me enteré de que estaba en Los Ángeles con Samantha. Parecía que ahora vivirían allí temporalmente. Me sorprendió saber que Samantha realmente quería algo serio con mi amiga. Sabía que Samantha era una mujeriega y dudaba que cambiara, pero como dije en ese momento, era su elección si quería ser engañada.
En cuanto al tema del sexo, Lena evitaba tocarlo. Pero sin duda, me arrepentía de no haber aprovechado la oportunidad. Lena era hermosa y extremadamente sexy. Verla con esas mujeres que decían ser sus "amigas de fiestas" solo me fastidiaba, pero no iba a permitir que alguien me la ganara.
Yo estaba aquí por algo y no me iría con las manos vacías.