Kara Danvers es una joven inteligente y hermosa, con los pies bien puestos en la tierra y dispuesta a conseguir todo lo que quiere. Lena Luthor, por otro lado, es una mujer adulta que tiene una vida envidiable y que cree que el poder y la fuerza lo...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Lena Luthor, había invitado a su compañera a entrar en un espacio que pocos habían tenido el privilegio de conocer. La puerta se abrió lentamente, revelando un mundo oculto detrás de la fachada de su elegante residencia temporal. Era su cuarto rojo, un santuario de placer y control, un lugar donde Lena se sentía más ella misma que en cualquier otro lugar.
El cuarto estaba bañado en una luz roja suave que emanaba de las lámparas de pared de vidrio esmerilado, dando al lugar un ambiente sensual y acogedor. Las paredes estaban cubiertas de seda roja, suave al tacto, contrastando con el suelo de madera oscura y pulida.
En el centro de la habitación, se encontraba una gran cama de cuatro postes, cubierta con sábanas de seda negra. Cadenas de plata y cuerdas de seda colgaban de los postes, centelleando bajo la luz roja. A un lado de la cama, había una cómoda de madera antigua, llena de juguetes y accesorios, cada uno meticulosamente seleccionado por Lena.
Alrededor de la habitación, se encontraban varios muebles diseñados para el placer y el juego: una cruz de San Andrés forrada de terciopelo, un potro de cuero, y una silla de postura, todos ellos reflejando el refinado gusto de Lena.
Las paredes estaban adornadas con espejos de cuerpo entero, colocados estratégicamente para reflejar cada rincón de la habitación. Esto permitía a Lena observar cada expresión, cada movimiento de su compañera desde cualquier ángulo.
A pesar de la intensidad de la habitación, había un aire de respeto y cuidado. Lena había creado este espacio no solo para su propio placer, sino también para proporcionar un entorno seguro y consensuado donde su compañera pudiera explorar sus límites y deseos.
Al entrar en la habitación, se podía sentir la esencia de Lena, una mezcla de dominio y delicadeza. Este era su cuarto, su santuario de placer, y era un reflejo de la mujer que Lena Luthor realmente era: poderosa, controlada, y apasionadamente sensual.
Kara - Esto es algo insólito.
Lena - Lo sé, pero te prometo que te encantará.
Kara - ¿Cómo puedes estar tan segura?
Lena - Te lo demostraré. - Dijo con una sonrisa enigmática. - Desvístete, déjate solo la ropa interior, ¿de acuerdo?
Kara - De acuerdo.
Sería absurdo negar que Kara se sentía emocionada y sorprendida. Nunca había imaginado que Lena tuviera gustos tan exóticos, pero eso solo la intrigaba más. Esta era la oportunidad perfecta para explorar cada rincón del universo del placer.
Su relación había comenzado por dinero.
Su matrimonio, por poder.
Y su relación, por placer.
¿Cuál sería el desenlace?
¿Amor?
¿O simplemente el inicio de un caos incontrolable?