Capitulo 20

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Kara, tan impertinente... Indudablemente debía aprender a controlar lo manifiesto de su ambición.





 Indudablemente debía aprender a controlar lo manifiesto de su ambición

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Winn- ¿Qué fue todo eso?

Kieran- Eso fue un día normal, no te preocupes, te acostumbrarás, todos ya lo hicimos.

Winn- Señor Luthor, ella... -Apuntó hacia la joven.- ¿Ella está bromeando, verdad?

Lionel.- No, muchacho.

Dentro de la mansión.

Lena, con una mirada intensa y penetrante, condujo a Kara, su flamante esposa, a un rincón más reservado de la mansión. El ambiente festivo y bullicioso de la fiesta parecía desvanecerse a medida que se adentraban en la intimidad de aquel rincón apartado.

Lena, con una delicadeza que contrastaba con su habitual fuerza, comenzó a atender la herida superficial que Kara había sufrido en la celebración. Tomó una copa de cristal finamente tallado, llena de un líquido ámbar y espumoso, y con sumo cuidado, vertió un poco sobre la herida. Era claro, tenía todo calculado.

El contacto del líquido frío y burbujeante contra la piel de Kara provocó un estremecimiento involuntario en ella. Pero Lena, con su mirada fija en la tarea que tenía entre manos, no se dejó distraer. Sus dedos, firmes y seguros, limpiaron la herida con suavidad, dejando tras de sí una estela de piel ligeramente enrojecida.

La tensión entre ambas era palpable. Lena, con sus labios apretados en una línea recta y sus ojos oscuros llenos de determinación, mostraba un lado de sí misma que rara vez dejaba ver. Un lado posesivo, dominante, pero también increíblemente cuidadoso y atento.

Kara, por su parte, no podía evitar el ligero rubor que teñía sus mejillas ni la forma en que su respiración se volvía más entrecortada con cada roce de los dedos de Lena. Sus labios, ligeramente hinchados por la presión de los de Lena, estaban entreabiertos en una mezcla de sorpresa y anticipación.

Y así, en ese rincón apartado de la mansión, con la música de la fiesta como un eco lejano, Lena dejó su marca en Kara. No solo en su piel, que ahora lucía ligeramente marcada por sus dedos, sino también en su corazón. Porque, a pesar de todo, ambas sabían que este era solo el comienzo de su juego juntas.

 Porque, a pesar de todo, ambas sabían que este era solo el comienzo de su juego juntas

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