Kara Danvers es una joven inteligente y hermosa, con los pies bien puestos en la tierra y dispuesta a conseguir todo lo que quiere. Lena Luthor, por otro lado, es una mujer adulta que tiene una vida envidiable y que cree que el poder y la fuerza lo...
Había pasado mucho tiempo desde la última vez que visité a mi querida familia. Estaba segura de que mi presencia después de tanto tiempo disgustaría a más de uno. Y eso sin duda era un gran placer.
Al bajar, noté que una limusina estaba esperando. Entré en ella y le indiqué al chofer a dónde debíamos ir primero.
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Había mucho que recordar.
Narra Lena.
Eran apenas las 10:40 de la mañana y no había tomado ni un descanso. El nuevo proyecto tenía un buen avance, gracias a la ayuda de Sam. Después de mi divorcio con Imra, nuestra amistad volvió a ser como antes. Su apoyo era lo único que mantenía lo poco que quedaba de mí en pie.
Hace más de un mes, ella y Ruby, su pequeña de tres años, se habían mudado conmigo. A los ojos de cualquier desconocido, parecíamos la típica familia. Yo me encargaba de que ninguna de ellas careciera de algo, y ellas se encargaban de darme algo de amor. Ruby era especial en todos los sentidos, aún no podía entender cómo su padre la había despreciado.
Mi madre estaba totalmente disgustada con la idea de que ambas vivieran conmigo. Los medios habían creado cientos de historias sobre la relación que había entre Sam y yo. Muchas veces nos capturaban en el parque jugando con Ruby, o en la heladería. La verdad es que no importaba en lo más mínimo. Ruby era mi sobrina y Sam era mi mejor amiga. Si toda Ciudad Nacional quería pensar que éramos algo más, no me preocuparía en cambiar sus ideas.
Después de todo Samantha no era una mala amante.
Narra Lex.
El viaje había durado más de lo esperado, pero por fin había podido volver a casa. Extrañaba demasiado la presencia de Eve y Líam, siempre alegrando cada espacio de mi vida.
Narra Kara.
La luz que entraba por la ventana iluminó por completo la habitación. Al abrir lentamente los ojos, me di cuenta de que me encontraba en la habitación de Maggie. Ni siquiera recordaba cómo había llegado hasta su cama. Corrí las sábanas y me levanté. El dolor de cabeza iba en aumento.
Tomé mi celular, que estaba boca abajo sobre el escritorio, y lo encendí. Las llamadas de mi madre empezaron a aparecer en la pantalla. Seguramente estaba esperando que apareciera para llevarme al estúpido internado.
Lo pagué y lo tiré contra la cama, pero como siempre, saltó y cayó al piso. Lo ignoré y salí de la habitación.
Como era de costumbre, seguramente Maggie ya no estaría y yo podía quedarme hasta su regreso.
Narra Maggie.
Salí de la tienda y caminé hasta el auto. Me dolía mucho que Kara se tuviera que ir, pero me consolaba saber que solo sería por tres meses. En tres meses cumpliría dieciocho y podría salir del internado.