Joaquín estaba en la cafetería junto a Niko esperando al alfa rizado.
—Quizás no va a venir— dijo el rubio apoyando su barbilla con aburrimiento en la palma de su mano — ya comete ese postre o me lo como yo.
Como todos los días almorzaban juntos, antes eran solo Joaquín y Emilio, pero ahora eran ellos y el rubio.
—Si va a venir— habló inseguro de sus propias palabras, ya tenia diez minutos de retraso.
El castaño no había visto al rizado en todo el día, solo lo fue a dejar a la escuela y luego dijo que se iría a sus clases, pero de todos modos no se habían topado en los pasillos como de costumbre.
—Solo harás que esas deliciosas galletitas se desperdicien, dame— pidió estirando su mano.
La madre de Joaquín había cocinado galletitas en la mañana, una bolsa para su hijo, otra para el rizado y otra para el rubio, pero Niko no sabia de esas bolsas de galletas.
—Son de Mailo, así que no— golpeó la mano del omega.
Esperaron durante diez minutos más, pero nada, no llegaba.
—¿Y si le paso algo? No me ha llamado, siempre me avisa— afirmó comenzando a preocuparse.
—Debe estar bien, quizás se le acabo la batería— rodó los ojos.
El teléfono sonó y un castaño muy preocupado contestó.
—Joaco— dijo al contestar.
—¿Estas bien? — preguntó inmediatamente el omega.
—Si, solo me tuve que volver a casa porque me sentía mal— se excusó mientras alejaba a la omega a su lado.
El omega de tan solo imaginar a su rizado favorito enfermo quiso ir a cuidarlo, mimarlo y preparar muchas galletitas.
—¿Quieres que vaya? — preguntó ansioso.
Para el alfa la propuesta era tentadora, pero tenía algunos problemas de los que encargarse.
—No, no. Perderás clase. Nos vemos en la noche, bonito— dijo para luego tapar el micrófono —¡Azul, espera abajo! —.
Joaquín frunció el ceño ¿Quién era Azul y porque unas repentinas de tirarla por los pelos lo inundaron?
—Cuídate, te qui...— el rizado había cortado — quiero— bufó.
—Uuuh ¿drama de pareja? — preguntó divertido, pero inmediatamente el omega lo miró de forma agresiva— mejor... mejor me callo—.
Puso su mochila sobre la mesa y sacó el paquete de galletas para Niko.
—Come y calla— dijo mirando los ojos del omega frente a él, mientras le tendía el paquete.
El rubio asintió frenéticamente mientras llenaba su boca de deliciosas galletas de limón.
(...)
—Es raro no verte pegado a Emilio— comentó de la nada el rubio.
Joaquín hizo un puchero, extrañaba al rizado.
Estaban en el centro comercial para que el castaño no se pusiera a trepar por las paredes, estaba realmente estresado y dolido pensando en quien era esa tal Azul.
¿Por qué con su rizado?
—¿Crees que sea una omega bonita? — preguntó rompiendo la servilleta en tiritas.
—Quizás es alfa y tu aquí preocupado— habló comiendo su helado.
—Pero la prefirió antes que a mi... osea ¡que a mí! — dijo sin darse cuenta de las feromonas que estaba soltando.
—Joaquín, te quiero ¿sí? Pero Emilio puede tener amigos— el castaño frunció su ceño.
—Lo sé, pero de todos modos...—comenzó a pensar y una idea paso por su cabeza.
Ir a visitar al rizado.
—Me tengo que ir— avisó parándose con brusquedad.
—¿Te acompaño? — preguntó terminando de comer su helado.
Joaquín negó para luego levantarse por completo y alejarse, dejando al omega confundido.
(...)
Había llegado a la casa del alfa hace cinco minutos, pero por mucho que tocara la puerta con sus manitos nadie abría.
Talvez había salido, pero se suponía que estaba enfermo, así que no era una posibilidad.
Luego de quedarse afuera durante unos minutos mas recordó la copia de la llave que Emilio le había dado.
Al abrir la puerta quedó confundido por el silencio que inundaba la propiedad.
—¿Mailo? — preguntó en voz alta.
Solo silencio.
El castaño pensó que quizás estaba durmiendo, pero en las habitaciones no había nadie, solo su cama desecha.
Se preocupo un poco puesto a que las llamadas no las contestaba.
Salió de la casa para volver a la suya con un puchero y el ánimo por los suelos.
En cuanto llegó a su habitación se recostó en su nido boca abajo. Su omega exigía la atención del alfa que tanto se había acostumbrado a recibir.
Para lo único que se levantó fue para buscar las prendas del rizado, que tenía por su habitación y mejoró su nido con las prendas de Emilio.
Hundió su rostro en uno de los polerones mientras que las otras prendas lo rodeaban y abrigaban.
Durante toda su existencia no se había percatado cuan dependiente se había vuelto del alfa, lo necesitaba a todas horas, lo exigía a todas horas y lo extrañaba a todas horas.
No sabía que sería de él cuándo Emilio consiguiera un omega.
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Sweet Love |Emiliaco|
FanfictionJoaquín un tierno y dulce omega. Emilio un alfa protector y cariñoso pero tan solo con su pequeño omega. Se conocen de toda la vida... y es algo obvio lo que pasaría después. Un simple amor dulce. . . . . . Todos los derechos/créditos de la historia...