Capitulo 15

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—Bonito, vamos, levántate— pidió tomando la mano del omega que estaba envuelto en las sabanas.

—No— murmuró con sus ojitos cerrados.

Últimamente el omega se había vuelto extremadamente dormilón y empalagoso, se la pasaba todo el día en los brazos de Emilio.

El alfa sonrió cuando una grandiosa idea pasó por su mente.

Quitó las sábanas dejando al omega al descubierto con tan solo una polera del rizado que le llegaba hasta los muslos, la levantó dejando su pancita desnuda y acercó su boca allí soplando contra la suave piel, haciendo pequeñas "trompetitas" alrededor de su vientre.

—¡Alfa! — chilló comenzando a reír.

—¡Me haces cosquillas! — habló poniendo sus manitos sobre la frente del rizado para empujarlo, cosa que claramente no funcionó.

Luego de unos segundos paró, pero antes de alejarse dejo un pequeño beso sobre el vientre del omega.

—Vamos, Joaco— habló estirándose para besar la punta de la nariz del menor.

Emilio sonrió, se acercó al omega y lo tomó entre sus brazos.

Paso sus manos por debajo de los muslos del castaño y sonrió al sentir los bracitos de Joaquín rodear su cuello mientras que la mejilla del mismo estaba apoyada en el hombro del mayor.

—Eres mi lindo bebé— murmuró dejando un beso en el cuello del menor.

El omega asintió con una sonrisa mientras bajaban las escaleras, la madre del castaño estaba en la sala y su mirada inmediatamente se dirigió a su hijo y al alfa rizado que lo cargaba.

—Buen día, Eli— saludó el rizado con una sonrisa entrando a la cocina.

La omega rio al ver al omega prácticamente durmiendo en los brazos de Emilio.

—Amor, siéntate aquí, ya vuelvo— habló con intenciones de dejarlo sobre la isla de la cocina.

Joaquín negó enrollando sus piernitas en la cadera del alfa, el rizado suspiró con una boba sonrisa y comenzó a preparar el desayuno con el omega en brazos.


(...)


Se habían sentado a comer junto a Elizabeth, pero el omega estaba muy empalagoso y de hecho estaba desayunando en el regazo del alfa.

—Joaco, tienes que comer ¿sí? — habló el rizado con una mano sobre el estómago del castaño mientras que con la otra trataba de darle cereal.

El menor hizo un puchero y la omega miraba divertida la escena, realmente no entendía como el rizado le tenía tanta paciencia.

—Amor...— pidió el alfa hundiendo su nariz en el cuello del omega.

—No puedes arruinar nuestra salida así, Joaco. Tienes que comer y ya luego salimos— besó el cuello del omega con cariño.

El castaño asintió inseguro y abrió su boca para que le diera de comer, Emilio dejó otro corto beso en la mejilla del menor y le dio el desayuno.

Terminaron de comer y Joaquín estaba con su ceño fruncido mientras que el rizado besaba sus mejillas.

—No te puedes enojar porque te pedí que comieras, bonito— habló con un puchero y sus manos por debajo de la camiseta del menor acariciando su cintura.

El rizado estaba entre las piernas del menor, el cual estaba sentado en la isla de la cocina.

—Si puedo— afirmó.

—No, no puedes enojarte con tu lindo alfa— besó de forma sonora sus mejillas sonrojadas.

El omega siguió con su ceño fruncido, pero al sentir los besos del rizado alrededor de su rostro no pudo contener su sonrisa.

—Eso quería ver, tu linda sonrisa— comentó mirando la sonrisa del castaño embobado, amaba ver a su omega sonreír.

Las mejillas del menor se colorearon más de lo que ya estaban.

—Estas exagerando, Mailo— sonrió mordiendo su mejilla por dentro, estaban muy cerca.

—No lo hago.

Joaquín asintió y Emilio negó.

El mayor llevó sus manos hacia las mejillas del castaño y las acunó mientras lo miraba a los ojos.

—Joaco— lo llamó para que tuviera su mirada en él.

—Eres una persona adorable, cariñosa y muy alegre...— comenzó a hablar.

—. Tu sonrisa es hermosa, muy contagiosa y podría iluminar a un país entero— el omega hizo un puchero con intenciones de ponerse a llorar.

—Eres un sol así que no digas que estoy exagerando— lo miró frunciendo su ceño.

El castaño sonrió, posó sus manitos sobre las mejillas del alfa y sin pensarlo mucho más juntó sus labios en un dulce y tierno beso.

Emilio puso sus manos nuevamente sobre la cintura del castaño.

Era un beso dulce y lento, solo disfrutando los labios del otro e intentando transmitir todo su cariño a través de ese simple acto.

—Wow— murmuró el alfa al separarse del beso.

Claramente no era la primera vez que besaba a alguien, pero si era la primera vez que lo hacía con tanto cariño y sin otras intenciones.

Joaquín rio por la reacción del rizado.

—¿Me besas de nuevo? — preguntó el mayor con un puchero, que rápidamente fue besado entre risas.

—Desde ahora no es necesario que me lo preguntes ¿sí? — habló acariciando la mejilla del rizado.

Emilio asintió cual cachorro sumiso, aceptaría cualquier condición con tal de besar al omega nuevamente.











Me equivoque de capitulo jaja, una disculpa. :(

Sweet Love |Emiliaco|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora