Esa tarde el omega iba con una sonrisa en el rostro a ver su alfa.
Estaba emocionado porque había sacado diez en biología y el rizado había prometido hacer una maratón de películas Disney si sacaba una buena nota en esa materia, pero de todos modos el alfa lo iba consentir, tuviera una buena nota o no.
Al entrar a la casa inmediatamente notó el silencio que había en el primer piso.
—¡Mailo! — gritó hacia las escaleras.
—¡No subas, ya voy! — dijo para luego soltar un pequeño quejido.
Joaquín como si no hubiera escuchado las indicaciones del alfa subió las escaleras con el papel en la mano y una sonrisa en el rostro.
—Mira alfa, saqué die...— su ceño se frunció al ver al mayor sin camiseta dejando a la vista algunos hematomas y su bonito rostro con un raspón en la mejilla, sin contar su labio con una pequeña herida.
—Joaco, si digo que no subas es por algo— bufó limpiando un poco de sangre que quedaba en su mejilla.
—¿Qué paso, Mailo? — murmuró con un puchero acercándose al alfa.
—Nada, estoy bien— respondió con una sonrisa.
El omega rápidamente tomó la mano del rizado y lo jaló para que se sentara a los pies de la cama.
Dejó un beso en el cabello del rizado y fue en busca de instrumentos para curar las heridas de su alfa.
—Joaco, duele— se quejó apretando los ojos con fuerza al sentir al castaño limpiar su mejilla.
—Lo sé, perdón.
Al terminar de limpiar las heridas del alfa, sonrió satisfecho por haber ayudado al rizado, se sentía útil.
Emilio sin esperar que el castaño reaccionara lo tomó por la cintura levantándolo hacia su regazo, dejándolo con una pierna a cada lado.
—Gracias, mi lindo omega— habló contra el cuello del omega, aspirando el dulce aroma.
—De nada, alfa— respondió con una sonrisa y sus mejillas sonrojadas.
Quedaron unos minutos así hasta que Joaquín recordó su trato y su calificación.
—Mailo, adivina que nota saqué— sostuvo las mejillas del rizado con sus manitos.
El alfa titubeo unos segundos, tan solo para molestar al menor.
—¿Un tres? — preguntó recibiendo un golpe en su pecho desnudo.
Joaquín frunció su ceño y lo miró indignado para luego bajar del regazo del alfa. Caminó hacía la cabeza de la cama para meterse entre las sábanas con un puchero.
El alfa suspiró y fue detrás de su omega.
—Bonito— lo llamó mientras pasaba gateando sobre el castaño para ponerse a su lado.
Posó su cabeza llena de rizos en el pecho del omega en busca de atención.
—Joaco— murmuró hundiendo su rostro en el hueco del cuello del omega.
—Omega, prometo que hacemos una maratón Disney sin importar tu nota— sonrió al sentir las manitos del menor sobre sus rizos a la vez que el volvía a apoyar su mejilla en el pecho del castaño.
—¿Eso es un sí? — preguntó el rizado.
Joaquín asintió jugando con los suaves rizos del mayor.
—Saqué diez— comentó orgulloso mientras que el alfa prendía la televisión.
—Felicidades, pequeño cerebrito— se estiró para besar las mejillas del omega para luego volver a su posición anterior.
(...)
Cuando comenzó la quinta película el omega estaba durmiendo y el alfa iba a hacer lo mismo si no fuera porque el teléfono del castaño sonó.
—Aló— dijo con voz adormilada al contestar.
—Joaquín Bondoni, dios, casi me da algo. ¿Dónde estás? — preguntó en medio de un regaño, preocupada.
—Oh, hola Eli, soy Emilio. Joaco está durmiendo— habló agachando su mirada hacía el omega que dormía plácidamente entre sus brazos.
—¡Emilio! como se te ocurre llevarte a mi hijo sin avisar— la omega tenía su ceño fruncido.
—Perdón, no tenía idea de que Joaco no había avisado.
La mano del mayor estaba sobre la pancita del omega por debajo de la camiseta, ya que así el menor la había posicionado, feliz al recibir caricias.
—¿Dormirá allá? — preguntó apagando la televisión del living.
Miró al omega, tan cómodo y tranquilo, no se atrevía a despertarlo.
—Si, mañana lo llevare a clases temprano, lo prometo— sonrió acariciando la pancita de Joaquín.
—Está bien, no falten. Dejare sus cosas abajo antes de irme para que las pasen a buscar— suspiró al notar el silencio en su casa.
—Gracias, Eli. Duerme bien— se despidió.
—Cuida a mi Joaco, duerman bien— sin más colgó.
Dejó el teléfono sobre la mesita de noche y acomodó al omega entre sus brazos.
Sentía todo tan irreal.
Joaquín lo quería, lo llamaba "alfa", lo abrazaba al dormir, lo mimaba y cuidaba.
Iba a quitar su mano de la pancita del castaño para poder abrazarlo mejor pero rápidamente el omega frunció su ceño y puso su manito sobre la del rizado para que no la quitara.
—Mi dulce omega— murmuró feliz.
Podía nombrar a Joaquín como suyo, eso inflaba su pecho de orgullo y emoción.
Depositó un pequeño beso sobre el cuello del menor y sonrió mientras cerraba sus ojos dispuesto a dormir entre fantasías.
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Sweet Love |Emiliaco|
FanfictionJoaquín un tierno y dulce omega. Emilio un alfa protector y cariñoso pero tan solo con su pequeño omega. Se conocen de toda la vida... y es algo obvio lo que pasaría después. Un simple amor dulce. . . . . . Todos los derechos/créditos de la historia...