Capítulo 10

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El rizado tenía algo especial preparado para Joaquín y sus nervios aumentaban a medida que llegaban al lugar.

—Aún no bajes, ven— dijo el rizado para poner una venda sobre los ojos del castaño.

Emilio bajó del auto y fue a abrirle la puerta al menor.

—Me voy a caer, Mailo— soltó una risita al sentir las manos del rizado en su cintura para bajarlo de un salto.

—Ves, no te caíste— habló posando su mano en la espalda baja del menor para guiarlo.

Caminaron por un sendero lleno de flores que Joaquín no podía apreciar para finalmente llegar a la pequeña zona de picnic.

Emilio con los nervios a flor de piel comenzó a desatar la venda, no era la primera vez que hacía cosas así por el omega pero esa vez iba a ser un tanto diferente.

  —Aww, Mailo, esto es muy lindo, gracias— dijo el menor dándose la vuelta para abrazarlo por el cuello, el rizado inmediatamente correspondió el abrazo.

Había una manta en el suelo con una canasta repleta de comida y dos cojines al lado de un árbol lleno de luces decorativas junto a algunas flores, el simple hecho de que fuera de noche lo hacia el doble de hermoso.

Para el castaño no era algo muy fuera de lo normal porque Emilio se encargaba de siempre sorprenderlo con cosas así de la nada, lo único inusual era lo nervioso que se encontraba el alfa.

—¿De verdad te gusta? — preguntó observando como el omega tomaba su mano para arrastrarlo a sentarse junto a él.

—Me encanta, Mailo— murmuró para luego besar su mejilla.

Ambos comenzaron a platicar durante aproximadamente una hora hasta que el estómago del castaño comenzó a exigir comida y el rizado obviamente lo consintió.

—Joaco, ¿puedo preguntarte algo? — habló mordiendo su mejilla internamente mientras una de sus manos se mantenía detrás de su espalda.

—Claro, dime, Mailo— dijo dejando su sándwich de lado para ponerle completa atención al rizado.

—¿Te puedo cortejar? — preguntó extendiéndole un girasol al omega.

Los ojitos del menor se llenaron de lágrimas y no pudo contener sus ganas de abrazarlo.

Emilio cayó de espalda al piso con el castaño sobre él, abrazándolo sin saber su respuesta todavía, aunque de todos modos era más que obvia.

Quedaron unos minutos en total silencio, solamente con Joaquín abrazándolo y el rizado disfrutando el abrazo.

—¿Entonces? — preguntó sentándose nuevamente sobre la manta con la diferencia de que el castaño estaba en su regazo.

Le entrego el girasol, ahora él tenía la decisión de tirarla o quedársela.

Joaquín asintió atrayendo la flor hacia su pecho.

—Me acabas de hacer el alfa más feliz ¿lo sabes? — abrazó nuevamente al omega no sin antes besar sus mejillas con ternura repetidas veces.

El castaño sentía sus mejillas arder así que oculto su rostro contra el cuello de Emilio y depositó un pequeño beso allí.

(…)

Al día siguiente el rizado había ido a dejar a Joaquín luego del desayuno comentando que tenía algo que hacer pero que prometía ir a su casa más tarde.

Luego de manejar durante varios minutos había llegado a su destino.

El cementerio.

Caminó por el pasto con calma hasta llegar a la lápida de su madre.

Sofia había fallecido hace dos años, en un accidente automovilístico. El rizado desde entonces no había dejado de visitarla como mínimo una vez a la semana.

Llegaba a contarle su día, hablarle de Joaquín o simplemente a estar recostado en el pasto en silencio.

—Hola mamá— saludó recostándose en el pasto mientras ponía algunas flores, siempre se preocupaba de que el lugar de su madre estuviera limpio.

—Perdón por no haber venido antes— murmuró mirando el cielo.

—Esta semana paso algo importante, me hubiera gustado que me hubieras ayudado a organizarlo. — siguió hablando con su mirada perdida en las nubes.

—Le pregunte a Joaquín si podía cortejarlo y adivina que me dijo— dio una sonrisa boba al aire.

—Me dijo que si, ¿puedes creerlo? — habló con emoción.

—Es el omega más bonito y dulce de todos, después de ti claro— se dio la vuelta quedando boca abajo.

Estuvo unos minutos en silencio quitando el pasto seco.

—Hice un lindo picnic, creo que me hubieras regañado por no hacer algo más formal, pero para mí fue lindo— rio levemente.

—Le di un girasol… tu decías que era la luz de mis ojos, aparte de que es mi sol; hice lo que me dijiste— comentó orgulloso.

—Estarías tan orgullosa de mí. — murmuró.

Se quedo una hora más hablándole y contándole detalles de su semana.

—Me tengo que ir porque mi pequeño me espera— dijo levantándose.

—Te amo, mamá. Vuelvo en unos días ¿sí? — lanzó un beso al aire y se retiró.

Claramente le dolía el hecho de que su madre no estuviera con él, pero de todos modos trataba de pensar en positivo y hacer que ella estuviera orgullosa en donde sea que estuviera ahora.
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Acabo de publicar una historia, por si gustan ir a mi perfil, espero y les guste:3

Sweet Love |Emiliaco|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora