XXIII: El mayor desempeño

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Quinto día...

Las preparaciones habían obtenido frutos para la dálmata atrevida y estaba preparada para los cuartos de final de su evento de patinaje. Estaría lista para el evento que se avecinaba. Se veía que ella tenía certeza en poder lograr llegar a la final. Además, de que tiene dedicado el evento para su amado dálmata que se encontraba trabajando en Marte.

Por fin, Dylan había logrado cumplir su mayor sueño. Ahora, era turno para Dolly, que anhelaba obtener el trofeo de la competencia por su empeño y aprendizaje a la patineta que posee ahora.

—No solo lo hagas por Dylan. Obviamente él lo apreciará, pero tú serás la que gozará por esa victoria —aconsejó Delilah, su madre, que ella estaba a punto de salir a trabajar—. Hazlo por ti, y por cumplir tu sueño.


Séptimo día...

El día de la competencia llegó y Dolly aún no se sentía tan lista para comenzar su turno. Toda su familia estaba presente para apoyarla en cualquier momento que lo necesite. Solamente era Dylan el que no estaría presente en el evento. Eso puso desanimada a Dolly, porque era al quien más anhelaba ver para contar con su apoyo y verlo feliz con cada acrobacia que dedicaría para él. Su madre la motivo, que él desde lejos le desea la mayor suerte para pasar a la semifinal de la competencia. Lo tomó como referencia y se quedó a esperar para su turno.

Todos equipaban sus protectores para dar sus mayores acrobacias. Un duelo de dos canes estuvo como fuego ardiente. Grandes competidores que lucharían por tener el puesto de la semifinal. De tantas acrobacias, desafortunadamente uno tomó un mal giro y voló su skateboard. Se lastimó la pata al impactar bruscamente a la pista de patinaje. Un momento doloroso para los espectadores, jueces y concursantes presentes.

Eso paralizó el cuerpo de Dolly. Porque el concursante ganador de la ronda no ganó por la inmensa cantidad de puntos, sino por la suerte de que su oponente se lesionara gravemente al impactar de la brusca caída. Una bola de saliva se la tragó entera. Solo vio al ganador irse de la pista de patinaje con la nota de que pasó a la semifinal del concurso al descalificar al otro participante. Solo vio a Dolly y esputó a un lado.

—No te desanimes, hija —rompió el silencio Delilah mientras tomaba el hombro de Dolly—, yo sé que puedes lograrlo.

—¿Y si vuelvo a tropezarme? Seré la burla y el rencor de todos.

—Confía en que puedas hacerlo. No pienses en que caerás, piensa en que subirás más alto... hacia el éxito.

Al terminar la conversación, el siguiente combate nombraron a Dolly para que se presentara en la rampa para comenzar. Ella aún no se sentía preparada para presentarse en ese momento. Recibió porras y apoyo motivacional de sus familiares y amistades que estaban con ella. «¡Vamos, Dolly!», «¡Tú puedes!», «¡Sabemos que puedes lograrlo!», «¡Te queremos!».

Parecía no tener un buen efecto, porque seguía insegura de lo que hará en la pista. Tomó su lugar en la cima de la rampa. Eran tres metros de alto, con una bajada empinada que daría el impulso suficiente para comenzar su ronda. Por los nervios, miró el abismo y su nerviosismo provocó que sintiera que la altura de la rampa fuera lo doble de lo que visualizaba. Le dio pánico, no tenía esa potencia para comenzar su turno. Jadeaba por el pánico y sentía que su corazón saldría de su pecho.

—No podré lograrlo... no puedo —murmuró mientras seguía con jadeos.

—¡Tú sí puedes hacerlo! —exclamó Da Vinci desde el suelo.

—¿No ves? No puedo hacerlo... tengo miedo.

—Hermana, el miedo se apoderará más de ti si no lo haces. Hazlo por ti, por todos nosotros... por Dylan.

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