II: Conciliación por amor

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Comienza otra mañana para la cachorra dálmata. Despierta alegre por tener el sueño de estar con Hansel, el husky de sus sueños, estando juntos después de comprometerse a un buen matrimonio. Amándose uno a otro hasta la eternidad. Formando una linda familia con cachorros, amándolos con el gran aprecio que les darán. Aún tiene comprometido ese sueño, y piensa lograrlo aprovechando la juventud que tiene la dálmata.

Se levantó soltando un largado bostezo, energizándose después del largo descanso que tuvo. Al dar media vuelta vio a su hermano Dylan durmiendo tranquilamente, estaba soñando nuevamente en su mundo de ficción: ser el primer perro en Marte y enfrentar a las naves enemigas alienígenas. La ternura le causaba en su mente al ver a su hermano dormir, tanto así, que decidió darle una pequeña acariciada a su cabeza de forma ondulada. Provocando que el dálmata sonriera por el placer que sentía que lo acariciaran, también movía su cola de felicidad. Para que no despertara, Dolly terminó de acariciarlo y decidió ir a la cocina a desayunar.

Lo sorprendente al entrar al comedor del hogar ve el desayuno preparado de forma ordenada y limpia, parecía que lo hicieron con sutileza. Lo extrañaba la cachorra, porque Dylan estaba durmiendo a su lado, imposible para que se levantará sin aviso o sin cautela. Su pregunta se la dio a Dawkins, que estaba organizando la máquina de croquetas que diseñó para preparar la comida de un uso más rápido y factible, aunque riesgoso a la vez. Se acercó hacia él visualizando su alrededor: suelos trapeados, ventanas brillosas, comedor impecable, muebles relucientes como nuevos y el orden de las cosas a su respectivo lugar. Era muy reluciente el espacio del comedor, hasta estaba imaginando cómo se vería todo el hogar igual de impecable como el espacio del comedor.

-Buenos días hermano, ¿Tú hiciste todo esto? -inquirió la dálmata sorprendida por lo que veía.

-Precisamente lo hizo Dylan, yo le ayude en su minoría. Todo lo hizo para ti, porque estaba en certeza de que vas a una nueva cita con Hansel. Se comprometió a hacer esto para que puedas irte con sosiego -replicó Dawkins mientras pulía su máquina para terminar su aseo diario.

-Me alegra que lo haya hecho por mí. Pero, ¿y los cachorros?

-De eso no te preocupes. Dylan y yo nos encargaremos de todos ellos, sin problema alguno. Ahora ve a desayunar que se te hará tarde.

-Gracias Dawkins.

El asombro se quedó para la Dolly, por saber de qué todo lo hecho de la limpieza del hogar y seguidamente el cuidado de los cachorros lo haría Dylan. Tenía esa conclusión que lo hacía por haber preparado el desayuno el día anterior, parecía una recompensa hacia ella. ¿En serio le importo tanto?, se inquirió a sí misma al saber todo a pesar de tener cita con el can de sus sueños. Para no atrasarse más tiempo procedió a comer sus croquetas pacíficamente, aunque el silencio le incomodaba.

Terminando de desayunar, la cachorra se va a su habitación con rapidez por mirar el reloj que ya era tarde para la cita. Colocó su única protección en su cabeza y tomó su skateboard para patinar junto con Hansel. Antes de abrir la puerta principal del hogar, una voz interrumpió su acto. Esa voz era de su hermano Dylan, deseándole cautela y mucha suerte en su cita. La dálmata lo correspondió con un abrazo amigable antes de salir, deseándole las gracias a todo.

Mientras iba en camino al parque donde se hará la cita, siguió pensando en todo lo de Dylan. Pensando cómo se pudo levantar si lo tenía abrazado, a qué hora y a qué momento. No tuvo una respuesta en ese momento, lo inquirirá a si hermano para saber todo al respecto. Se concentraba más en manejar su skateboard, porque una distracción puede provocar un incidente, hasta incluso puede ser grave.

Al llegar al parque de la ciudad nota un enorme silencio en cada rincón del lugar. Ese día no sé daba mucha actividad por ser Martes, mayormente la gente trabajo como de costumbre. Tan solo ver el espacio silencioso pensaba que tenía más posibilidades de privacidad con su husky. Que reconoció su cabeza en una butaca del parque frente de la fuente con el monumento del caballo de exhibición. Con solo ver su pelaje negro, se cautivaba con facilidad provocando que se enamorara de él con sencillez. Caminó directo hacia el can sigilosamente, para provocarle una sorpresa de su llegada.

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