Aún siendo de noche, sin importarle, intentó despertar a Dawkins. Que él, ya dormía de forma tranquila. Lo que le llamó la atención era que dormía con una fotografía de Da Vinci. El cachorro astrónomo ya sabía su pequeño secreto: que se había enamorado de su hermana pintora.
—Dylan —dijo Dawkins al despertar. Bostezó— ¿No ves la hora que es?
—En primera, debes aprender a ser más discreto —con sus ojos señala la fotografía de Da Vinci. De inmediato, el cachorro científico lo esconde debajo de sus libros de lectura—. Y en segunda, necesito tu ayuda.
—Puedes dejármelo mañana. Por ahora es demasiado tarde.
—Urge. Debo resolver esto severamente.
—Está bien. Dime, ¿de qué se trata?
Dylan le explica lo que había sucedido con Dolly: el ósculo que lo dejó atónito. Eso no le sorprendió. Ya sabía que Dolly sentía algo por Dylan. Pero ese valor de demostrarle lo que siente, fue un acto valiente.
Para Dylan, el insomnio se quedó en su vigor; pero Dawkins estaba agotado. ¿Quién se le ocurre ocuparse de un asunto a las tres de la mañana? Era algo incoherente para el objetivo que quería lograr, pero era por el bien de ellos. Tanto de Dolly como de él.
Dispuesto a ello, no descansó hasta buscar una alternativa.
Cuando el amanecer llegó a Camden Town, no titubeó en contárselo a su madre. Porque también sabía sobre lo acontecido por las palabras de Dolly. Que se lo contó después de lo ocurrido.
—Está bien, te apoyaré. ¿Cuál es tu plan? —dijo Delilah a su hijo mayor. Dylan le susurró lo que quería lograr. Con tal de no sentir peor a Dolly—. Cuenta con ello.
—Gracias, mamá.
Dylan le pidió hablar con Da Vinci. Sospecha que también está involucrada en el asunto de Dolly. Eso era porque las veía platicar juntas en el patio trasero o en los pasillos del hogar.
Dawkins corría con el temor de tartamudear en frente de la pintora. Su sentimiento es inconmensurable, algo más que la estimación que le da a su felpa alienígena llamada Princesa Positrón. Suspiro por un momento y entró a la habitación de la cachorra. Por fuera se veía normal, pero en su interior se ponía firme; como un soldado militar en una formación formal.
—Hola, Dawkins —saludó Da Vinci al ver entrar a la habitación—. Tiempo sin poder verte —en ese momento, lo abraza. Provocando que los nervios regresarán a su cabeza—. ¿Y qué te trae por acá?
—Dylan quiere hablar c-c-contigo —tartamudeó del nerviosismo.
—¿Todo bien, hermano?
—Sí —suspiró nuevamente—, todo bien. Dylan solicita tu ayuda porque cree que estás involucrada en el sentimiento de Dolly.
—Lo siento, pero es confidencial.
—En serio, necesitamos ayudarla. O con el lapso será más complicado solucionarlo.
—Está bien, vamos.
Dylan, Dawkins, Da Vinci, Delilah e incluyó a las trillizas glamorosas para llevar a cabo un plan para que Dolly no se sienta deprimida por lo que pasó con Dylan. El cachorro mayor explicó los hechos ocurridos: acerca de antes y después del ósculo; que mostró lo tanto que se ha enamorado de él. A pocos lo tomaron de sorpresa. Nadie pensó que Dolly fuera capaz de enamorarse de Dylan. Pero contó los hechos; haciéndolo más creíble.
Mientras tanto, en otra parte de Camden Town, Dolly salió a patinar para desahogarse de lo ocurrido. No podía olvidarlo. Que una vez que estaba concentrada en averiguar qué es lo que su cuerpo hizo involuntariamente, es desenfocó en donde andaba. Se topó con una grieta en la acera, provocando que se propulsara a salir volando y caer en los cestos de basura. No cayó dentro de los contenedores, pero se golpeó con el metal que estaban hecho. Pegándose la cabeza brutalmente. Al levantarse, aparecía el dolor de cabeza. Como si una estaca penetrara en su cabeza hasta su cerebro. Ignoró el dolor y siguió su camino.
Su destino final fue en el parque que está cerca de su hogar. Por su dolor no avanzó más y decidió reposar en una banca frente a la fuente. «Ya no sé qué duele más —dijo—. ¿Mi cabeza o mi corazón?». Las lágrimas no tardarían en salir de sus cristalinos ojos. Mostrando su depresión a los presentes que estaban a su alrededor. Pero nadie tuvo la intención de poder acercarse a ella y ayudarla.
En excepción de su amiga Roxy, la rottweiler. Al ver su mirada quebrada en sus ojos, se acercó a ella. Para averiguar en qué le puede ayudar. Dolly sintió confianza en contárselo a su amiga. Hasta se salían las lágrimas de tan solo hablarlo.
—Dolly, entiendo tu situación. Pero lo único que espera es esperar.
—¿Pero cuánto tiempo? Tengo pánico que me rechace. Igual que Hansel.
—Oye, yo no creo que sea así. El te puede dar mucho de lo que esperas. Conociéndolo, creo que es capaz de aceptarte.
—¿A pesar de todas las bromas pesadas que le hice?
—¿Conoces a alguien más que haya tolerado tus travesuras por años? No pierdas esa esperanza. Sí se puede. Ánimo.
Las palabras de Roxy reaccionó a Dolly. Dejando de estar de deprimida a un estado de esperanza. No era tarde para rendirse, era momento de actuar.
Cuando regresó a casa, el lugar parecía deshabitado. No había monos en la costa. Eso provocó que un escalofrío recorriera en todo su cuerpo. Hasta pasaba por sus orejas largas. El silencio la ponía nerviosa.
Después vio que sus hermanas trillizas se acercaran a ella. Cada una con un objeto en su hocico: Destiny con un perfume con olor a violetas, Dallas con un peine para pelaje y Déjà Vu con una esponja para maquillaje. Asearon y prepararon a la cachorra para que se vea presentable a su «cita».
—Oigan, ¿qué es todo esto? —indagó Dolly.
—Te deseamos suerte, hermana —respondió Destiny.
Ella solo estuvo caminando hasta llegar al segundo nivel del hogar. En eso, encontró un pequeño camino de pétalos de rosas y unas veladoras. Eso indagó más a la cachorra dálmata. Caminó sobre él. Esperando encontrar algo interesante al final del camino.
Su destino fue la azotea del hogar. Subió hasta llegar allá. Y lo que vio la dejó atónita. En medio del área, una pequeña mesa estaba puesta con un dos juegos de cubiertos y platos, y un florero con un ramo de rosas. Y cerca de la mesa, se encontraba a Dylan con un traje negro en su torso. Eso lo hacía ver elegante.
Se acercó a él, hasta quedar enfrente del cachorro.
—Dylan, ¿qué es todo esto?
—Dolly, ¿te acuerdas del beso que me diste hace unos días?
—S-s-sí —tartamudeó nerviosa.
—Ya lo pensé un poco y... pienso que ya es momento de decirlo.
—¿Y cuál es tu conclusión?
—Te lo responderé de esta manera.
Igual como lo hizo Dolly, Dylan le dio un ósculo en sus labios. Eso sorprendió a la dálmata, pero lo correspondió. Era como un sueño: por fin ve que Dylan también siente algo por ella.
Al soltarse, dejan caer un pequeño hilo de saliva en el suelo. Ambos tenían los rostros sonrojados. Se quedaron mirando fijamente.
—Lo que trato de decirte, Dolly, es... que yo también te amo —toma las patas de la cachorra—. Y lo seguiré haciendo por el resto de mi vida. ¿Quieres ser mi novia?
—¿Es una broma? Me encantaría —lo abraza. Mientras las lágrimas salían de sus delicados ojos—. Yo también te amaré, Dylan Dálmata.
Las estrellas fueron testigos de la unión de dos almas en pleno momento nocturno. Dylan por fin había encontrado a su bella estrella. Y para Dolly, el deseo que ha pedido a la estrella fugaz se había concedido. Convirtiéndose en una pareja feliz. Compartiendo mutuamente su amor y su felicidad.
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La constelación perfecta
FanfictionAstronomía y el amor hacen pacto para formar la constelación del amor. Ambos hermanastros intentan lograr un gran noviazgo después de verse apoyado entre ambos. Su familia estará para apoyar su relación con lo que se enfrenten. Pero no se sabrá que...