CAPITULO 17: ¿El amor revivió?

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Me resigné al hecho de que no iba a poder salir de casa, regresé a mi hogar con ideas nadando en mi mente y puñales encajandose en mi pecho, sentía un dolor tremendo cuando me aproximaba hacia mi casa. Al parecer Raúl no había llegado, giré la perilla de la puerta principal para entrar, mi madre estaba cocinando, sentía que me iba a reclamar por haber salido mas sin embargo parecía que el enojo se le había pasado pronto.

-Sam sube a darte una ducha la comida ya casi está- me sonrió para luego salpimentar el guiso que estaba cocinando.

No dije palabra alguna y me aproximé hacia mi habitación, mis pasos era pesados subía un escalón a la vez recordando aquella noche, traté de guardar calma y fui mas deprisa. Llegué hasta la puerta de mi habitación y entré a ella. Todo estaba intacto como si Raúl hubiese acomodado todo para que no quedara rastro de su fechoría. El ambiente que respiraba era demasiado fuerte para mi, quize recostarme en la cama pero no podía. Las imágenes en mi cabeza cada vez eran más reales.

Tomé una toalla y me aproximé al cuarto de baño, me quité los zapatos y entré descalza poco a poco fui desnudándome. Abrí la llave de agua y entré a la bañera, me solté el cabello y me relajé. Cada vez el agua iba subiendo de temperatura hasta llegar al grado que esa misma sensación hizo que me quedara dormida por unos cuantos minutos. Hasta que oí su voz, la voz de Raúl, mamá estaba hablando con él en la cocina, después de unos minutos subió a su habitación, la que compartía con mi madre.

Era el momento mas incómodo, no quería salir de la bañera el apetito se me había ido mi corazón volvía a acelerarse. Me apresuré a bañarme y salí lo más pronto posible del baño. Tomé una llave que escondía en un cajón de mi ropero y sin pensarlo 2 veces aseguré la puerta de mi cuarto. Esa llave la había tenido años guardada, jamás la había necesitado ya que mi cuarto siempre permanecía abierto, no ocultaba nada ni me escondía de nadie, pero ahora las cosas eran diferentes tenía que protegerme de Raúl.

Al cabo de media hora mi madre se dirigió a mi habitación, pude oir sus pasos subiendo las escaleras, me tiré a la cama inmediatamente haciéndome la dormida. Sabía que se desconcertaría por el hecho de que tenía asegurada mi puerta.

-Sam-dio 2 leves golpes a mi puerta y viendo que yo no respondía intento abrir-Sam ¿por qué tienes el cuarto asegurado? ¿qué sucede?-volvió a golpear mi puerta una y otra vez.

-Me siento algo mal mamá no es nada-respondí con voz débil.

-Abre la puerta, te puedo traer la comida a tu habitación-pensaba que se molestaría o volvería a gritarme como lo había hecho minutos antes.

-Está bien mamá ya voy-me levanté descalza y tomé la llave del cajón para después abrir la puerta.

Mamá me llevó en una bandeja de plástico un guiso de pollo con verduras acompañado de arroz con mantequilla, era uno de los platillos que mas me gustaban en especial como lo preparaba ella.

-Te preparé lo que más te gusta hija, ahorita vuelvo para traerte la bebida-me acarició la mejilla y bajó a la cocina.

Se notaba mas tranquila, nuevamente volvía a ser la madre mas maravillosa así era nuestra relación esa sonrisa hermosa que poseía era la razón por la cual no quería comentarle nada acerca de su esposo. No quería borrar esa bella sonrisa, además estaba segura que no iba a creerme, esa idea no me la sacaba de la cabeza. Preferí callar.

Di unos cuantos bocados al guiso, mamá llevó una bebida de frutas me sentí acogida, cómoda y a la vez seguía nerviosa. Terminé de comer y tomé mi teléfono celular, me dispuse a registrar el número de Ashely en mis contactos para después enviarle un amistoso mensaje.

Hola Ashley soy Sam este es mi número en cuanto puedas respóndeme :)

No pasaron ni 10 minutos cuando llegó la respuesta de Ashley.

Hola Sam me da gusto hablar contigo, ¿ya se arreglaron las cosas?

Le había prometido a ella que hablaría con mi madre y le contaría lo que sucedió pero ¿cómo lo haría? Si nisiquiera salia de mi habitación.

Aún no Ashley no se ha presentado la ocasión, Raúl está aquí en casa y su presencia me pone cada vez más nerviosa, no puedo enfrentarlo.

Tienes razón Sam pero cuenta conmigo todo estará bien.

Gracias y dime Joan cómo está.

No lo sé aún ando aquí en la ciudad vine a la Universidad para ver la opción de regresar a estudiar hablamos mas tarde adiós Sam.

Adiós Ashely espero verte pronto.

No recibí respuesta y me había quedado con la duda sobre Joan, necesitaba verlo aunque para darle las gracias por todo si no hubiese sido por su ayuda no sé donde estaría en este momento.

Me recosté en la cama y encendí el televisor, mi celular comenzó a vibrar era un mensaje de texto de Fabián. Era irónico momentos antes yo preguntaba por Joan mientras que Fabián no pasaba por mi mente.

Mi hermosa ¿cómo estás? Quiero verte no sabes cuanto te he extrañado, ya sé que enfado con mi insistencia pero necesito saber qué ocurrió.

Él además de ser mi novio era mi mejor amigo los mejores momentos de mi vida los había pasado a su lado y podía confiar en él.

¿Puedes venir ahorita? Te lo contaré pero en persona.

Claro que sí Sam enseguida llego, solo tomaré una chaqueta.

No conduzcas rápido, no hay prisa Fabián.

Está bien princesa nos vemos en un rato te amo.

Ésta vez fui yo la que dejé de contestar, era el hombre que yo había elegido para contraer matrimonio era claro que existía amor ¿o no?

Pasaron alrededor de 20 minutos cuando Fabián llegó, mi madre abrió la puerta y lo condujo hacia mi habitación le tenía tanta confianza que nos permitía estar solos en mi cuarto. Ella confiaba en mi.

-¡Mi princesa!-se lanzó hacia mi rodeandome con sus brazos y buscando mis labios para suavemente besarlos, tal cual como solía hacerlo. El beso no lo respondí como habitualmente lo hacía y él lo notó- ¿ya me contarás lo que sucede?- se sentó en un extremo de mi cama dispuesto a escucharme.

-Raúl abusó de mi Fabián, y no puedo estar ni un minuto más aquí ¡no puedo!-me lanzé a sus brazos y él quedó enmudecido, sus ojos reflejaban ira pero su cuerpo se había quedado inmóvil.

-Ese imbécil lo pagará ¿me oiste?- su voz comenzó a cambiar de tono cada segundo que transcurría se engrosaba más y su piel comenzaba a transpirar de una manera exagerada.

-No Fabián, no hagas nada por favor, no por ahora- Suspiré.

-Pero Sam ese idiota te hizo daño, lastimó a mi novia, a mi princesa ¿cómo esperas que no haga nada? Pídeme todo menos eso- Frunció el ceño y se cruzó de brazos esperando que le diera la razón.

-Te amo- busqué sus labios y dejé que su boca se uniera a la mia mis lágrimas recorrían mis mejillas y podía sentir su sabor salado. Me estrechó en sus brazos y sentí su protección. La manera en la que Fabián me trataba era la de todo un caballero, esa forma tan sútil de acariciarme era lo que más me enamoraba de él.

Habián pasado meses sin que hubiese sentido semejante sentimiento al besar a Fabián, el calor que emitía su piel me cubría de todo mal. Siempre estuve segura a su lado era mi mejor compañia en estos momentos.

-Yo también te amo mi princesa, vamos a solucionar esto juntos cuando tu estes segura.

-Gracias ¿puedes quedarte a mi lado mientras duermo? Estoy cansada pero no me siento cómoda estando sola.

-Claro hermosa recuéstate yo estaré aquí a tu lado- besó mi mejilla y me ayudó a recostarme, me cubrió con una frazada y se recostó a mi lado rodeandome con sus brazos.

Cerré mis ojos y al instante quedé dormida Fabián permaneció a mi lado. Él siempre lo ha estado.

Caminando junto a tíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora