CAPITULO 21: No llores más

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Mis pupilas se dilataron más de lo normal, mi cuerpo se había estremecido me sentía fatal con miedo, con nostalgía. ¡Que estupidéz la mia!, ¿cómo era posible que Joan me provocara cierto sentimiento? Bajé la mirada y comencé a sollozar, me tiré al pie de un árbol y cerré los ojos. Últimamente los días habían transcurrido demasiado rápido, aún no lograba asimilar las cosas. Cualquier persona en mi lugar estaría escondida bajo las sábanas o sumergida en depresión, yo me sentía normal y con un vacío intenso de esas veces que puedes tener todo y hay algo en específico que te falta para conplementar tu vida y pocas veces sabemos qué es aquello que necesitamos.

Aparentemente yo lo tenía todo, Ashley decía que mi familia era rica, probablemente estaba en lo correcto. Tenía un novio maravilloso, amigos, estudio y cualquier cosa que a una chica de mi edad le pudiese llamar la atención. Sin embargo seguía sintiéndome una basura, tan poca cosa, sin valor imagino que fue por lo ocurrido con Raúl o tal véz siempre fue así y apenas me daba cuenta de ello.

Mientras comenzaba a reflexionar el rostro de mi padre se figuró en mi memoria, lo extrañaba demasiado pero mi madre no me dejaba visitarlo, la última vez que le pedí permiso para visitarlo ella me respondió: si sales de ésta casa es mejor que ya no regreses, el odio entre ellos era mútuo y yo siempre me encontraba enmedio de sus problemas.

Derramé unas cuantas lágrimas, hasta que vi como la silueta de Fabián se aproximaba a mi, me levanté de un salto y limpié las lágrimas de mis mejillas.

-¿Por qué has tardado tanto? Todos se preguntan en dónde estás, ¿por qué estás llorando?- se acercó a mi y me rodeó con sus brazos, mi playera tenía impregnado el aroma de Joan y Fabián se había dado cuenta no me quedó otra opción más que mentirle. -¿Por qué hueles de ésta manera?- preguntó.

-Tardé porque mi amiga Ashley de la que te había hablado vive aquí a espaldas y me mandó un mensaje de texto para ver si nos podíamos ver y se me hizo buena idea aprovechar que estaba aquí, ella me abrazó probablemente me impregnó su aroma- Fabián hizo una mueca algo disgustado pero lo dejó pasar, me tomó de la mano y nos dirigimos hacia el rancho.

-No deberías hacer eso Sam, todos preguntan por tí, Melany se acabó las frituras, pero bueno ahora dime ¿por qué llorabas?

-Extraño a mi padre- me encogí de hombros.

-Oh..siento haber preguntado.

-Además nuestra relación debe terminar- añadí.

-¿Qué? ¿Pero por qué?

-Porque sí- me adelanté hacia donde estaba la familia, Fabián se quedó mudo y corrió hacia mí para tratar de disimular nuestro conflicto.

-¿Dónde estabas Sam?, ya me acabé las frituras- Melany se lanzó a mis brazos, sus labios estaban anaranjados debido a las frituras de queso que había comido.

-Fui a una laguna muy bonita Melany, después iremos.

-wooooow ¿es un anillo?, ¿ya se casarán?- Comenzó a hacer gran alboroto y todos los presentes comenzaron a acercarse a mí para ver mi anillo, había olvidado quitármelo.

-Sí, pero aún no nos casaremos hay cosas que hay que solucionar- añadió Fabián.

-¿Qué cosas hijo?, todo iba tan bien- La madre de Fabián entró en la plática.

-Hablamos en casa mamá.

-Bueno bueno, la comida se enfriará es mejor que comamos pronto- Raúl me dirigió una sonrisa y lo rechazé con la mirada, me senté en una silla y me dispuse a comer, el silencio era mas profundo ésta vez notaba las miradas de Fabián, él esperaba que nos marcharamos y hablar conmigo a solas y yo solamente trataba de evitarlo.

Caminando junto a tíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora