Permanecimos en silencio unos cuantos minutos, fue la escena más incómoda para mí, estaba como una idiota llorando, cabizbaja y sumida en verguenza. Mis manos sudaban de nervios, las oculté entre mis piernas para simular la reacción de mi cuerpo al estar en esa situación.
Podía sentír como mis dedos se corrugaban, era una mezcla de emociones que no podía controlar en ese momento.
El silencio se rompió al momento que Joan me tomó la mano y al instante el temblor cesó. Su mano estaba tibia, él tenía la capacidad de cambiar mi estado de ánimo en un abrir y cerrar de ojos.
-Sam, estoy contigo- Me dio un apretón de manos para después tomarme entre sus brazos y contagiarme de su calor.
-No digas más Joan-Me acurruqué en su costado y comencé a derretirme en lágrimas.
-No sé que decirte, pero aquí seguiré- Bajó su rostro y besó mi frente.
-No es necesario que digas algo solamente no te apartes de mí- Añadí mientras secaba las làgrimas que escurrían por mis mejillas.
-No llores más, ¿De acuerdo?- Sonrió, pero su sonrisa no era la que comúnmente mostraba, ésta tenía angustia consigo.
-De acuerdo- Asentí.
Aurora seguía en silencio, se notaba desconcertada, aún cuando yo ya le había comentado un poco de lo que me había sucedido.
-Samantha, ¿Tienes miedo?-Me preguntó Aurora, levantando la mirada y centrándola en mí.
-Miedo es poco, siento terror- Le contesté, aún con el corazón acelerado y la voz quebrada.
-Quedáte un tiempo más, pero primeramente contacta a tu madre- Al parecer Aurora ya sabía la reacción que había tenido mi madre al momento que Joan le entregó mi carta.
-Joan, ¿Aurora sabe?- Dirigí mi mirada hacia él.
-Lo sabe- Se encogió de hombros.
En cierto punto me había molestado que se lo dijera primeramente a Aurora antes que a mí.
-¿Por qué no me lo has contado?- Fruncí el ceño y levanté la voz un poco más de lo normal.
-Iba a decírtelo pero.. - Aurora lo interrumpió.
-Yo le dije que me contara, al ver lo nervioso que estaba no pude evitar cuestionarlo- No dije nada al respecto, con ella no podía alzar la voz ni refutar en absoluto.
Joan enmudecía y me miraba de reojo, causandome mas intriga y desesperación.
-Joan, ¡Dime que pasó!
-Tu madre quiere que regreses- Volteó hacia mí y pude notar como su semblante caía y su voz se quebraba.
-¡No me iré!, Joan ¿Le dijiste dónde estoy?- Me exalté y me paré del asiento donde estaba tratando de calmar mi ansiedad.
-Tranquila, no se lo dije- Respondió Joan.
-Debes decírselo tú Samantha- Añadió Aurora.
Su respuesta fue algo absurda, cómo esperaba que le dijera a mi madre dónde estaba si ni yo misma lo sabía. Volví a mi asiento tratando de guardar la calma, ya que cada vez que me alteraba más de lo normal salía corriendo.
-Joan necesito que me digas exáctamente cómo sucedió todo.
-Díselo Joan-Replicó Aurora.
-Cuando llegué a tu hogar toqué la puerta y abrió una mujer que para ser tu madre se veía algo joven, de unos 40 años de edad aparentemente, por un momento dudé que fuera tu mamá, pero por su expresión de suma tristeza no lo dudé. Sus ojos se notaban algo irritados como si hubiese llorado toda la mañana- Suspiró.
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Caminando junto a tí
Novela Juvenil¿Cómo enfrentar un abuso sexual? ¿a quién dirigirse? si lo único que quieres en esos momentos es alejarte de todo el mundo. Samantha es una joven de 21 años, comprometida a matrimonio con Fabián su vida se ve marcada cuando el esposo de su madre abu...