-Claro Joan, pasa, sería bueno que los dejara conversar un momento, te veo mas al rato Samantha, tenemos una plática pendiente- Aurora se puso de pie, con algo de dificultad debido a su edad, aparentaba unos 65 años, aunque su aspecto no perteneciera a cierta edad.
Dio unos cuantos pasos hacia la entrada, le susurró algo al oido a Joan, sonaba algo preocupada, su semblante daba mucho que hablar. Me quedé en suspenso esperando alguna palabra dirigida hacia mi. Después de unos minutos Joan entró a la habitación, se sentó a mi lado, sonrió tal cual como la primera vez que lo miré.
-Te vez mucho mejor-Añadió, al momento que se inclinó frente a mi.
-Gracias, así que tu nombre es Joan-Sonreí, me agradaba saber por lo menos su nombre, siendo que para mi era un completo desconocido.
Joan tenía un porte fabuloso, su torso era sumamente atractivo, pude notar cada detalle de su cuerpo, ya no sentía miedo prefería estar en aquél lugar, que regresar a mi hogar. Su cabello estaba un poco desorientado, unas puntas hacia un lado y otras del lado opuesto, él pasaba sus manos por su cabello por lo menos 3 veces por minuto, tratando de sujetarlo detrás de sus orejas.
Su mirada era coqueta, vacilante y penetrante, capaz de lograr que me perdiera lentamente en ella, por unos instantes me perdí tratando de ver algo mas allá en sus ojos, pero solo veía mi reflejo, a una chica demasiado sucia, con el cabello totalmente despeinado.
-¿Quieres darte una ducha?-Pareciera que Joan sabía lo que exactamente en ese momento yo estaba pensando, y claramente no pude negarme, a pesar de no estar manchada de sangre, necesitaba una ducha inmediatamente y principalmente deseaba acomodar mi cabello lo más pronto posible, me sentía incómoda estar cerca de Joan con la ropa sucia y el cabello desarreglado.
-Por supuesto, solo que no tengo nada de ropa para cambiarme-Había salido de mi casa solamente con lo que traía puesto, un vestido color turqueza, de corte asimétrico, con bordado en la parte inferior, un gusto natural mio. Traía unos zapatos sencillos color blanco, con unos listones que simulaban una flor, era un adorno que me había agradado mucho cuando los compré, pero por las circunstancias en las últimas horas la flor de uno de los zapatos había perdido su forma.
Joan llevaba consigo una bolsa pequeña, la tenía colgada en su cuello y cruzaba con su torso, metió una de sus manos dentro de ella y sacó un vestido color perla, con tirantes delgados y un bordado espectacular. Nuevamente él iba un paso adelante.
-Creí que ibas a necesitar esto, así que conseguí este vestido para ti, dúchate y te lo pruebas, se te verá magnifico-Sonrió, como de costumbre.
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Caminando junto a tí
Teen Fiction¿Cómo enfrentar un abuso sexual? ¿a quién dirigirse? si lo único que quieres en esos momentos es alejarte de todo el mundo. Samantha es una joven de 21 años, comprometida a matrimonio con Fabián su vida se ve marcada cuando el esposo de su madre abu...