CAPITULO 26: Simplemente sonríe

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Pisé el acelerador del auto hasta que llegué a los 150km/hr con la vista nublada, me solté el cabello éste era manipulado por el viento fresco del día. Los pequeños rayos de sol llegaban a mis pupilas y mi rostro se cubría con la brisa de la ciudad. Comencé a sentir nostalgia por todo y por nada. Me detuve en un supermercado y me dispuse a entrar, eran ya las 7:30am había poca gente y no tardé en pagar en la caja principal. 2 cervesas y unos cigarrillos $45 pesos.

Volví al auto y di el primer sorbo a la lata de cervesa, era un sabor amargo que detestaba pero estúpidamente necesitaba de esa bebida, dicen que el alcohol no soluciona nada, pero por un momento te hace olvidar.


Bebí las dos latas de cervesa mientras conducía a casa de Ashley, no había bebido alcohol desde hace 4 años que había sido la graduación de mi bachillerato. La cabeza me empezó a dar vueltas, me detuve un momento junto a la carretera, encendí un cigarrillo y comencé a fumar, el humo quemaba mi garganta, mis ojos ardían y mi nariz buscaba un rincón de aire puro.


Respiré hondo y seguí por la carretera, las lágrimas escurrían por mis mejillas mientras poco a poco los cigarrillos se iban consumiendo, mientras mi garganta se quemaba y yo me hundía más.


Llegué a la casa de Ashley, estacioné el auto y me dirigí a su puerta. Ahí estaba recostada sobre su cama, sus costillas eran mas visibles, estaba pálida y con unas espantosas ojeras. Me miró a los ojos con asombro y en ese instante se tiró sobre mis brazos, pero al poco tiempo se separó disgustada por el olor a cigarro que se había impregnado en mi ropa.


-¿Qué te sucede Sam?- me miró desconcertada mientras fruncía el ceño.


-Solo fue un cigarrillo, no me siento bien disculpa quería ver cómo estabas ya que Joan me contó sobre Aurora y sé que debe ser algo sumamente duro.


-Si es algo difícil, pero ahora quiero saber qué te pasa a tí, te vez diferente.


-Soy diferente, me fui a vivir con mi papá terminé con mi novio, mi madre no me quiere ver ni en pintura- suspiré- creo que es todo sobre mí, ahora quiero saber qué te sucede a tí, te vez más delgada de lo normal.


-Problemas alimenticios, creo que la vida que llevo no es lo que yo deseo, Joan ha estado cerca de mí, creo que por primera vez he sentido que se interesa por mí. Siempre peleamos y cada quien anda por su lado, pero estos últimos días él ha estado cerca y en verdad se lo agradezco- se levantó de la cama con el cabello totalmente despeinado, sus ojos vacíos y su cuerpo sumamente esbelto, suspiró y enseguida continuó hablando- Hemos pensado en irnos a vivir a la ciudad, ya fuí a llevar mis papeles para entrar a la universidad y creo que sería un buen comienzo.


Sus palabras sonaban tan vacías, como si por un instante sintiera que todo estaría bien y al mismo tiempo no le interesara en absoluto vivir. Así tal cual como yo me sentía sin ganas de nada, sin deseos, ni sueños, solamente el simple hecho de existir ya que no le llamaba vida a lo que día a día se presentaba ante mí.


¿Cuántas veces no te preguntas cuál será tu propósito en la vida? , ¿Qué pasará dentro de unos años más?, cuando el cabello comience a cambiar a un tono grisáceo y los años sigan transcurriendo. El tiempo no perdona, el tiempo es irracional, seguirá su curso sin pedir permiso o detenerse en algún momento. No le puedes decir que se detenga cuando te sientes más feliz y pleno en tu vida, tampoco puedes decirle que pase rápido cuando la vida se torna sumamente difícil. Aunque hay ocasiones que se siente tan eterno el tiempo, que quieres que las horas pasen lo más pronto posible, y cuando te das cuenta ya han pasado 10 años, 20 años e incluso tu vida ha culminado.

Caminando junto a tíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora