America's New Bride to Be. [Terminada]

2. Nice to meet you.

Peaches.

A decir verdad, no estaba muy convencida de querer venir a celebrar. Mi plan era quedarme en casa, con Paulie, mi perro, y mi madre, mirando la repetición de "Mi Bella Genio", como lo hacíamos cada viernes sin falta. Pero al ver la insistencia de Jacky en querer venir a celebrar no pude decir que no, y es que, al ella estar estudiando enfermería, tenía poco tiempo para salir, así que fue un pretexto perfecto para distraernos.

Nunca en mi vida me había interesado ningún chico, todos aquí tenían mala fama, queriendo controlar siempre a las chicas con las que salían, simplemente no estaba para esos asuntos. Así que sólo le di prioridad a mi carrera. Pero al ver a aquel chico que se encontraba a unas mesas de la mía, no pude serle indiferente.

Se notaba sumamente sensual como, al hablar, entre cerraba los ojos, mirando interesado a su acompañante, y sonriendo ante las ocurrencias del mismo. Jacky y yo fuimos a bailar "Twist and Shout" de The Beatles, que amablemente alguna persona random puso en la rocola, y le agradecimos eternamente, pues era nuestra canción favorita.

Simplemente nos alocamos. Moviendo los brazos, uno en uno de arriba hacia abajo y moviendo las caderas, cuidando obviamente que nuestros vestidos cortos dejaran mucho a la imaginación. Al dar la vuelta, vi que aquel chico alto y sexy me miraba muy fijamente, y creo que de manera inconsciente se mordía el labio, de no ser por Jacky, no me habría dado cuenta que me sonrojé como un Jitomate.

Ningún chico pudo resistirse a los encantos de mi amiga, quien era demasiado hermosa, cabello castaño oscuro, a la cintura, hermosa figura, nariz respingada y ojos café claros. Me preguntaba a quien debía hablarle y a quien no. Siempre hacíamos eso, ya que si ningún hombre nos daba buena espina simplemente nos hacíamos señas. Pero había uno en particular que me pareció muy adecuado para ella, al parecer era extranjero y asiático, así que sin más le dije que podrían platicar sin problemas, no se miraba mal sujeto. Me quedé sola, sin quitarle un ojo de encima a mi amiga, cuando de repente, alguien se sentó a mi lado, y di un salto de sorpresa al ver al chico alto que estaba a un par de mesas de la mía.

—Hola... Soy Brian. Brian May.

—Lucy, Lucy Preston— Estrechamos nuestras manos y sonreímos a la vez.

—¿Tu amiga te dejó sola?

—No del todo, fue a bailar con ese chico, y decidí que era mejor darle su espacio. Pero al parecer a ti sí te dejaron solo.— Le dije mientras con la boquilla de la cerveza señalaba a su amigo quien se encontraba besando a una extravagante pelirroja.

—Sí, bueno, mi amigo no se anda con rodeos. Va directo al grano.

—Noto que no eres de acá... Tienes un acento muy, ¿conservador? ¿Anticuado?

—Venimos de Inglaterra, a decir verdad, estamos de gira.

—¿De gira? Wow...

—Es nuestra primer gira fuera de Europa, y la estamos pasando bien.

—¿Cuánto tiempo estarán en América?

—Aproximadamente 2 meses. De ahí nos iremos a Japón y a donde depare el destino.

Vaya, debí saberlo, tan bueno para ser verdad, ¿por qué el primer hombre que me interesa es precisamente extranjero, y sobre todo, un rockero que viaja por todo el mundo?

—¿Y cuando se van de Nueva Orleans?

—Estaremos un par de días aquí y así iremos recorriendo aproximadamente unos 10 estados.

—Bueno. Pues supongo que fue un placer enorme conocerte. ¿Cómo se llama tu banda?

—Queen...

—Ah sí, mi hermano es un gran fanático de ustedes. Sabía que te conocía de algún lado. Pues bien. Supongo que soy muy afortunada de conocer a una súper estrella en ascenso.

—¿Crees que vayamos en ascenso?

—¡Por supuesto! Tocan muy bien, ya salieron de su país natal, viajaron a otro continente, e irán a otros más. Cuando seas muy famoso, acuérdate de Peaches...

Brian

—¿Peaches?— Pregunté divertido.

—Oh sí, bueno, así me dicen, cuando nací tenía la cara tan redonda y rosada que parecía melocoton.

—Y ahora debo decir que eres el melocoton más hermoso que he visto...— Joder. ¿Qué dije y por qué lo dije? Ahora me tendrá miedo, la hice sentir incómoda.— Lo siento si te ofendí.

—No, de verdad, para nada. Debe ser el alcohol.

—Sí, debe ser...– En realidad yo no era un gran bebedor, llevaba 2 cervezas y no me hacían nada. Lo que dije creo que salió de manera genuina.

Pasamos un buen rato platicando. Su madre le había cedido su puesto en el jardín de niños de Nueva Orleans, era la menor de dos hermanos. Y entre más me contaba de su vida, más quería conocerla. Su amiga se fue con aquel chico coreano que conoció, y Freddie hizo lo mismo con la pelirroja. Peaches y yo nos quedamos charlando otro buen rato y decidí, como el buen caballero inglés que soy, acompañarla a su casa.

—No vives tan lejos del hotel donde nos hospedamos.

—¿No te pierdes? Puedo pedirle a mi madre el auto y te llevo.

—Descuida, ya es tarde, puedo esperar un taxi. Deberías ir adentro, hace frío y podrías resfriarte.

—¿Estarás bien?

—Lo estaré cuando sepa que ya estás sana y salva dentro de tu cama. Además mira, ahí viene un taxi.

—De acuerdo. Pues fue un placer enorme conocerte, Brian May, espero poder coincidir contigo en un concierto algún día, cuando seas una súper estrella y vuelvan a América.

—Gracias Peaches... Lucy, que descanses, y el placer fue todo mío.

Se paró de puntitas y besó mi mejilla de una manera tan pulcra que no quería moverme de ahí, quería abrazarla, besarla, casarme con ella y tener hijos. Todo en ese mismo momento. Se metió corriendo a su casa y me mandó un beso. Sólo sonreí, suspiré y me metí al taxi.

—Al Ritz, por favor.— El conductor asintió y yo me fui sonriendo estúpidamente hasta que llegamos al hotel. Pagué, y me metí a la habitación que compartía con John, quien estaba cenando un sandwich de Mantequilla de cacahuate y jalea de fresa.

—¿Tuviste sexo o por qué esa sonrisa?

—No amigo. Pero desgraciadamente me enamoré de alguien que no sé si volveré a ver...

—Lo lamento mucho, Bri, pero espero que hayas tenido la mejor experiencia de tu vida...

—Gracias Deaky... Espera.

—¿Qué sucede?

—Mi chaqueta. La tiene ella.

Le expresé a John con una sonrisa de oreja a oreja. Y es que, hacía un poco de aire fresco, Lucy no llevaba abrigo y le di mi chaqueta.

—Bien, entonces, al parecer la volverás a ver.

—Así es amigo mío. ¡Bendita chaqueta! La volveré a ver.

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-Dani.