America's New Bride to Be. [Terminada]

14. Back To the Reality.

Brian.

Jamás entendí al tiempo, ¿cómo es qué, cuando estás pasando por algo que no te gusta, se te hace eterno? Y, cuando más disfrutas al lado de la persona que amas, se te esfuma de las manos por completo, así me sentí dos ocasiones con Peaches. La primera en América, la segunda aquí y ahora. Ella volvería a casa en menos de un día, y la idea me estaba volviendo loco. Estaríamos a poco más de ocho mil kilómetros de distancia, me quería morir.

—¿No me vas a dejar por lo menos una prenda, como la vez pasada?— Le preguntaba a mi adorable chica mientras la ayudaba a empacar.

—¿Te gustaría que te dejara éstas?— Acto seguido, me aventó unas diminutas pantaletas blancas con estampado de cerezas y procedí a olisquearlas.— ¡Brian, qué pervertido!

—Sólo tú sabes sacar ese lado salvaje.— Hasta hace unos días había llegado una tímida Lucy Preston. Ahora se va una confiada y segura de su sexualidad Peaches. ¿Me daba miedo que algún otro hombre usara eso a su favor? Sí, mucho, pero confiaba en ella, me dio el privilegio de ser el primero en su vida.

Ya que Jacky se encontraba de compras con Freddie y Mary, Roger había salido a pasear con una vieja amiga suya, Dominique, y John y Jane habían ido a no sé dónde, Lucy y yo teníamos el departamento para nosotros solos.

—¿Qué te parece si preparamos un pay de frutos?— Me sugería mientras buscaba en el viejo recetario de mamá que tomé prestado.

—Tengo antojo de algo mucho más delicioso.— La miré con deseo y ella alzó la mirada sin entender de qué hablaba.

—¿Pizza?

—No, de ti...— Se rió nerviosamente y se abalanzó sobre mí.

Lógicamente el beso se tornó aún más intenso, no se hicieron esperar mis manos traviesas sobre sus senos, que era algo que a ella le encantaba. Le hice el amor sobre la mesa del comedor, en la sala de estar, me vengué y fuimos a la recamara de John, y por último la mía. Nunca había aguantado tres horas seguidas. Me sentía un campeón. Se durmió profundamente, yo no quería perderme ni un momento al lado de ella. La iba a extrañar y mucho. Acaricié su cabello, luego sus hombros, conté las pecas de su cara, 100 para ser exacto, después las de sus brazos y su espalda. Y besé uno a uno esos diminutos puntitos. Lo haría toda mi vida y no me cansaría.

—¿Qué haces? ¿Acaso no te cansaste?— Sonrió adormilada y me encaró.

—Jamás me saciaré de ti, Lucy. Pero sí, me cansé mucho...— Reímos y la recosté sobre mi pecho.— ¿Escuchas cómo late mi corazón, con adrenalina?

—Sí...— Me miró y me abrazó.

—Te culparé si algún día me da un ataque de tan rápido que palpita por ti...

—¿Siempre eres así de cursi o me estás seduciendo?

—Las dos cosas, no sabes lo mucho que te voy a extrañar.

—Y yo a ti amor, pero nos veremos en dos meses, ¿recuerdas? El lanzamiento de su nuevo álbum será en Nueva Orleans.

—¿Esperarás por mí?

—Toda mi vida, de ser necesario. Anotaré los días que falten para verte, y por cada día, suma diez besos que te daré cuando volvamos a estar así, como ahora.

—¿Qué me hiciste, Lucy?

—Más bien, ¿qué me hiciste tú, Brian May?

Peaches.

Estábamos a punto de abordar el avión con destino a Washington, Brian y yo no nos queríamos separar por nada del mundo. Siendo honesta lo iba a extrañar más que la primera vez. Me besaba la cabeza mientras yo abrazaba su cintura.

—Si tienes más amigas ardientes y que no estén embarazadas, me presentas a alguna, por favor.— Me decía Roger a la vez que me abrazaba. 

—Oye, idiota, ¿y qué si estoy embarazada? ¿Dejo de ser ardiente?— Jacky se defendía ante el comentario de Roger, haciendo que el rubio alzara las manos en son de paz.

—Querida, si fueras madre soltera no tendría problema, pero tu chico Coreano/Americano me rompería la cara si tan sólo me acerco a ti. Y recuerda que vivo de ésto también...— Con su dedo índice señalaba su cara.

Mientras Roger y Jacky seguían discutiendo, Jane se me acercó y me apartó de ahí.

—No sabes cómo te voy a extrañar, apenas te conozco pero ya te considero una buena amiga. — Me abrazaba y le correspondí.

—Igual yo, Jane, de verdad, eres una gran chica, y espero que John se dé cuenta de eso muy pronto. Aunque yo soy de la idea de que se lo digas ya.

—No, tengo miedo al rechazo...

—Bueno, hay dos opciones, sí o no... Ve por el sí.

—Gracias, preciosa. Ten...— Me entregó un papel con un número de teléfono anotado.— Cuando quieras charlar, llámame.

—Gracias, Jane, te dejo el mío por si quieres hacer lo mismo algún día...— Saqué un bolígrafo de mi bolsa de mano y anoté mi número.— Espero que llames pronto para darme la buena noticia.

—Lo haré.

John y Freddie se acercaron a mí, la despedida fue incluso más emotiva que la anterior, pues habíamos convivido aún más y creamos un vínculo muy fuerte, sobre todo Roger y yo. Por fin nos llamaron a abordar, Brian me dio un beso largo, que hizo que todos los ahí presentes, bueno, en el grupo de amigos, soltaran un exagerado suspiro.

—Te llamaré en cuanto llegue a casa, ¿sí?— Le prometí a Brian con lágrimas en los ojos.— Y recuerda, contaré los días, y por cada uno...

—Le sumaré diez...— Volvió a tomar mi rostro, y nuestras lágrimas se mezclaron.

Nos subimos al avión y por primera vez, no quería llegar a casa.

Fueron las 8 horas más tediosas de mi vida. Me dolía el cuello, y mi pobre amiga no podía con el vómito, ese niño la hará llegar a su peso ideal más rápido de lo pensado.

—Amor mío, ¡aquí!

A lo lejos se divisaba un Yeepy emocionado con un cartelito que decía "Hwang Adams Jacqueline", no me quería imaginar cuando le dijera que estaba esperando a su hijo. Era buena señal.

—Hola, extrañas.— Se acercó Terry a ayudarnos con nuestras maletas y me dio un beso en la mejilla.

—¿De nuevo tú?— Le pregunté divertida.— ¿Acaso eres el dueño de la compañía o por qué siempre te sales cuando quieres?

—Bueno... Cuando se trata de las personas que amo, puedo darme mi espacio.

¿Personas que ama? A menos que ya supiera que su sobrino venía en camino, sino ¿por qué habló en plural?

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Holi.

-Dani. ❤️