13. También somos importantes.

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Jan Sawyer

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Jan Sawyer.


Me pongo a pensar en qué tal vez nunca habíamos estado uno tan cerca del otro. La madrugada en la que yo y Heaven compartimos un buen momento disfrutando de la música en la cafetería, la sentí bastante tensa en el fondo.

No he caminado de noche en mucho tiempo. Siempre recorro la ciudad en coche y es absolutamente diferente cuando tus pies son el transporte. Cuando soy yo quién camina, puedo oír la naturaleza, dejar que el viento acaricie mi rostro y mi cabello.

—Había olvidado lo hermosa que era esta ciudad —comento casi como si mi mente hubiese disparado el pensamiento.

—Solía caminar por aquí todo el tiempo cuando era una niña —responde Heaven mirando la calle con ambas manos en sus bolsillos.

—¿Qué te detuvo? —pregunto mirándola.

Sin embargo, Heaven no me está mirando. En cambios sus ojos verdes están aturdidos y distantes, al mismo tiempo mira las farolas del camino. Cuando nos acercamos al destino, Heaven sale de sus pensamientos, mientras sus ojos se posan en mí. Como si acabase de recordar que estoy caminando a su lado.

—Prepárate —dice luego de humedecer sus labios y forzar una sonrisa. Frunzo el ceño y al mismo tiempo Heaven comienza a empujarme a una montaña rusa que sin duda no se ve nada amigable.

—Llevo tiempo sin subirme en algo así —digo y miro fijamente el carro que da múltiples vueltas frente a mí.

—También yo —responde Heaven antes de morder su labio inferior con entusiasmo.

Comenzamos a hacer una pequeña fila para subirnos, observo los otros juegos, algunos incluso peores del que tengo frente a mí. Mi pierna comienza a moverse intranquila y Heaven comienza a verse un poco intranquila también a medida que nos acercamos.

—Si vomito, voy a matarte —susurro cerca de su oído.

—Si no te diviertes, voy a matarte.

Una mujer con una sonrisa que llega a ser espeluznante —a mi parecer—, nos indica donde sentarnos. Heaven toma asiento primero, luego yo y una barra baja para sostenernos. De pronto ambos nos tambaleamos hacia adelante y el carro empieza a rodar por las vías a toda velocidad. Mi estómago comienza a revolverse y mis ojos se cierran por el efecto que tiene la velocidad en todo mi cuerpo.

Comienzo a reírme al acostumbrarme de la sensación en mis debilitadas piernas. Heaven por su lado, también parece divertirse. Después de que esperase que continuara, el carro se detiene y la barra de color Plata frente a nosotros se levanta para liberarnos.

—Creo que me tragué el vomito unas tres veces —bromea Heaven, riéndose a carcajadas de sí misma y haciéndome reír también. Finalmente me mira entrecerrando sus ojos—. Estas pálido, ¿estás bien?

Colores Primarios ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora