01. Cerámica de baño fría.

120 22 57
                                    

Heaven Cowan

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Heaven Cowan.


A veces el mundo se siente frío. A veces puedo verme desde otra perspectiva a mí misma y ver lo que estoy haciendo mal pero simplemente no me corrijo, no me detengo, de hecho es como si yo misma tuviera la culpa de todo lo que me ha ocurrido después de abrir los ojos cada mañana y antes de cerrarlos por la noche durante el ultimo año, cada día.

Estar viva no siempre es vivir. Muchas veces solo dejo que el tiempo pase mientras mis pensamientos se comen unos a otros y finalmente me quedo con el pensamiento más muerto y desagradable. Recorro por el pasillo de mi cabeza de los pensamientos y recuerdos más horribles y por eso mi mente se siente como un cerebro frágil y pequeño. Porque la única parte de mí que envejece, es el físico. Mi mente simplemente se estanca en el pasado y no se fortalece.

Me encuentro sentada en la cerámica de mi baño, he pasado aquí gran parte de la noche. Cada vez el efecto de estar perdida mirando la nada, se desvanece, evidentemente el Xanax que consumí esta desapareciendo y dejando de hacer efecto. Cada vez me siento más real, más dolida, a pesar de que sé perfectamente que lo que hago no es la solución si no que es la peor forma para evitar la realidad. Y entonces oigo el sonido de la puerta siendo golpeada una y otra vez, cada vez más fuerte.

—Heaven, abre por favor —Oigo a mi hermano susurrar.

Me levanto de la cerámica acomodando mi ropa y le abro. El pequeño Ben se esconde detrás de mí, mis sentidos siguen sin estabilizarse pero al sentir que está abrazándome oigo golpes y una que otra cosa siendo rota en mil pedazos. Al oír gritar enojado a Mayco, el novio de mi madre, cierro la puerta de inmediato porque sé lo que eso significa.

—Es Mayco, está gritándole a mamá y está lanzándole cosas —me comunica Ben.

Me agacho y nos abrazamos para protegernos. Odio que esto ocurra cada maldita noche cuando el imbécil de Mayco llega del trabajo y no ve su cena lista y servida.

Hace unos meses atrás le hubiera rogado a alguien para que me ayudase y a alguien que tan solo me abrazara y me dijera 'todo estará bien'. Alguien que tan solo estuviese para mí y me diera tiempo de recuperar mi dignidad y mi confianza pero es demasiado tarde, nadie pensó a tiempo que las horas del reloj eran mas rápidas que los pasos apresurados de ayuda.

—¡No hagas esto!, ¡Están mis hijos! —grita mi madre desesperada.

—Heaven, tengo miedo —la voz baja de Ben, mi hermano de siete años me estremece.

—No me sueltes, Ben —le respondo.

Me siento tan débil y nefasta que tengo miedo de no ser suficientemente fuerte para proteger a mi hermano. Honestamente me mantengo fuerte porque la adrenalina me pone una armadura en el cuerpo, tan inmortal...

—Ve a tu cuarto —lo separo de mi abrazo— Enciérrate y no le abras a nadie, hasta que yo golpee como acordamos, ¿de acuerdo?

—Bien.

Colores Primarios ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora