10. Atrapada en su propia mente.

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Jan Sawyer

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Jan Sawyer.


Me acerco a Heaven con una bandeja, llevando su chocolate caliente, en lo que ella raya cosas sin sentido sobre una servilleta.

Heaven casi siempre tiene neutras y bonitas expresiones en su rostro y solo tienes que ver sus ojos verdes para saberlo; saber que tiene un mal genio la mitad del tiempo, sumándole a ello tiene los tipos de ojos que te escudriñan como si quisiera destapar todos y cada uno de tus secretos inconscientemente para no dejarse llevar por los prejuicios que su mente imperfecta le genera.

Dejo el chocolate caliente sobre la mesa y Heaven desvía de inmediato su vista de la servilleta a mí.

—Gracias —dice.

—De nada.

—¿Podrías traerme una media luna?

Asiento en silencio, oyendo la canción y jugando con mi dedos a su ritmo. Pongo una media luna en un plato y me dirijo a Heaven poniendo lo que pidió sobre la mesa.

—Voy a continuar con el trabajo, si necesitas algo, me llamas ¿Si?

—Ajá —exclama luego de mascar la media luna.

Me devuelvo a la cocina para lavar un par de platos, tasas, vasos y mucho más. De vez en cuando desvío mi mirada hacia Heaven y a las otras personas dentro de la cafetería para asegurarme de que no necesiten nada. Heaven continua rayando servilletas, debe llevar al menos dos llenas de tinta.

En lo que frego un plato me dejo llevar por la música y comienzo a cantarla en voz baja y a moverme al ritmo de ella. Heaven de un momento a otro, antes de salir de la cafetería, me mira sobre su hombro con una mirada divertida agitando sus dedos en forma de despedida. Sin siquiera pensarlo, le regalo una entretenida sonrisa de vuelta y la observo salir.

Voy a la mesa en donde la rubia estaba para limpiarla. Tomo el dinero que dejó con una mano y antes de llevarlo al bolsillo de mi delantal miro todo lo que tengo en la palma, con mi dedo muevo las monedas y noto que un papel verde claro yace sobre ella, lo tomo para ver de qué se trata encontrándome con la sorpresa de que es un billete arrugado de un juego de mesa.

Al encontrar algo escrito en él mientras deslizo mis dedos, estiro el billete de papel por completo y leo lo que está escrito. Heaven dejó su número de teléfono escrito con unos lindos números y agregó:

"No se lo pidas a Agni, arruinaría todas mis excusas para odiarte Apuesto que nunca te han dado un billete de monopoly como propina.

Gracias, -Heaven"

Heaven en serio dibujó un corazón imperfecto y amorfo luego de "confesar" que me detesta. Ella puede ser tan impredecible. Eso me hace torcer mis comisuras hasta sonreír ampliamente, veo el billete riendo una vez más para luego guardarlo en un bolsillo de mi delantal.

Colores Primarios ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora